La Palma vive inmersa en el debate social sobre el agua. Años de sequía que están provocando que el sufrimiento de los agricultores, sector importante de la economía palmera, haya traspasado más allá de los muros de sus fincas y se convierta en un problema de toda la Isla. Vivimos semanas en las que el juego político ha pasado a ser también protagonista de la búsqueda de soluciones para allanar esta situación. Pero, mientras tanto, las fincas de plátanos, aguacates o papas se secan.

Se respira crispación en los foros de discusión para la toma de medidas que solventen, al menos este instante de incertidumbre, pero mientras responsables políticos y de organizaciones agrarias mantienen cierto conflicto de intereses y en sus actuaciones, quienes lo sufren son aquellos que cada mañana siguen mirando al cielo desde sus explotaciones agrarias con la esperanza puesta en que la lluvia pueda ayudar a aliviar la situación.

Pedro Padrón es uno de esos agricultores. Después de muchos años perteneciendo a organizaciones agrarias, presidir cooperativas y ser miembro del Consejo de ASPROCAN, ahora se define como un agricultor independiente, que tiene la obligación de trabajar su finca porque de ella paga las facturas.

Él, que de su padre no sólo heredó los plátanos, sino también el sobrenombre de Melo, ha sido de los agricultores activos en estos momentos de fluctuación hídrica. Pedro ha participado en todos los encuentros públicos y privados que se han celebrado en con el agua como tema de debate, "aunque en alguno de ellos no me han dejado entrar", señala entre risas.

También ha sido uno de los firmantes de las distintas peticiones para que se permita al ingeniero Carlos Soler entrar en las instalaciones el túnel de trasvase y poder comprobar en el lugar el actual estado de la infraestructura, completando su informe favorable a aumentar la extracción de aguas del mismo.

"Es lo único que hemos pedido, sólo que lo dejen entrar, y que se hagan los sondeos, que por sí mismo pueden dar agua", reafirma nuestro protagonista, quien también ha querido dejar claro que nunca se ha mostrado contrario a cualquier otra actuación que permita poner más agua en el sistema hídrico de La Palma.

Mientras tanto, las fincas se secan. Pedro "tiene la suerte" de contar con un estanque que le permite almacenar algo de agua. "Estoy intentando ahorrar todo lo posible", pero también lamenta que después del temporal de viento de hace dos semanas "la única manera de recuperar los cultivos es con agua".

Aun así, ha pasado de regar en 35 minutos a rebajarlo hasta 20, "pero no puedo ahorrar más", indica. Afortunadamente para sus plátanos "el agua de su zona aún tiene calidad, pero la conductividad cada día es peor".

Esa suerte no la están teniendo otros compañeros, "si te das una vuelta por las fincas de la costa ves como las plataneras están tristes", para añadir que la actual situación se ha convertido en una 'tormenta perfecta' en la que "encima contamos con precios malos para la fruta".

Pedro lamenta el tiempo perdido en la búsqueda de soluciones, confía en que la medida dada por el Consejo Insular de Aguas de reactivar pozos permita incluir más agua en el sistema y ser trasladado al Valle de Aridane, pero, sobre todo, no renuncia a que en algún momento se pueda producir una intervención en el túnel de trasvase.

También es crítico con las instituciones y la forma que han tenido de gestionar este problema. "Ha sido bochornoso cómo han tratado a los agricultores de esta Isla; nos han tenido una falta de respeto enorme", sentencia, teniendo palabras duras para quienes señala que están provocando que muchas fincas ya estén dejando de regar parcelas.

Pedro reconoce que muchas mañanas ya le cuesta salir de su casa para ir a atender sus plátanos. "Te preguntas que para dónde vas, y piensas que lo mejor es quedarte en casa", pero para él, lo peor, es que "por una lucha política se están secando fincas".