«Estamos al menos acompañados». Así se expresa Concepción Díaz, más conocida como Conchi, cuando se le pregunta por el proyecto del Ayuntamiento de La Laguna contra la soledad no deseada en el que ha participado. Se trata de una pequeña acción con la que el Consistorio aborda un problema creciente en España, el de mayores de 65 años que se ven sin redes de apoyo, o con familiares que no tienen el tiempo que les gustaría para poderlos atender. Esas circunstancias suelen incrementar el deterioro mental y físico.
La iniciativa de la que ayer hizo balance el Ayuntamiento y la Asociación Canaria de Cooperación Solidaridad Internacional ya finalizó. Si bien es a pequeña a escala, intenta mejorar la situación de este colectivo. Según la web del Consistorio, en el municipio hay unas 40.000 personas de más de 60 años. Estas, frente a los 158.010 habitantes totales con los que contaba en 2021, representan en torno al 25%. En este caso, la asistencia ha sido durante siete meses a 40 mayores de 65 años. En una nota de prensa enviada tras el acto de cierre, que tuvo lugar en el Centro Ciudadano Las Madres –ubicado en el Polígono Padre Anchieta–, desde el Ayuntamiento precisaron que se centraron en usuarios «con un perfil de dependencia, vulnerabilidad, exclusión social y soledad no deseada o en alto riesgo de padecerla».
Hasta Las Madres fue el concejal de Bienestar Social y Calidad de Vida, Rubens Ascanio, que posó con los mayores en una foto de grupo y asistió a las explicaciones sobre el proyecto. Pese a que apenas se trata de una hora a la semana, la propuesta supone una válvula de escape para los mayores y aporta tranquilidad a las familias. Conchi, por ejemplo, señala que esta actividad le «despierta un poco la mente». «Me ha llevado a caminar, hemos hecho como rompecabezas...», indicó esta vecina de la zona de Los Baldíos.
Paseos por Bajamar
Otro caso es el de Esperanza, que calificó la acción de «genial». «Cristian viene a mi casa y damos un paseo por el pueblo y lo llevo por los sitios, sobre todo por los antiguos, los que no se ven», comentó esta usuaria procedente del pueblo de Bajamar. La acompañaba Daniel, su hijo, cuya valoración también fue positiva: «Es un proyecto beneficioso tanto para los usuarios como para nosotros, los familiares». Puso de relieve que personas como su madre pasan muchas horas solas y que esta actividad se convierte en una motivación, en una razón más para levantarse por la mañana.
El Cristian al que hizo referencia Esperanza es Cristian Macías, el coordinador técnico de esta iniciativa, que cuenta tanto con profesionales como con voluntarios. «El equipo, integrado por profesionales del trabajo social y la animación sociocultural, así como por personas voluntarias con experiencia en la atención a estos perfiles, ha adaptado el programa de actividades a las necesidades y demandas de cada beneficiario, con una metodología abierta, flexible y participativa que ha incluido acciones socioculturales, de estimulación cognitiva, acompañamiento y ejercicio físico adaptado, todas ellas orientadas a mejorar su autonomía y calidad de vida», expuso el Consistorio lagunero en la nota de prensa.
«Hemos adaptado las necesidades de los vecinos de forma individualizada, centrándonos en cada caso, priorizando sus gustos y capacidades, buscando mejorar o paliar el posible deterioro físico y mental, y ofreciendo herramientas para luchar contra la soledad, el aislamiento y el sedentarismo», sostuvo Macías, que consideró que han promovido «el envejecimiento activo y dinámico como acción preventiva en relación con posibles ingresos en centros residenciales de mayores». El presidente de Sí Canarias, José Luis Ruiz, participó en este encuentro de «cierre de este programa de atención social tan interesante y motivador, con el que esperamos continuar vista la gran acogida por las personas usuarias para llegar a más vecinos».
Desde el Ayuntamiento también apuntaron que este proyecto se enmarca en el primer plan transversal de acción La Laguna, ciudad amigable con las personas mayores, «con el que el municipio busca su inclusión plena en la Red Mundial de Ciudades Amigables y su reconocimiento por el Imserso como localidad promotora de estos valores». Rubens Ascanio expresó: «Entre otras cuestiones que planteamos está la necesidad de amplificar y mejorar todos los servicios de atención a domicilio de las personas mayores que tienen un mayor grado de vulnerabilidad o de dependencia». Y también manifestó: «Estamos realizando proyectos que tienen que ver con esa dinamización y lucha contra la soledad no deseada, que afecta a un número importante de vecinos de La Laguna, especialmente aquella población de más de 60 años que necesita ese acompañamiento para recuperar, después de la etapa pandémica y del aislamiento que han vivido, esas redes sociales y comunitarias y también mejoras que tienen que ver con la salud a todos los niveles».
Un programa global
El programa global La Laguna, ciudad amigable con las personas mayores se articula en torno a la participación de las personas mayores, el mantenimiento de su autonomía el mayor tiempo posible y la mejora del medio físico en el que transcurre su vida en el municipio, todo orientado a promover el envejecimiento activo y a que no tengan que abandonar el entorno en el que desarrollan su vida. Así, se articula en ocho grandes líneas de acción para la mejora de los espacios al aire libre y edificios, transporte, vivienda, participación social, respeto e inclusión social, participación cívica y empleo, comunicación e información, así como servicios de apoyo comunitario y de salud.
«Durante este periodo, el proyecto, complementario a la prestación asistencial del área, ha desarrollado individualmente diversas actividades para mejorar la condición física, cognitiva y anímica de estas personas y solventar su situación de aislamiento, una propuesta en consonancia con el modelo lagunero que, frente a las macro residencias, apuesta por un sistema de atención domiciliaria para que las personas mayores y dependientes puedan mantener ese vínculo necesario con su entorno más cercano y no tengan que abandonar su hogar ni el barrio en el que han forjado toda una vida».
Ascanio destacó que, «con programas de atención comunitaria y social como este, queremos poner el foco en la importancia de promover una estrategia local de envejecimiento activo para paliar la soledad no deseada, el aislamiento y el sedentarismo, realidades que se están convirtiendo en una auténtica lacra y que derivan en la aparición o el empeoramiento de enfermedades físicas y cognitivas y en la exclusión social». La iniciativa «permite complementar los servicios que ya prestamos, por ejemplo y entre otros recursos, a través del Servicio municipal de Atención Domiciliaria e ir más allá y cubrir las necesidades de aquellas personas que no consiguen acceder por sí mismas al amplio programa de dinamización sociocultural, lúdico y de bienestar personal que ofrece el municipio para el colectivo de mayores, ya sea por su movilidad, situación psicológica o circunstancias familiares, convirtiéndose, además, en un puente para que conecten con las actividades colectivas».
