En los puntos, palabreos y cantos de piques se anuncian las réplicas a la primera estrofa, la que marca el asunto y/o desata la controversia; cualquiera del coro, o el corro, anuncia con ritmo y entusiasmo los versos que darán continuidad o pimienta al relato. Podríamos aplicar este uso a las elecciones del próximo domingo y señalar que, en cuanto a lo mollar, no ha variado la letra ni la música -todos contra todos, incluso los aliados virtuales- y, en cuanto a las maneras, son previsibles y francamente mejorables. No seríamos justos si no reconociéramos que, en estos comicios múltiples, el hecho diferencial canario se manifiesta en la quinta urna, la estrambótica lista regional en la que, sorpresas te da la vida, no aparecen todos los potenciales candidatos a presidir el Gobierno autónomo.

Por la piel de toro, no hay novedades en los argumentarios ni en su presentación a los electores; persiste la grave, bronca y cansina cuestión catalana que, en un ejercicio de patriotismo y sensatez, deberían sobrevolar los partidos con vocación de gobierno -que en teoría deben ser todos- para atender las necesidades del pueblo llano frente a la insoportable fijación de unos políticos listos y una población abducida por la flauta secesionista, una marcha como la de Hamelin, comprensible si se quiere, pero sin salida. Dentro del marco legal y con el debido respeto al poder judicial, que deberá decidir en tiempo y forma, eso sí, procede dialogar hasta la saciedad para suavizar relaciones y hacer viable la convivencia entre distintos.

Las maneras de la segundita, dejan mucho que desear. La pausa de cortesía por la muerte de Pérez Rubalcaba dio paso a las aceleradas procesiones por la pradera de San Isidro -gorras, claveles dobles, rosquillas y chotis desafinados- y a los mítines ácidos, con las mismas perchas y volúmenes que en las pasadas generales; abrazos y carantoñas a ancianos y niños; promesas sobre los impuestos -arriba o abajo- que nunca se cumplen del todo, saltos al mar libre, disfraces de superhéroes, voluntariosos ensayos musicales y coreografías lamentables. No se sabe si en busca de votos o de otras alternativas. Para los dos días que quedan, sería aconsejable que no reaparecieran los insultos, porque, tal como están los sondeos, desde la noche del 26 de mayo, todos tendrán que hablar con todos y enseñar cada cual sus cartas que, además, ya va siendo hora.