Guerra de Las Malvinas | Mercedes Salado Del Equipo Argentino de Antropología Forense

La española que 'devolvió' el nombre a 117 argentinos fallecidos en Las Malvinas: "Seguimos intentando localizar a las familias que faltan"

La forense madrileña Mercedes Salado encabezó el Equipo Argentino de Antropología Forense que ha conseguido identificar a más de un centenar de fallecidos en la guerra contra el Reino Unido de 1982

Prisioneros de guerra argentinos durante la Guerra de las Malvinas.

Prisioneros de guerra argentinos durante la Guerra de las Malvinas. / Archivo

Tono Calleja Flórez

Graduada y doctorada en Biología en la Universidad Autónoma de Madrid, Mercedes Salado es una madrileña muy conocida en Argentina porque encabeza el Equipo Argentino de Antropología Forense que ha logrado identificar a la mayor parte de los soldados argentinos que permanecían enterrados con la inscripción 'Soldado argentino solo conocido por Dios' en el cementerio de Darwin (Islas Malvinas) tras fallecer en la guerra que inició la Junta Militar en 1982 contra Reino Unido.

Su vida profesional ha estado siempre muy ligada a Latinoamérica. Especializada en Genética y después en Antropología, tras pasar por Guatemala en 2003 pasó a trabajar en el equipo Argentino de Antropología Forense, una ONG con gran presencia en todo el Continente. Y ha liderado al grupo científico que ha conseguido identificar a 117 soldados gracias a las muestras obtenidas de 292 familiares. Ya sólo quedan cinco por conocer su identidad.

Pregunta. ¿Cómo surgió la idea de identificar a los soldados argentinos de Las Malvinas?

Respuesta. Esto surge realmente del trabajo de personas concretas. Por ejemplo, te puedo citar a la periodista Gabriela Cociffi y al excombatiente de Las Malvinas Julio Aro; quienes llevaban muchísimos años intentando que se pudiera hacer algo por la identificación de las personas que estaban enterradas en el cementerio militar argentino de Darwin, pero que todavía figuraban [en sus lápidas con la inscripción de] 'Soldado argentino solo conocido por Dios'. Yo creo que el tema de Las Malvinas, o por lo menos visto desde una española viviendo en Argentina y que no vivió el conflicto directamente en primera persona fue, hasta 2012, de una ausencia del Estado en lo que pasó después. Esa guerra formó parte de una acción de la Dictadura. Esa guerra se perdió, y de ella no quería hablar nadie. Perdieron la guerra, volvieron y fue una vergüenza haber participado en Las Malvinas. Eso provocó una ausencia del Estado en poder apoyar a esas personas, no solamente las que murieron, sino las que sobrevivieron. Es una guerra en la que hay un índice de suicidios que casi iguala a la cantidad de muertos.

P. ¿Y cómo lograron cambiar la situación?

En 2012 se consigue que por intermedio [del músico] Roger Waters, que habla con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, esta hace una promesa del interés del Estado en identificar a las personas que murieron, a los caídos que aún quedaban sin identificar. [...] Es cuando se hace el anuncio del Estado argentino de que quería identificar a las personas que quedaron en el cementerio. Pero en ese momento quedaba muchísimo por hacer, en cuanto a que se necesitaba el acuerdo de dos países, se necesitaba el permiso también de Inglaterra y en qué términos se iba a hacer esa recuperación, para que esto fuera una campaña de identificación realmente de los caídos en Malvinas y no se convirtiera en una lucha por la soberanía de las islas.

