Hace un buen puñado de meses, dije con burla que el alcalde de La Victoria, Haroldo Martín, agasajó a sus vecinos subiendo a los Reyes Magos durante una cabalgata en una Toyota pick up. Aquello fue un ridículo espantoso que sí conté. Utilizó a sus negros para que me machacaran, a todo periodista que tenía presuntamente pagado (porque tengo facturas) le dijo que por escrito o en la tele me destartalaran. Lo que ocurre es que a mí eso me da mucha vida, porque me va la marcha y he bailado con el diablo. El otro día estuve en La Victoria y es una vergüenza. Están todos los viarios patas arriba, obras a medio terminar; y ahora, se han dedicado como a pintar las calles de negro para que parezcan nuevas (digo yo). Y con una capa de asfalto insultante para los victorieros. No me gusta Haroldo por cómo se maneja. Si no recuerdo mal, anunció que esta era su última legislatura al frente de la Alcaldía de La Victoria, pero Haroldo no se va ni con agua caliente.

A este no lo mueven del sillón sino los vecinos con sus votos. La Victoria llegó a ser un municipio precioso donde tengo grandes amigos y transito a menudo, pero su alcalde hace cosas que me llaman poderosamente la atención, como ir a FITUR. ¿La Victoria en FITUR? ¿Compitiendo con todos los grandes destinos turísticos del mundo y sin tener un solo hotel? De locos. Me gustaría saber cuánto volumen de negocio le ha traído a La Victoria aquellas vacaciones del alcalde y su equipo. El coche oficial utilizado y conducido por él como si fuera propio, créditos por 10 millones de euros aproximadamente para deprisa y corriendo acometer obras de antaño que se pagarán con dinero que tendrán que poner todos los vecinos. Y cosas de las que me niego a ahondar por dignidad personal, como los robos siniestros en el ayuntamiento y el dinero que se guarda en las gavetas. Es una pena, un municipio que era referencia en el norte de Tenerife, está absolutamente dejado de la mano de su actual alcalde. Y es que da la impresión de que no se ha hecho otra cosa que gestionar la inercia durante su lamentable mandato.