Ahora mismo, y a grandes rasgos, ¿cómo está el pueblo de Las Carboneras?

Está bien; pero es cierto que continúa mostrando una serie de carencias. En los últimos tiempos se ha estado actuando en la segunda fase del tema básico del agua. La primera la comenzó el anterior grupo de gobierno, que iba del depósito principal hasta el pueblo. La actual se ha desarrollado en nuevos puntos.

¿En qué medida ha afectado el coronavirus al lugar?

Ha afectado por el cierre del centro ciudadano y, sobre todo al principio, había gente que iba al pueblo y no respetaba las medidas establecidas. Sin embargo, económicamente no ha habido muchos perjuicios; casi todo el mundo ha seguido manteniendo sus trabajos.

Históricamente, y no solo Las Carboneras, sino toda la zona de Las Montañas, se ha quejado de falta de servicios, de su abandono por la lejanía... ¿Cuál es la realidad del pueblo en ese aspecto?

En limpieza llevamos años solicitando contenedores tanto de papel como de plástico. También hemos pedido para cartón y, si es posible, para aceite. Hemos presentado escritos a Urbaser desde la Asociación de Vecinos y desde la comisión de fiestas, y lo que nos han dicho es que no pueden acceder al pueblo por el estado en el que se encuentra la carretera, con árboles invadiendo la vía; sin embargo, se da la circunstancia de que en las fiestas sí llevan baños portátiles. También tenemos que hablar de la limpieza de caminos. Sabemos que es demasiado, pero tienen que mantenerlos, porque hay algunos casos en los que se limpia cuando están totalmente cerrados.

¿Qué opinión le merece el transporte público de guaguas?

Entre semana está bien, pero el problema llega los fines de semana. En verano también se necesita algún servicio más, porque la última guagua sale de Las Carboneras a las 16:45 horas. Eso afecta a los senderistas, así como a gente del pueblo que no tiene coche y que quiere regresar más tarde. Cabe indicar que en los meses anteriores hubo problemas en el servicio semanal de las 16:00 horas, porque las guaguas se llenaban con los senderistas y vecinos no podían viajar.

Entrando en un análisis poblacional y hasta sociológico, ¿qué es lo que observa?

Han fallecido vecinos de avanzada edad, pero los jóvenes han seguido viviendo en la zona. También hay mucha gente que no reside de formar fija en Las Carboneras y que habilita sus casas para ir los fines de semana. Incluso, si hubiera alquileres, habría personas que vendrían. Con respecto a las generaciones más jóvenes, se podría decir que el perfil mayoritario es el de alguien que se crió en la Carboneras, que trabaja en La Laguna y que ha mantenido su residencia aquí.

Últimamente parece que Anaga en su conjunto vive un momento de mucha atracción de visitantes. ¿Cuál es la situación en Las Carboneras?

La zona más visitada de Anaga, aparte de las playas de Taganana en verano, es Las Carboneras, Chinamada y la Cruz del Carmen, porque por estos puntos pasa la conocida ruta de senderismo que desemboca en la Punta del Hidalgo.

¿Cuál es el principal proyecto que tienen pendiente?

Un proyecto importante que tenemos pendiente es la plaza. En su momento iba a empezar, pero hubo una serie de modificaciones y eso detuvo el expediente. Después se unió con la pandemia. Vamos a ver si se retoma.

Durante los últimos años se ha hablado de la creación de unos miradores. ¿En qué punto se encuentra eso?

También se detuvo un tiempo por el coronavirus. Es un proyecto del Cabildo de Tenerife. Por parte del Parque Rural de Anaga nos han dado el visto bueno, pero requiere de un proceso. Nos dijeron que estaban terminando unas obras en el Sur y que, una vez concluidas, lo siguiente sería los miradores de Las Carboneras.

¿Qué otras actuaciones le gustaría sacar adelante?

Hay que decir que estamos muy limitados de aparcamientos y es necesario buscar alguna solución. También se ha planteado la creación de una especie de puentes en varios puntos para poder pasar caminando cuando llueve, lo que también propiciaría la atracción de más visitantes. Nos gustaría que la segunda fase de la pista de Las Huertas tuviera su proyecto y llevarlo a cabo; sería estupendo porque comunica a todo el pueblo y favorece la accesibilidad a huertas. Además, se ha comentado la pavimentación de las calles con una imitación de adoquines, que sería muy positivo. Otra cosa que embellecería mucho es el cambio de las vallas, sustituyendo las de hierro por otras de madera, que están más en consonancia con el enclave. Se debe actuar también en el camino Las Peñas. Afortunadamente, sí se ha resuelto una antigua demanda: después de tantos años de espera llegó la Televisión Canaria, que había zonas en las que no se veía.

Años atrás propusieron convertir en una especie de monumento la pala mecánica con la que se hizo la carretera. ¿Sigue adelante la idea?

Sí. Es una pala mecánica donada por los descendientes de Alejo Marrero, de Tegueste, y con el nuevo mandato hemos tenido que partir otra vez de cero. El objetivo es arreglarla y colocarla en un punto visible de la carretera. Hemos tenido reuniones y recientemente hubo otra previa a sentarnos con el Parque y Carreteras.

¿Cómo es la relación con el grupo de gobierno?

De momento es una relación buena. El concejal José Luis Hernández es muy cercano. En cualquier cosa para la que lo hemos llamado nos ha ayudado siempre. La verdad es que ha mostrado predisposición a colaborar y se ha sensibilizado mucho con la zona.