P. El Comité Internacional de la Cruz Roja desempeñó un importante papel ahí...

R. Estuvo en el centro, mediando entre los dos países, algo que llevó mucho tiempo. Hubo que hacer toda una coordinación dentro del Estado argentino de cómo, -con compromiso con el Comité Internacional de la Cruz Roja-, de cómo se iba a llevar a cabo el contacto con familiares, las entrevistas con familiares, cómo se iban a recoger los deseos también de estos, de lo que ellos querían que ocurriera si se identificaban: [si] se podían llevar para el continente o había que dejarlos en las islas. Dependía de la voluntad de las familias. Había tanta cosa que regular después de 20 años en los que nunca se había hablado de eso... Y había que generar todo un aparato de coordinaciones ministeriales donde el Equipo Argentino de Antropología Forense entró a coordinar la parte técnica. Pero había otra parte que también era política, que también tenía que coordinar el Estado. Entonces fueron años en los que se fueron contactando desde 2013, cuando se empezaron las reuniones, a 2017, que fue cuando se hace la primera intervención en las islas. Hubo que generar esa estructura, y hubo que empezar a entender que no se podía ir por parte del Estado a llamar a una puerta en las familias que tenían un enojo y con razón, después de tantos años de ausencia, de insultos. Había que hacerlo de otra forma, con participación de excombatientes, que tenían conocimiento de cómo llegar a esas familias, que entendían la problemática de esa familia que había que entender también. Y en eso entró el Ministerio de Desarrollo [para entender] qué había pasado después, qué efecto había tenido la muerte de esa persona en las condiciones de vida de las familias.

P. Al final han conseguido identificar a más de un centenar de personas...

R. De las 122 personas que quedaban sin identificar pudimos identificar hasta hoy 117, [por lo que] quedan cinco [...]. Pero, bueno, no siempre se puede encontrar a la familia. Hay familias que desaparecieron todos, porque ya murieron los padres, porque no tuvieron hijos, no tienen más hermanos. No podemos recuperar incluso restos como para tomar una muestra de referencia. Hay familias que hoy todavía no quieren participar y es lícito que no quieran participar todavía en el proyecto. Tienen sus razones. Entonces, seguimos intentando localizar las familias que faltan, pues hay familias que en todo este proceso fueron cambiando de opinión; primero no quisieron participar y después sí, y ver si las cinco personas que faltan, pues algún día se pueden identificar.

P. ¿Dónde analizaron las muestras de los cuerpos de los caídos?

R. El Equipo Argentino de Antropología Forense tiene un laboratorio genético en la ciudad de Córdoba, que está desde 2003 especializado en la identificación de personas desaparecidas. Obviamente para Inglaterra me imagino que para aceptar que la identificación se hiciera solamente en un laboratorio argentino, tenía que tener sus credibilidades y sus filtros de calidad. Hubo dos fases en el proyecto. En la primera se llegó al acuerdo de que las muestras se procesaran en Córdoba, Argentina, en el laboratorio del Equipo Argentino de Antropología Forense, pero que se hiciera un control de calidad sobre esas muestras en dos laboratorios reconocidos: uno en Inglaterra, en la Universidad de Lancashire y otro en España, que es en la Universidad de Santiago de Compostela, donde está el grupo de Ángel Carracedo. Se eligió un grupo de 15 cuerpos en los que se tomaban una triple muestra como para que se llegara a ese control de calidad y a una credibilidad por parte de los otros laboratorios de que el laboratorio del Equipo Argentino lo estaba haciendo con la garantía de calidad y que se podía continuar de esta forma en el segundo proyecto [del] Plan Humanitario. Y ya no hizo falta tomar ese triple muestreo y lo que se hizo es que todos esos perfiles que se iban generando iban pasando por un control de calidad muy estricto por parte del equipo del departamento genético que tiene el Comité Internacional de la Cruz Roja, que iba haciendo el control de calidad. Entonces se pudo hacer con garantía de calidad, con garantía de credibilidad por parte de los familiares y también por parte de las entidades gubernamentales que tuvieran que certificar y que aceptar esos informes de identificación.

P. Algunos familiares podían estar enfadados, porque en 30 años no tuvieron ningún vínculo con el Estado argentino. Con esa situación imagino que muchos al principio no querrían colaborar o no querrían saber nada porque no se fiarían...

