La Laguna multiplicó a principios de los años 80 su masa verde. Los vientos de cambio de entonces dejaron también una política arbórea que trató de incrementar los ejemplares existentes. “El casco tenía entonces muy poca superficie verde y pocos árboles, y lo que se hizo fue contratar todos aquellos susceptibles de ser plantados que había en los viveros de Tenerife”. Lo explica José Luis Hernández, el hoy concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento lagunero. “En ese momento era un criterio positivo, porque había que tener una ciudad con arboleda; pero las consecuencias las estamos pagando ahora”, lamenta. Según sostiene, el programa de plantación se emprendió “sin criterio alguno de planificación y sin tener en cuenta las especies que se utilizaban”, lo que hoy convierte la gestión de los casi 20.000 ejemplares de árboles, arbustos grandes y palmeras con los que cuenta el municipio en un quebradero de cabeza.

Hernández se refiere a esa clave a raíz de la polémica generada en torno a la tala de 44 árboles en la calle Concepción Salazar, en el marco de unas obras de mejora de esta vía perpendicular al Camino Largo y que durante años había sido objeto de reivindicaciones por sus baches y desniveles. El concejal de Unidas se Puede explica que, entre las especies que se utilizaron en su momento, se encuentran 37 tipuanas, que apunta que son inadecuadas para un especio urbano como aquel. Concurre un segundo elemento: “Hay una canalización de cinco metros, porque ahí había un barranquillo y se canalizó. Sobre esa estructura, realizada con planchas de hormigón, quedan 50 centímetros y muchos de esos árboles tiene su enraizamiento ahí”. La consecuencia es que las raíces crecen horizontalmente y también hacia la superficie, lo que durante años ha ido levantando el pavimento de la zona.

No es la primera vez que ocurre. La Ciudad de los Adelantados se ha convertido ante numerosas talas en un polvorín: los olmos de la plaza del Cristo, las moreras de la avenida Leonardo Torriani, los árboles de la mediana de la avenida de La Trinidad… y otros episodios más recientes, así como más casos de menor alcance y que también fueron foco de críticas. Las citadas plantaciones de hace unas décadas fueron el germen perfecto para que se generasen problemas, pero el análisis a la hemeroteca deja claro que siempre hubo una especial sensibilidad natural en la ciudad. El caso actual, uno de los que ha contado con mayor repercusión en los últimos años, ha motivado que hasta 23 colectivos se uniesen en un comunicado para intentar parar la tala, entre ellos Ben Magec, la Coordinadora El Rincón o el Centro Social Okupado Taucho. Una rueda de prensa el viernes o una nota de prensa crítica remitida ayer por el grupo de Coalición Canaria-Partido Nacionalista Canario (CC-PNC) en el Cabildo de Tenerife son otras de las reacciones de los últimos días.

Un proyecto antiguo

Una de las voces críticas que desde La Laguna se han expresado en las últimas semanas es la de la Asociación de Vecinos Casco Histórico. Su presidente, Pablo Reyes, recuerda que este colectivo se ha mostrado preocupado desde hace años con la actuación y que habían propuesto alternativas, así como que en 2018 no se informó a la ciudadanía del período de alegaciones. “Hace quince días nos encontramos con el anuncio del comienzo de la obra y la tala de árboles”, prosigue el dirigente vecinal, que entiende que “el gran problema ha sido la falta de transparencia y participación ciudadana”. Ante eso, defiende la importancia de una mesa del árbol que realice “propuestas de mejora de los espacios verdes, elabore un plan director del árbol y, en definitiva, se preocupe de trabajar en pro de una La Laguna verde”.

Tanto desde el Ayuntamiento de La Laguna como desde el Cabildo –ambas instituciones financian conjuntamente la obra que se va a llevar a cabo– han sostenido que existen dos informes que hacían necesaria la actuación. El consejero insular de Cooperación Municipal, Zebenzuí Chinea, y el concejal de Obras e Infraestructuras, Andrés Raya, han asegurado que técnicos de ambas instituciones “constataron la afección a los muros perimetrales de las viviendas, con peligro, incluso de derrumbe en algunos casos, además de en las aceras y en la propia vía”. Chinea precisó que son dos los documentos técnicos –uno realizado por la empresa adjudicataria del proyecto y otro por parte de un ingeniero agrónomo del Ayuntamiento de La Laguna– que certifican “graves perjuicios a viviendas, en las aceras y en la vía”. Asimismo, el consejero expuso en una nota de prensa que, en un primer momento, se planteó la posibilidad de mantener los árboles actuales, mayoritariamente tipuanas, y adaptar la acera para evitar la tala. “Es lo que nos hubiese gustado, obviamente”, apostilló. “Sin embargo, esto no hubiese solucionado ni el problema de accesibilidad ni el de afección a los muros de las viviendas anexas, que podrían correr riesgo de derrumbe, ni los perjuicios que se estaban produciendo debajo de la calle”. Asimismo, aclaró que ninguno de los árboles que se talarán están catalogados como especie protegida ni se encuentran en los listados de ejemplares singulares o monumentales.

