Puestos a elegir a quién sacrificar para garantizarse la investidura, el táctico Sánchez ha decidido que sea a los socialistas navarros y no a los socialistas canarios. Y ha hecho bien: la operación de Navarra no sólo impide que el PSOE navarro pacte con los herederos de Batasuna el Gobierno foral, sino que logra a cambio de dejar al PSOE fuera de esa operación, la abstención de los dos diputados de UPN en su investidura. Está por ver hasta dónde llegará la reacción de un PSOE navarro que ya tuvo que soportar una operación parecida en 2007, cuando el Partido Socialista de Navarra intentó pactar un gobierno con los nacionalistas más moderados y tuvo que renunciar a hacerlo. Entonces se le llamó a aquello el agostazo, y a punto estuvo de suponer un cisma que no llegó a producirse, pero que esta segunda vez apunta maneras más broncas. La dirección del PSOE envió hace un par de días un ucase a su federación navarra prohibiendo que la candidata María Chivite forme Gobierno con el apoyo de Bildu -aunque sólo fuera con la abstención del partido batasuno-, aplicando aquí un criterio diferente al que permitió a Sánchez -con los dos votos de Bildu en el Congreso- convertirse en presidente merced a la censura contra Rajoy. En Ferraz explican que no es lo mismo votar una censura que votar una investidura, obviando que la censura en España lleva aparejada la investidura automática del candidato propuesto por los censurantes. Pero no voy a quejarme de la doble vara de medir de Sánchez. Si esto es una rectificación que va a crear escuela, bienvenida sea. Aunque es inevitable, conociendo el percal, que uno sospeche que se trata de una decisión oportunista: si los dos diputados de UPN no fueran tan necesarios para esta investidura como lo fueron los dos de Bildu para la otra, me da a mí que Sánchez no habría puesto pegas al acuerdo de Chivite con los ex etarras.

Así las cosas, si no se producen novedades -que el PSOE navarro se rebele, que el PNV se cabree por lo de Navarra y no apoye a Sánchez, o que los diputados independentistas presos dimitan y sean sustituidos- la abstención de UPN dinamita el valor de los dos votos de Coalición en el Congreso. Sánchez no lograría la investidura en primera votación, pero al sumar 173 votos frente a 172, sería presidente en la segunda. Por eso el hombre no se ha molestado en hacer ningún movimiento. Tendrá su cosa ver cómo dos diputados que consiguieron su acta en una candidatura apoyada por el PP y por Ciudadanos -Navarra Suma- facilitan la investidura de Sánchez. Pero una cosa es conseguir los votos para ser presidente, y otra conseguir los votos para gobernar, como bien sabe ya Sánchez? esta abstención de la derecha navarra en la investidura no le garantiza al presidente una legislatura tranquila.

Mientras tanto, en Canarias, quienes creían en la importancia de los dos votos nacionalistas en el Congreso para forzar al PSOE a llegar a un acuerdo con Coalición, se han quedado con las ganas. Aquí abajo, Gobierno, cabildos y ayuntamientos dependen de lo que haga Casimiro Curbelo. Que está a la espera de lo que haga Ciudadanos, que se debate entre apoyar un Gobierno de Coalición, Curbelo y el PP, o abstenerse y permitir un Gobierno del PSOE, Nueva Canarias, Podemos y Curbelo. Es un buen dilema, excepto para Curbelo. Porque Curbelo siempre gana.