La Librería Cruz del Señor, de la capital tinerfeña, se localiza en el mismo emplazamiento donde estuvo la casa familiar en la que Eugenio Estévez Hernández y Maryluz Padilla Díaz pusieron en marcha hace más de cincuenta años su estanco, en una antigua casita que dejaron atrás para mudarse a un local próximo, cerca de la esquina con la calle Felipe Fedrell, hasta que regresaron al emplazamiento, en una nueva edificación, esta vez con Eugenio Estévez, su hijo, al frente.

Según acreditan los datos del departamento de Distribución de EL DÍA, este punto de venta del periódico es el más antiguo de cuantos están en activo, fruto del trabajo durante décadas. “Comenzamos como un estanco, vendiendo revistas, periódicos, cosas propias de un bazar… hasta colonia. Teníamos todo lo que se espera en un estanco de barrio, artículos de higiene personal, hasta helados, juguetes de niños o lejía… lo que hoy sería un multitiendas”, explica Eugenio Estévez.

Admite que la venta del periódico vivió su época de esplendor en las décadas de los años setenta, ochenta y noventa… “Nosotros llegamos a tener abiertos a la vez tres negocios en la zona; uno, el kiosco; otro, una tienda especializada en Bellas Artes, y una librería de texto, cerca de la zona de los institutos”. A partir de 2012, el propietario decidió unificar los tres en la tienda que regenta en la actualidad frente a la estación de servicio BP, en la Cruz del Señor.

Eugenio Estévez admite que los tiempos han cambiado y también ha aumentado la edad media de los clientes del papel, y lo dice desde la experiencia de quien ha estado trabajando más de treinta años en el negocio, antes con sus padres y ahora bajo su tutela, aunque desde niño ha estado correteando por el kiosco y viendo cómo se trabaja, algo que le inculcaron sus padres.

Para el propietario de la Librería Cruz del Señor, cambian los hábitos y se venden menos periódicos, pero no cree que desaparezca: “Existe la cultura de comprar el periódico y sobre todo cuando vienen los suplementos, los domingos o festivos; hay mucha gente aún que sale a comprar el pan y viene a pedirte el periódico los domingos cuando puede disfrutar de la lectura y no se trabaja”.

Admite, no obstante, que antes era costumbre para muchos adquirir un periódico local, otro de tirada nacional y uno especializado en la información deportiva; “hoy de eso quedan menos lectores, pero todavía hay quienes mantienen ese hábito especialmente los domingos”. Eugenio Estévez admite que esa costumbre la mantienen los lectores de una media de 50 años, porque los más jóvenes se decantan por el móvil. Y con humor se apresura a apostillar: “Ojo, que los perros también leen el periódico”, apostilla.