¿Qué tipo de perfil profesional debe tener un trabajador de un archivo de estas características?

No solo le tiene que gustar la profesión que desempeña sino estar enamorado de ella. Sin eso no hay nada que hacer... Muchas veces me preguntan cuándo me jubilo y esa es una cuestión que no sé contestar porque este oficio me sigue atrapando. Las personas que ahora se forman para trabajar en un archivo se enfrentan al reto de la documentación electrónica. El 80% del temario que hay que estudiarse para obtener una plaza de archivero está relacionado con este formato.

¿El manejo de esa documentación electrónica no «enfría» las emociones de un archivero?

No estar en contacto directo con el documento original sí que genera esa sensación de frialdad. Puede que para alguno resulte una exageración, pero aquí hay actas con 500 años de antigüedad que puedo reconocer por el olor de su tinta. Trabajar en una nube electrónica no te permite experimentar este tipo de sensaciones.

Además las nuevas tecnologías tienen el riesgo de los filtros, es decir, que por una rendija se pueda «fugar» un dato que a posteriori sea valioso, ¿no?

Si los programas no se diseñan de forma correcta esa es una amenaza más que evidente... La documentación electrónica tiene la virtud de ser instantánea, pero los riesgos de perder datos que puedan ser determinantes para una investigación son elevados.

¿Un espacio tan laberíntico como este se puede llegar a tener controlado al cien por cien?

Siempre hay un minúsculo margen para la sorpresa, pero los catálogos e inventarios son una ayuda. El otro día, por citar un ejemplo cercano, encontramos la partitura original del concierto de las campanas del 1991 «escondida» en la carpeta de otro expediente. No sé cómo acabó allí, pero se recuperó y ahora está en el lugar que le corresponde. No es por nada, pero este es uno de los pocos archivos de Canarias que está al día y, por lo tanto, lo tenemos bastante controlado.

¿Aquí no se aburren?

Han sido más de 30 años de trabajo, pero podemos presumir de tener el archivo ordenado y al servicio de la ciudadanía, que al final es una de las razones de ser de estos fondos. Hay necesidades básicas que no tenemos y que ya hemos trasladado al equipo de gobierno, como es la falta de espacio, pero ese es un problema que queremos arreglar a corto plazo con un contrato de servicio externo de custodia que afectará a una parte del archivo administrativo. El histórico no se toca.

¿Esa falta de espacio supone un inconveniente en el día a día?

Uno de mis retos es limpiar este Ayuntamiento de papeles. Hay oficinas que están a tope, pero ya no podemos recibir más expedientes porque nos hemos quedado sin espacio. Un fondo organizado posibilita que los procedimientos administrativos se aceleren, pero hay otra vía de servicio asociada al Artículo 105 b de la Constitución, que garantiza el derecho a estar informado que tienen todos los españoles. Un archivo es una administración de cristal, un espacio transparente al que acudir para poder consultar un documento. La digitalización de este archivo es una ventana que se abre a la ciudadanía.

35 años entre papeles

Empezó a trabajar en el Archivo de La Laguna cuando la responsable de los fondos era Francisca Moreno Fuentes. Eso sucedió hace ya 35 años, concretamente, unos 24 meses después de que Pedro González, alcalde de la ciudad con el PSOE, inaugurara su actual ubicación. «Doña Paquita, como cariñosamente era conocida la encargada de este servicio, nos enviaba las cajas de documentos y empezamos a clasificar y ordenar», señala Luis González Duque de sus primeros pasos como funcionario municipal. El historiador aún era un auxiliar cuando le llegó la jubilación Moreno Fuentes y este se preparó un concurso de promoción interna que acabó ganando. A finales de los ochenta los conocimientos sobre archivística en Canarias eran limitados. «Ni estaba registrado como una formación universitaria ni existía el boom que hay en estos momentos», subraya el lagunero antes de explicar que tuvo que empezar a formarse en cursos que se impartían en la Península. Ya como integrante de la Mesa de Trabajo de Archivos de la Administración Nacional González Duque evolucionó de alumno a profesor: ha impartido casi 150 cursos especializados sobre el trabajo en un archivo.