R. Yo creo que el éxito más grande que tuvo el proyecto de Las Malvinas para mí no es solamente que se pudiera identificar la mayoría de los cuerpos. Para mí es como fue variando la tormenta perversa de rumor y de manipulación hacia los familiares. Y eso lo ve uno muy pocas veces en la vida. Este proyecto empezó con mucho interés, con muchos intereses de muchas partes, no solamente con intereses políticos del Estado, sino también con intereses particulares de grupos, de sociedad civil, de grupos organizados, en el que se iba contando la historia desde un punto diferente. Hubo rumores de que el Estado argentino había vendido las islas a los ingleses. Hubo rumores de que los británicos lo que querían era hacer desaparecer la presencia argentina en las islas y que lo que querían era deshacerse de los cuerpos y trasladar todos los cuerpos al continente. Hubo rumores tan perversos que primero, con el enfado de muchas familias con el Estado que no sabían si el Estado lo que quería era manipular porque tenía un interés político particular en un momento que se iba a convertir en una ventaja electoral; y segundo, había todo ese rumor que no solamente era mediático en prensa, era llamar a la puerta de la familia y venirle a contar que le iban a tirar los restos de su familiar al mar o que se lo iban a llevar a cualquier parte. Era algo con mucha mala intención.

P. Pero hubo familiares que sí se unieron al proyecto.

R. Había garantías que ofrecer. Todo se hacía a través de todas las entrevistas a familiares y la voluntad de ellos se recogía a través del Escribano Público de la Nación. Eso fue en su momento una obligatoriedad por parte de Cruz Roja Internacional que causó revuelo porque parecía muy exagerado, pero que dio también una tranquilidad a muchas familias de que su voluntad estaba recogida en un acta notarial, por lo menos, y había un compromiso del Estado de que eso estaba recogido, tanto en la entrevista como en la notificación posterior, cuando había una identificación, de qué era lo que querían hacer con el cuerpo de su familiar y que quedara en Darwin o querían trasladarlo al continente. Fue apoyado por esa garantía notarial. Eso fue como deshinchando un poco el globo. Que uno no entrara en ese rumor, que se continuara con los trabajos técnicos y que se cumplieran los plazos, que estuviera, por supuesto, el Comité Internacional de la Cruz Roja mediando. Y al final, cuando se empezaron a notificar a los familiares. Unos familiares fueron, como siempre, hablando a los otros de qué era lo que había pasado, qué era lo que les habían dicho. Nadie estaba llevándose los cuerpos, nadie estaba haciendo todo eso que parecía que se iba a cumplir desde hace años. Y eso fue dando credibilidad y más credibilidad a familiares que se negaron, que empezaron a llamarnos diciendo que sí querían colaborar. Entonces yo creo que al final quien se niega a participar es por una razón lícita y que la familia sabrá. Pero hoy podemos decir que no es por el rumor mediático que hubo alrededor de todo eso y que se fue desmontando con los hechos.

P. No mucha gente se ha llevado los cuerpos de sus familiares al continente.

R. Realmente hay una persona y una familia, hoy por hoy, que sí siempre quiso llevarlo, porque además era una promesa que había hecho: llevarle a su cementerio donde estaba su hijo, en este caso, si caía en combate. El resto de las familias todas fueron consultadas, todas visitaron las islas para ver esa sepultura, ya con el nombre, y los familiares decidieron que quedaran allí, con todo lo que eso supone, por la lejanía. Supone que no pueden ir a verlo cuando ellos quieren, que es muy caro llegar, que tienes que pedir un permiso, pero al fin y al cabo, bueno, hay una reivindicación política de muchas familias de que ya están en suelo argentino. Hay reivindicaciones de que ellos murieron por defender ese suelo donde están ahora. Hay familiares, como nos contaba una familia, que consideran que si lo llevan a su cementerio en algún momento la familia va a desaparecer, van a ir muriendo y va a terminar siendo una persona anónima más. Sin embargo, estar en el cementerio [de Darwin] se convierte en un monumento histórico. Entonces siempre alguien va a visitarlo, siempre alguien lo va a recordar y siempre su nombre va a estar presente. Yo creo que hay muchas razones que, a pesar de la lejanía, le da tranquilidad a la familia de que realmente ellos quieren que sigan quedando en el lugar donde murieron.