Otro de los enfoques del consistorio es que se compensará la pérdida de ejemplares. Hernández sostiene que la actuación en la calle incluye replantar 22 árboles más adecuados a las características de una vía urbana. “En un radio de menos de 500 metros se van a incorporar otros 80 árboles, que están en un vivero municipal, cuando se acometa otra remodelación de la calle República Argentina y en un radio de menos de 1.000 metros (Mesa Mota) se está haciendo una reforestación con cientos de especies de árboles endémicos del monteverde (de inmediato se van a replantar unos cien ejemplares de fayas) y también bastante cerca, en la ladera de San Roque, se está trabajando en la recuperación del bosque termófilo propio de la zona, y eso conllevará la plantación de varios centenares de ejemplares de especies endémicas”, enumera.

“Tener que talar 44 árboles no es plato de buen gusto para nadie”, admite el concejal de Medioambiente, e indica que en septiembre tenían previsto llevar a pleno una moción para la adhesión del municipio a la Red Estatal de Municipios Amigos de los Árboles. “Se aplazó porque se nos acabó el cupo de las que podíamos presentar y la vamos a llevar al pleno de diciembre”, agregó el presentante de Unidas se Puede. El objetivo en adelante es seguir un modelo que, dijo, se emplea en Cataluña. “El criterio de esta concejalía es que, cuando se tenga que actuar en esos casos, se haga previamente un proceso de información como se hace en otras ciudades como Barcelona: colocar un cartel explicando las causas de por las que se tiene que talar ese ejemplar, cuándo se va a retirar y convocar a la ciudadanía para garantizarle que en las inmediaciones se plantará, al menos, un ejemplar de otro árbol más adecuado”.

Una de las opciones que más se han planteado por parte de quienes discrepan con la actuación es la de peatonalizar la calle. A ese respecto, José Luis Hernández señala que será una vía “prácticamente peatonal”. Según indica, se van a construir aceras de 1,8 metros y, “con toda probabilidad”, será una calle de velocidad reducida, una calle de 30. “Tal y como se plantea hacer una calle peatonal, el problema de estos árboles no lo podríamos solucionar: seguirían estando ahí sobre 50 centímetros de tierra, sin posibilidad de tener un enraizamiento correcto y afectando probablemente a esa infraestructura, además de lo que ya están perjudicando también a viviendas, a muros y a la movilidad en ese lugar”. Ese último es uno de los problemas principales de los árboles de gran porte que se utilizaron. “Tenemos otras zonas del municipio donde se plantó el árbol botella, que tiene un crecimiento lento, pero que ahora hay aceras por donde no se puede circular”, afirma el edil.

Otro tipo de información

El responsable de Medioambiente sí observa que se podía haber actuado de otra forma a la hora de informar. “Este proyecto de la calle Concepción Salazar está financiado por el Cabildo de Tenerife, dentro de un plan para mejorar las infraestructuras relacionada con puntos negros en casos de inundaciones y colabora el Ayuntamiento por medio de nuestra concejalía de Obras e Infraestructuras”, contextualiza. “Y, a pesar de que se ha tratado de informar a los vecinos de forma individualizada debido a las circunstancias sanitarias que sufrimos, es cierto que se podría haber hecho mucho más para exponer las razones que justifican esta tala”, reconoce.

Al contrario del caso anterior, la información proporcionada por el Ayuntamiento sobre la tala de 16 palmeras enfermas del Camino Largo a finales del pasado año hizo que los trabajos se desarrollasen sin acciones de protesta. La hemeroteca también evidencia, retrocediendo en el tiempo, contrastes en materia medioambiental entre los posicionamientos presentes y pasados de las formaciones políticas en el Ayuntamiento de La Laguna.