¿Podría sintetizar lo ocurrido en las últimas semanas sin caer en el dramatismo?

Sin dramatismo es difícil (silencio)... A mí me gusta hablar con datos en la mano y esta crisis sanitaria, a la que yo siempre le sumo un componente financiero, nos pone a prueba todos los días: los números que tenemos en el área de Bienestar Social son claros. Hace solo un mes ayudábamos a 40 personas en emergencia social y ahora son 6.000. Quitarle dramatismo a esos datos no es fácil. La dificultad de ir sorteando "trampas" día a día es grande, pero hay que estar preparados para lo que va a venir después.

¿Qué espera encontrarse en cuatro, cinco o seis semanas?

Cuando se levante el estado de alarma las necesidades sociales ya se habrán multiplicado; no sé por cuánto pero, seguro, que van a ser mayores que las actuales. Hay personas que todavía no se han puesto en contacto con el área de Bienestar Social que se encuentran al límite para cubrir sus necesidades más elementales... La criba sanitaria la vamos a superar, pero la económica nos va a acompañar durante varios años.

¿Teme que al "levantar la alfombra" aparezcan las miserias de la economía sumergida?

Todos hablan de ella, pero en situaciones como esta es cuando se ve el verdadero destrozo que origina... La gente que ha formado parte del entramado de la economía sumergida se ha quedado sin recursos y esa es la cruda realidad que estamos viviendo cada día en La Laguna: en las últimas semanas nos hemos encontrado pisos con cuatro, cinco y hasta seis personas que no estaban empadronadas en este municipio. Eso y otras situaciones tan inesperadas como estas nos obligará a tomar medidas extraordinarias a corto plazo.

¿A qué medidas se refiere?

Mi intención es crear un comité de expertos que esté formado por personas que sepan identificar las necesidades más perentorias para convivir con las secuelas del Covid-19. Vendrán días duros, pero no podemos ocultar esa realidad.

Lo que es evidente es que el actual sistema social, y no le hablo solo el que afecta a La Laguna, ha naufragado durante la crisis del coronavirus.

De la misma manera que hablo de las cosas malas que nos está dejando el Covid-19 también le digo que esta es una oportunidad para resetearnos como sociedad. Yo no me puedo olvidar de las desgracias personales que ha ocasionado esta enfermedad, pero nos encontramos en un punto clave para medir la capacidad real que tenemos de reconstruirnos como sociedad... Lo que hemos podido vivir durante estas semanas nos ha enseñado a tener que mirar mucho más hacia nuestro interior y no depender exclusivamente de otros.

¿Cómo debe ser ese reseteo?

Llevo ya unos cuantos días hablando del amor a lo canario; de un sentimiento de cariño hacia la tierra, a los productos que nos da y a todas las personas que conformamos una sociedad que sabrá recuperarse de un ciclo adverso. Sin tener que caer en medidas invasivas que puedan dañar al sistema, y en él incluyo a la naturaleza, estamos obligados a pensar soluciones que permitan a los ciudadanos recuperar el terreno que se ha perdido en el último mes y medio en el menor tiempo posible. Insisto, no va a ser nada sencillo, pero no podemos cruzarnos los brazos. ¿Por qué no podemos encontrar posibilidades económicas en lugares que hemos ido abandonando por el vértigo que impone un modelo de vida extremadamente consumista? Volver a trabajar la tierra no debe ser un castigo o trauma sino una revisión económica de cara a los próximos años.

¿Habla de una economía que vaya de lo local a lo general?

Hablo de un modelo más sostenible... Hasta ahora no hemos tenido problemas para vivir en medio de un esquema turístico invasivo, pero esta crisis lo va a cambiar todo. Podemos plantear un escenario distinto sin renunciar a nuestra identidad turística en el que se complementen otras actividades que puedan ser beneficiosas para la economía.

Además de ser testigo directo de muchas calamidades y pensar en un "reseteo" social y económico, ¿qué ha aprendido durante el estado de alerta?

Que el ser humano se equivoca cuando piensa que lo puede hacer todo; podemos hacer muchas cosas pero no todo... La nada puede llegar cuando menos te lo esperas. Eso es algo que lamentablemente nos ha mostrado este virus.

