Los pasos de Semana Santa y las cofradías de la provincia de Santa Cruz de Tenerife se quedan por segundo año consecutivo en el interior de los templos. El Obispado de Tenerife confirmó ayer lo que se esperaba: no habrá procesiones ni otros actos en la calle. La entidad dio a conocer a través de su portal de comunicación que su titular, Bernardo Álvarez, ha suspendido mediante un decreto, fechado el martes, “los actos de culto de Semana Santa fuera de los templos” y ha establecido “distintas normas para la vivencia de la venidera Semana Mayor”. Se trata de unos “criterios comunes para toda la Diócesis Nivariense, que deberán tener en cuenta todas las cofradías y hermandades, parroquias, grupos parroquiales y demás asociaciones de fieles involucradas en dichas celebraciones”.

Concretamente, la resolución del prelado nivariense impide todos los actos religiosos en la calle, tales como procesiones, viacrucis y cualquier otra manifestación de fe en la vía pública. “Las celebraciones litúrgicas y otros actos de piedad tendrán lugar en el interior de los templos, respetando siempre la normativa sanitaria, y en su caso diocesana, vigente en cada momento, evitando siempre que cualquier actividad exceda el aforo establecido o se produzcan aglomeraciones que puedan ser causa de contagio”, manifestaron desde el Obispado.

Procesiones claustrales

Según las directrices marcadas desde la Diócesis, en las iglesias solo podrán celebrarse la procesión claustral con el Santísimo Sacramento el Jueves Santo para el traslado al monumento y la del Domingo de Resurrección al finalizar la eucaristía, permaneciendo los fieles en sus respectivos asientos. “Considerando que la celebración de la Semana Santa no queda suprimida, exhorto a todos los fieles de la Diócesis a vivir, con hondura e intensidad renovadas, las celebraciones litúrgicas y otros actos de piedad, especialmente las del Triduo Pascual”, expresó Álvarez en el documento.

Desde el entorno cofrade recibieron la noticia con algún lamento pero sin mayores sobresaltos. Se esperaba e, incluso, había hermandades que ya estaban trabajando sobre propuestas para la celebración de la Semana Santa sin salir a la calle. “Asumimos la decisión tomada. Es muy duro; por segundo año se suspenden las procesiones, pero vamos a vivir la Semana Santa; eso no se suspende”, manifestó el presidente de la Junta de Hermandades y Cofradías (JHC) de La Laguna, Miguel Ángel Martín. “La procesión es una manifestación de fe en nuestras calles; las hermandades y cofradías jugamos un papel muy importante en la vida de la Iglesia. A todos nos ha desbordado la pandemia, alterando profundamente nuestra vida. Las hermandades y cofradías viviremos nuestra fe, acompañaremos a Cristo desde el interior y volveremos a salir a la calle a dar testimonio de nuestra fe”, consideró.

Entre los cofrades de La Laguna, sede del Obispado y que cuenta con una de las principales semanas santas del Archipiélago, primaba este miércoles la resignación. Todos los consultados –tanto los que opinaban abiertamente como los que preferían que su nombre no apareciese en el texto– coincidían en que la decisión es “la normal”. “Era lo previsible”, expresó Carlos Moreno, que fue durante años secretario de la Junta de Hermandades y que pertenece a la Cofradía del Rescate y a la Esclavitud del Cristo. “Lo que toca ahora es participar en las actividades que desde la Diócesis convoquen para vivir la Semana Santa de la manera más digna posible y cumpliendo todas las medidas de seguridad”, manifestó.

Otro cofrade conocido de la Ciudad de los Adelantados, Toni Cedrés, también situó la determinación adoptada dentro del terreno de lo previsible. “Me parece bien la decisión tomada por parte del Obispado; se veía venir tal como están las cosas por la covid-19”, afirmó. “Ya vendrán tiempos mejores y se podrán hacer los actos externos de la forma que lo hacíamos antes; nos toco vivir esta época, aprendamos de ella”, señaló este integrante de la Esclavitud del Cristo de La Laguna.

Efectos tras el ‘parón’

Otro destacado miembro de este mundillo en Aguere puso el foco en posibles efectos tras dos años de parón. “Es algo que me preocupa, porque la gente puede ir estableciendo nuevos hábitos o, sencillamente, se puede acostumbrar a no ir, máxime teniendo en cuenta que las cofradías llevan años de capa caída y cada vez cuentan con menos gente joven”, indicó. Precisamente esos aspectos fueron tocados por Germán F. Rodríguez, historiador y cofrade de Los Realejos. “Es la decisión más segura, pero hay que ver cómo va a afectar a la participación, al vínculo del pueblo con la Iglesia; esa es mi duda”, analizó sobre el pronunciamiento episcopal. “El decreto del obispo está en sintonía con lo que han hecho otros en otras diócesis. No es el primero, pero, si bien la procesión en la calle es una catequesis, creo que debería plantearse la posibilidad de procesiones claustrales”, opinó, antes de señalar que “en el decreto lo prohíbe y lo limita a procesiones claustrales solo reservadas para el Jueves Santo y al Domingo de Resurrección con el Sacramentado”.

Desde Santa Cruz y, más concretamente desde la Cofradía del Señor de las Tribulaciones –la advocación más venerada de la capital–, Puri Dávila se sumó a la defensa de la seguridad sanitaria por encima de cualquier otra consideración. “Mi opinión personal es que debe prevalecer la salud. En la situación sanitaria actual, donde tantas familias lo están pasando tan mal, hay que hacer lo imposible para cumplir las normas sanitarias y buscar nuevas alternativas de culto”, expuso esta cofrade tras el decreto.