El empresario Carlos Machín Quintero fue asesinado en abril del 2017, al ser tiroteado dentro de su coche en el aparcamiento de la Escuela Oficial de Idiomas de La Verdellada. Era conocido por regentar dos locales de ocio nocturno, que, en realidad, eran propiedad de Evaristo González Reyes. Machín era, para la fiscal y el abogado de la Seguridad Social, un "testaferro más" del entramado del abogado. Y, de hecho, ayer tenía que haber estado sentado en el banquillo de los acusados.

Hoy, Evaristo permanece en prisión provisional en Tenerife II como presunto autor intelectual de su asesinato. El abogado y empresario planeó su ejecución, según el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional. Para ello, según la investigación, González Reyes adquirió diversos teléfonos para contactar con otros acusados de la muerte de Machín, de forma que las conversaciones no fueran detectadas por las fuerzas de seguridad. Los agentes dispusieron de una pieza clave en el complejo puzzle, como fue el plástico que protege una tarjeta SIM y que apareció en una gaveta de la habitación de la víctima. Esa pieza llevó hasta un teléfono móvil secreto de Machín, que no conocía ni su esposa. Las gestiones posteriores permitieron saber que, frente a la imagen que aparentaba dar ante su entorno, (de alejamiento de Evaristo), Carlos Machín mantenía conversaciones periódicas y muy frecuentes con el abogado y empresario lagunero. Hubo un día en que Evaristo dejó de coger el teléfono a Carlos. En el juicio que empezó ayer también está otro detenido por la muerte de Machín, el abogado Santiago Martínez, que fue acusado de encubrimiento de asesinato.