Estos días se habla de delfines que invaden los canales de Venecia, de la posibilidad de ver la nieve del Himalaya desde lugares que están a más de 200 kilómetros, de niveles de contaminación extremadamente bajos... ¿Hay que aprender a escuchar a la naturaleza, aunque haya que abonar una factura extremadamente costosa?

La naturaleza nos envía mensajes todos los días que debemos escuchar, pero conseguir ese equilibrio entre la economía y el medio es una tarea compleja que exige pensar muy bien los pasos que se van a dar en el futuro. Vecinos de El Batán y Las Carboneras me están contando que los animales se acercan a sus casas con una naturalidad desconocida. Es probable que un ciclo donde se habla tanto del cambio climático, de la economía circular o del mundo que queremos dejar a las futuras generaciones tengamos que cambiar los comportamientos que generan la destrucción a gran escala de la naturaleza.

Hablemos un rato de cuestiones que están asociadas a su faceta política... ¿Cuál es la situación económica del municipio?

La Laguna lleva años ejecutando un plan económico de ajuste para pagar sus deudas. Desde hace varias semanas el área de Economía y Hacienda trabaja para analizar la posibilidad de derivar a Bienestar Social la mayor cantidad de recursos financieros posibles. Esa situación de ajuste no nos puede hacer olvidar al comercio porque en ese sector disponemos de una vía importante de ingresos para el municipio. El futuro más inmediato de La Laguna pasa por reforzar los servicios sociales y el comercio. El hecho de contar con seis mil vecinos en emergencia social nos obliga a ofrecer respuestas eficaces y rápidas en el menor tiempo posible.

¿Espera que el "músculo" comercial lagunero salga muy dañado de esta crisis?

La Laguna cuenta con casi cinco mil pequeñas y medianas empresas y está claro que el ayuntamiento es la primera puerta que va a tocar el empresario. Ahora es imposible diseñar un plan de subvenciones, pero intentaremos que las ayudas que se den no se solapen con las que vengan del Estado y de las administraciones locales. Hoy, sin ir más lejos, me he cruzado en la calle con un emprendedor que no ha ingresado ni un solo euro en el mes de abril y que en unos días va a tener que afrontar pagos que superan los cuatro mil...

¿Los efectos del coronavirus van a condicionar los próximos presupuestos?

Aunque fuimos el primer ayuntamiento de Canarias que aprobó su presupuesto para 2020 es evidente que esas cuentas se tendrán que revisar porque ahora la realidad es otra. Las necesidades más urgentes de los laguneros marcarán las cuentas que diseñaremos para los próximos años.

Hay compañeros de su partido que defienden a ultranza utilizar el superávit inmovilizado para salvar una situación tan crítica.

Vamos por partes... Cada uno es libre de mostrar su posición sobre este asunto y en mi caso debo decir que yo creo en el sentimiento de nación y patriotismo. Estamos hablando de algo que se está produciendo porque España tiene un problema de liquidez muy grave. Si el Estado necesita nuestro dinero hay que arrimar el hombro...

¿Usted aprueba que Madrid se "aprovisione" de esos recursos?

Los gestores que estamos ahora en un puesto de relevancia tenemos que dar facilidades al Estado y eso significa ayudar en la medida de nuestras posibilidades a salir de la mejor manera posible de esta crisis. Dicho esto, también debo precisar que si Madrid quiere tirar de nuestro superávit tienen que permitir endeudarnos. No comprendo a los que se les llena la boca hablando de patriotismo y ahora son incapaces de ver que las partes tienen que ceder para poder salir todos adelante. El dinero lo necesita el Estado y, a su vez, las administraciones autonómicas, insulares y locales deben endeudarse para dar un paso al frente y superar esta crisis con ciertas garantías.

¿Le ha molestado que la rebaja de su sueldo en un 30% se haya visto por algunos miembros del pleno como una decisión de cara a la galería?

