El "singular" Coro de Voces Blancas de CajaCanarias sirvió de cuna musical a Alberto Cañete. Pocos años después, durante la preparación del segundo encuentro de la Nueva Canción Canaria (1983) -siendo ya "un cantautor consolidado"-, sugiere llamar Taller de Canción a ese encuentro en el que un grupo de cantautores presentaban su trabajo en conjunto, todos en el escenario. Lo recuerda Rogelio Botanz, quien rememora que de ese encuentro surgió lo que sería el mítico Taller Canario de Canción, al que no perteneció Cañete y que formaron el propio Rogelio Botanz, Pedro Guerra, Andrés Molina y Marisa Delgado.

Este canario de procedencia vasca no cesa de recordar historias vividas junto a Cañete, como "la del concierto en el que presentó una obra sobre poemas de su padre, encarcelado después de la guerra civil". O esta otra referida al dúo que formaron Alberto Cañete e Inés Gutiérrez, su esposa, quienes publicaron Tríptico, un disco en el que participó Silvio Rodríguez, de fama incipiente en aquella época. "Alberto es un cantautor con un compromiso ideológico y político progresista, un tipo elegante, educado y con una cultura del copón, siempre abierto", sentencia Botanz.

El músico no disimula su respeto y admiración por Cañete. Del trabajo de este como concejal de Educación y Juventud resalta la colaboración que truncó, por ahora, el coronavirus. "Fue el propio Alberto el que nos pidió, para todos los colegios públicos e institutos de La Laguna, los talleres del Taller, iniciativa consistente en un conjunto de talleres de aproximación didáctica y festiva a elementos como la lengua aborigen, el tajaraste, el silbo gomero...". El proyecto quedó paralizado por el Covid-19 cuando ya estaban programadas las primeras visitas a los centros educativos.

"Quiero brindar contigo, desde mi espíritu al tuyo, con las copas del vino de aquellos años laguneros en que retomamos, junto a otros amigos y amigas, lo que ya otras y otros habían dejado el pabellón bien alto: la Nueva Canción Canaria". Lo escribió ayer Andrés Molina, otro de los integrantes de Taller Canario de Canción, quien a modo de agradecimiento público por su amistad y ayuda, rememoró que "aquellos conciertos en el Teatro Leal, al estilo de los Set Jutges, ya presagiaban nuestro futuro camino de cantautores de las narices, que diría nuestro amadísimo Aute (con quien Cañete también cultivó la amistad), dispuestos a hacer la canción más arriesgada y lúcida. No voy a olvidar tus canciones ni tu amistad de aquel tiempo y de siempre".