La mañana de ayer la vivió con esa mezcla indeterminada y compleja, difícil de digerir, entre alegría y amargura. "Recordé con pena a mi madre, fallecida ahora hace dos años, que tanto luchó y sufrió en sus carnes, siendo además una niña, la cruel represión de la dictadura". También su memoria viajó con las viudas de otros muchos represaliados, de aquellas mujeres que compartían tardes de dolor y confidencias, de medias voces, de susurros entrecortados y miedos. "Toda una generación que hoy está prácticamente desaparecida y que, desafortunadamente, no ha podido disfrutar de un día como este 24 de octubre y vivir la exhumación de Franco".

Mercedes Pérez Schwartz, licenciada en Filosofía y Ciencias por la Educación por la Universidad de La Laguna, ejerció de bibliotecaria del Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife y como militante del PSOE fue concejal en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y senadora. Ahora ocupa el cargo de presidenta de la Asociación de la Memoria Histórica de Tenerife.

¿Qué sensaciones, qué emociones ha vivido este 24 de octubre?

En primer lugar, una inmensa alegría porque considero que tenemos un país que, afortunadamente, está respondiendo a las expectativas de una verdadera democracia y a los valores de la libertad. Ahora bien, ciertamente creo que se ha tardado mucho tiempo, más del deseable, en sacar los restos del dictador del Valle de los Caídos. De otra parte, también he sentido desilusión por algunos políticos de izquierdas, como es el caso de Pablo Iglesias, que hace una lectura simplista y oportunista de este momento, señalando que se trata de un acto electoralista del PSOE. Si se ha retrasado la exhumación ha sido, fundamentalmente, porque la familia ha interpuesto un recurso tras otro, obstaculizando la actuación de un Gobierno que, no debe olvidarse, está mandatado por la decisión tomada en el Parlamento español.

De fondo, ¿la han asaltado esas imágenes de abuelas y abuelos, de familias enteras, de tantas y tantas memorias personales?

Claro, te embarga una gran tristeza por tanta y tanta gente... No hay más que pararse a pensar en los miles de republicanos que hay enterrados en ese mausoleo, conjuntamente con su verdugo. ¡Esto clama al cielo! En mi caso, como mantengo contacto con familias de personas desaparecidas, percibes esa tristeza y también el miedo que, aún a día de hoy, pervive en lo más hondo. Durante toda la mañana, siguiendo los acontecimientos delante del televisor, no he parado de repetirme que este país necesita seguir cambiando.

En su caso habrá rememorado la figura de su abuelo, José Carlos Schwartz, el último alcalde republicano de Santa Cruz de Tenerife, asesinado y, como muchos otros, desaparecido.

Claro... (Pausa). No hay derecho a que la familia del dictador haya puesto tantas pegas a la exhumación y posterior inhumación del cadáver de Franco, cuando mi abuelo, como tantas otras personas a quienes los golpistas mataron aquí, en Tenerife, no cuentan con una sepultura y un entierro dignos y, como desaparecidos, sus familiares no han podido darles un entierro como merecían.

¿Cree que la sociedad española vive aún bajo una pesada losa?

Han pasado muchos años. Hay personas que por razón de edad no conocieron la Dictadura, ni los gobiernos de la UCD ni tampoco el de Felipe González. Hago autocrítica y sostengo que ahí, los partidos de izquierda hemos fallado. No hemos enseñado a los jóvenes qué fue lo que pasó en este país.

¿Todavía persiste el miedo?

Cuando hablas con los familiares de personas que sufrieron la represión franquista, que continúan buscando los cuerpos de los suyos, percibes el miedo a decir, a contar. No es ni más ni menos que seguir al pie de la letra la orden dada en su día por el general Mola, uno de los sublevados: crear el terror para que nadie se mueva. Y eso se ha mantenido en el tiempo, se ha instalado como parte de las vidas de mucha gente.

¿Hace falta pedagogía?

El otro día charlaba con el alumnado de un Instituto de Icod de los Vinos y no les sonaba nada de nada este momento tan crucial nuestro historia. Y es que o bien los libros de texto no hacían mención a este periodo o bien, por razones de programación, estos contenidos se quedaban para el final y no se llegaba a dar esa materia, por lo que lógicamente se entiende que no hayan podido conocerlo y eso, entiendo, es una responsabilidad política.

¿Cree que el acto de este jueves representa un homenaje a las víctimas del franquismo?

Sacar al dictador del Valle de los Caídos es, sin duda, el mayor de los homenajes, pero no basta. El segundo paso está en vías, y me refiero al cambio de nombres de calles, de elementos, simbología y de honores a los golpistas y a quienes durante el franquismo cometieron múltiples tropelías. Hoy (por ayer) pensaba que quizá la exhumación de los restos de Francisco Franco puede hacer reflexionar a los ayuntamientos sobre la urgente necesidad de acometer estas medidas, en la justicia que representa aplicar, como es debido, los contenidos que se incluyen en la Ley de Memoria Histórica. Ahora bien, entiendo que lo ideal es que no hubiera sido así, pero desgraciadamente se produjo un golpe de Estado contra un gobierno legalmente constituido como el de la República, al que sucedió una cruenta guerra civil.

Tras corregirse lo que muchos han dado en llamar una anomalía histórica, ¿considera que España es hoy un país más democrático que ayer?

Esta España democrática tiene una asignatura pendiente, y no excluyo a ningún partido político de esta responsabilidad: la de enseñar a la ciudadanía la historia real de lo que sucedió en este país. O no se ha enseñado, ocultándola, o se ha hecho falseando la verdad.

¿Qué le diría a esa gente que persiste en mantener la amnesia, extendiendo un velo sobre esta época de la historia, que habla de no remover el pasado y de no jugar con los muertos?

La gente que abandera esa amnesia, por supuesto nada inocente, sea dicho de paso, es fácilmente identificable y en lugares pequeños como el nuestro se reconocen con aquellos familiares y afines de los represores, de esos que protagonizaron y también apoyaron el golpe de Estado de 1936 y que hoy por hoy continúan alineados en la más pura y casposa derecha. Les respondería, simplemente y sin acritud, que respetaran el derecho que nos asiste a enterrar a nuestros muertos con la dignidad que se merecen.

El documento de la Ley de Memoria Histórica contempla diferentes propuestas para articular a la resignificación de un lugar como el Valle de los Caídos. ¿Hacia dónde se orienta su idea?

Yo a eso de la resignificación le tengo mucho miedo. Se me ponen literalmente los pelos de punta cuando escucho esta palabra. Si se piensa hacer algo similar a lo del campo de concentración de Auschwitz, me parece correcto: un lugar didáctico en el que se explica lo que ha sucedido. Y creo que eso se puede aplicar perfectamente a un espacio como el Valle de los Caídos. Pero cuando oigo hablar de la resignificación, por ejemplo, en el caso del llamado Monumento a Franco, en nuestra capital, sencillamente me aterro y me indigno.

"Una sociedad no puede sonreír al futuro con sus muertos escondidos". Esta frase la pronunció el papa Francisco.

Es una persona que me convence, y aunque difiera con él en algunas cuestiones, creo que en este caso lleva una razón enorme. Es un papa moderno, adaptado a los tiempos, y creo que si se lo permiten podrá cambiar las viejas estructuras de la Iglesia.