Esa decisión la tomé con la suficiente tranquilidad como para demostrarle a la ciudadanía que no lo hacía por buscar un titular en un periódico... Decidí fijar esa rebaja porque consideraba que estaba en deuda con este municipio; con los vecinos que me votaron y con los que no me votaron... Si a nivel nacional se está hablando de los Erte, ¿cuál es la razón para que yo no pudiera tomar una decisión de ese calibre? Mi conciencia está tranquila.

¿Y el hecho de que un compañero del PSOE, le estoy hablando de Blas Acosta (presidente del Cabildo de Fuerteventura

Yo tengo que ser completamente honesto con usted... El día que recibí esas declaraciones de forma inmediata contacté con él.

¿Lo llamó usted?

En cuanto acabó el pleno que celebramos hace dos semanas. Al mirar el teléfono me di cuenta que tenía un sinfín de llamadas perdidas de sus compañeros periodistas y, por lo tanto, enseguida percibí que algo había ocurrido. Entre esas llamadas sin contestar había varias de amigos de partido que ejercen sus funciones en otras instituciones. Yo no voy a justificar las palabras de Blas Acosta, pero en medio de la tensión que estamos viviendo en las últimas semanas todos estamos expuestos a cometer una imprudencia o una temeridad. También es necesario decir que él posteriormente dejó claro que se había equivocado, ¿no?

¿Le pidió que rectificara?

Sí... Blas Acosta se equivocó, lo llamé por teléfono y rectificó.

¿No lo amenazó con emprender acciones judiciales?

No, además, creo que entendió desde el primer momento que había cometido un error a partir de un baile de números... Soy un gestor que cree que la política no se tiene que debatir en los juzgados. Como último remedio, evidentemente, si existen irregularidades sí hay que acudir a esa vía...

Ese es un aspecto nuevo, ¿se lo digo porque compañeros de su partido e incluso miembros de su gobierno han recurrido a esa vía en los últimos años?

Para mí la política es el arte de llegar al consenso y si en algún momento no me queda otra alternativa que ir a un juzgado lo haré... Está mal que yo lo diga, pero una vecina me "asaltó" literalmente hace unos días en la calle -antes del confinamiento- para confesarme que "la tranquilidad había regresado a La Laguna tras un largo periodo de luchas entre partidos".

Hablando de consenso, ¿qué opinión le merece lo que ha pasado en las últimas horas en el consistorio de Santa Cruz a raíz de la presentación de la dimisión del concejal Juan Ramón Lazcano (Ciudadanos)?

Bastante lío tengo en casa para estar dándole vueltas a lo que sucede en Santa Cruz. Le podría responde qué pinto yo en todo esto (silencio), pero es que, sinceramente, desconozco las claves que han originado esa situación...

¿Piensa que esa situación va a generar algún tipo de inestabilidad?

Es que no conozco los tiempos que se manejan en este asunto. La verdad es que me pilló con el pie cambiado... Esa renuncia se tiene que materializar en un pleno y eso aún no ha sucedido. En política el tiempo puede jugar a favor o en contra, pero en estos momentos mi preocupación está con los laguneros que tienen dificultades para superar esta crisis.

Está claro que no le voy a sacar mucho más... Volvamos al origen de la entrevista. ¿El mes y pico que lleva gestionando esta crisis es computable con un máster de administración?

Ja, ja, ja... ¿Un máster? Está siendo duro y la sensación que tengo es que aún quedan unos cuantos días difíciles por delante.

Una curiosidad. ¿Ha llegado a llorar ante una situación extrema?

¿Llorar? He tenido recuerdos hacia mi abuelo. Él decía que el hombre que llora en situaciones difíciles no es menos hombre y las de ahora están siendo bastante jodidas (con perdón)... ¡Ya me mató!

¿Por qué?

Porque no me esperaba esa pregunta; no estaba preparado para escucharla...

No lo voy a dejar con ese sabor amargo. También habrá habido alguna alegría, ¿no?

Hay vecinos que transmiten optimismo y han encontrado en esta desgracia un motivo para estar más unidos. ¿Algo divertido? La Policía ha parado varias veces a un hombre que estaba paseando al perro. ¿Sabe donde vivía?

No...

En Icod de los Vinos.