Ciudadanos afronta el ecuador de su proceso de refundación, con el fin de intentar sobrevivir en las citas electorales de 2023, con el "proceso de escucha" ya terminado y convencidos de que han conseguido vencer el escepticismo inicial entre las bases para dar paso a "un optimismo creciente" entre militantes y simpatizantes.

Según afirma el portavoz del proceso de refundación a EFE, Guillermo Díaz, están logrando reconectar con la militancia y aplacar las voces críticas que resurgieron con más fuerzas después del desastre de las elecciones andaluzas, en las que los naranjas perdieron todos sus diputados, sumando otra debacle más.

Estas corrientes críticas pidieron con insistencia la cabeza de Inés Arrimadas y una asamblea extraordinaria, pero tres meses después de que Cs abordará el proceso de refundación para reiventarse en el espacio de centro y aguantar el envite de las elecciones que vienen, esas voces se han ido calmando al entender que el proceso que está abordando Cs "es muy serio", señala el portavoz y se han ido "vaciando de argumentos".

Díaz explica que el proceso para recoger las propuestas de los afiliados se da por cerrado después de hacer más de 2.000 encuestas, en las que se han plasmado las principales preocupaciones y objetivos de las bases de cara a reflotar el partido.

Con esta encuesta como referencia, Cs ha elaborado un decálogo con los ejes políticos de la formación que ahora les tienen que difundir entre la afiliación y posibles electores de aquí a final de año, que es cuando está más o menos prevista la celebración de la Asamblea extraordinaria, aunque ya ha arrancado la gira por toda España que han llamado Destino Refundación para tratar de recuperar el pulso.

Creen que van en el camino correcto porque, por ejemplo, Arrimadas ha logrado situar "en el centro del debate político" el tema de las pensiones y la necesidad de consensuar "un pacto intergeneracional justo", una de las cuestiones más repetidas en estas encuestas que han hecho, dice Díaz.

El cuestionario incluía también una pregunta sobre la necesidad o no de cambiar la marca del partido, que podría estar quemada por tantas derrotas electorales y han podido comprobar que no hay una respuesta mayoritaria en favor de renovar las siglas, señala Díaz, apuntando a que será la militancia la que finalmente lo decida.

Ese decálogo, en el que han "fusionado" las respuestas de las entrevistas que han hecho con las propuestas del equipo técnico, podría ser el pilar del programa electoral de Ciudadanos y la carta de presentación de la ejecutiva que está dirigiendo todo este proceso en el cónclave del partido bien sea de la mano de Arrimadas o del que gane las primarias.

La presidenta de Cs no desvelará hasta el último momento si decide postularse para continuar al frente de los naranjas o cede el paso a otros dirigentes, como podría ser Edmundo Bal, a quien otras fuentes del partido ven como su posible sucesor si Arrimadas optara por no continuar.

En todo caso, este decálogo tampoco se sale de sus banderas tradicionales, que defienden un sistema único de educación, un Estado más pequeño, la supresión de las nacionalidades porque "son una excusa para la desigualdad" -recalca Díaz-, auditar el gasto público, una mayor integración en Europa o la conciliación.

Sí llama la atención el especial hincapié que hacen en el ámbito digital, incluso concretando una equiparación en garantías y derechos de las criptomonedas al resto de actividades financieras convencionales: "es un tema que nos sale de manera recurrente´", afirma el portavoz al señalar que el perfil de potencial votante de Cs está muy vinculado a este mundo.

Ciudadanos se agarra a este proceso de refundación esperando sacar la cabeza después de acumular desastres electorales y políticos desde 2019, que han dejado a Cs al borde de la desaparición y con un tercio de militancia (de más de 30.000 que llegaron a tener a unos 12.000 actuales).

Ahora, ante el espejo de la realidad aspiran a ser un partido minoritario pero con influencia, al estilo de los grupos nacionalistas del Congreso, enterrando el proyecto faraónico de Albert Rivera que pretendía superar al PP y que les condujo finalmente a la irrelevancia.