P. ¿Nos puede explicar qué es exactamente el Equipo Argentino de Antropología Forense?

Surge en los años 80, un año después del fin de la última dictadura militar en Argentina. Surge como una necesidad de la búsqueda de las personas que fueron detenidas y desaparecidas en Argentina. En ese momento se tenía buena voluntad, pero se disponía de muy poca técnica, muy poca especialización. Es el primer grupo que surge en el mundo como técnicos en la búsqueda de personas detenidas y desaparecidas. Gracias, como siempre en Latinoamérica, a la sociedad civil, a Abuelas de Plaza de Mayo, a madres que necesitaban parar la forma en la que se estaban intentando recuperar e identificar los restos de las personas desaparecidas en Argentina, con muy mala práctica en el sentido de la recuperación, destruyendo evidencia, mezclando los restos. Entonces, Abuelas de Plaza de Mayo llama a un Comité Internacional de la Academia Americana para el Avance de las Ciencias, estamos hablando del 84, un año después del fin de la dictadura, para ver cómo se puede hacer. Ellas sabían que eso no se estaba haciendo bien, pero no sabían bien cómo se podía hacer. En esa comisión que viene, hay una persona, un antropólogo forense muy reconocido, ya murió, que se llama Clyde Snow, de Estados Unidos, que decide quedarse, decide empezar a llamar a puertas en Argentina. Dentro de lo que es el sistema médico legal argentino, no había mucha posibilidad por toda la intervención militar y policial que había habido por parte de la Dictadura. No había credibilidad por parte de los familiares, y en la universidad había mucho miedo todavía de poder colaborar. Y Clyde Snow consigue a través de su traductor, que era médico, recién graduado, le pide si no tiene algunos amigos antropólogos, arqueólogos, que puedan venir a hablar para ver si pueden apoyarle en la idea que él tenía. Llama a un grupo de amigos, algunos recién graduados de arqueología, de antropología, otros todavía estudiantes, y les propone si querían participar en una primera exhumación.

P. Esa decisión acabó siendo muy trascendente en la Historia argentina...

Esa primera exhumación es una de las evidencias del juicio a la Junta Militar argentina. Hay una fotografía muy famosa en la que Clyde Snow la está presentando en el juicio [...]. Esa primera exhumación se hace en una época de desconocimiento de lo que es la arqueología forense, la antropología forense en su aplicación, y de mucho miedo, porque acababa de terminar la dictadura militar. Entonces, ese grupo de estudiantes hace su primera exhumación y les propone continuar haciendo otras exhumaciones y se genera lo que después fue el Equipo Argentino de Antropología Forense, un grupo de veinteañeros estudiantes que contribuyeron a sacar del Estado en ese momento la investigación de la desaparición de personas, para tener una credibilidad por parte del organismo de Derechos Humanos, entre los familiares. Y se generó algo que hoy en día resulta válido casi 40 años después, que es una forma integral de encarar la investigación de la búsqueda de personas desaparecidas, con participación y con inclusión de los familiares y siendo nombrados como peritos judiciales por parte de las autoridades fiscales o de las autoridades judiciales de un país. Sin ser parte del Estado, son parte oficial del nombramiento por parte de la justicia en la investigación de casos. Una parte realmente independiente, y 40 años después sigue funcionando.  

P. Es decir, que sin ser parte del Estado, el propio Estado reconoce la independencia del Equipo Argentino de Antropología Forense. Es un espaldarazo a su labor.

R. Realmente fue único y sentó un precedente [...]. Es una ONG científica, pero es una ONG que ha sido hasta perito oficial de la justicia. Cuando el Estado no puede investigarse a sí mismo, cuando necesita recuperar una credibilidad en ciertos contextos, funciona. Funcionó en Argentina y funcionó en Guatemala y sienta un buen precedente de que se puede hacer. Yo creo que forma parte siempre de la voluntad política y de la voluntad judicial de llevar adelante investigaciones de la mejor forma posible.

P. El Equipo Argentino de Antropología también participó junto con forenses cubanos en la identificación del cuerpo de Ernesto 'Che' Guevara.

Sí, mire, el Equipo participó en la recuperación y la identificación de los restos, no solamente del 'Che' Guevara, sino de todo el grupo de combatientes que estaban con él; pero quien llevó a cabo la investigación, realmente, fue Cuba, que siempre tuvo su política de Estado, de buscar a todos los caídos en cualquier parte, no solamente en Bolivia, sino en cualquier parte, en Latinoamérica, en África. E investigar y poder encontrar los cuerpos de los cubanos que fueron muriendo o que fueron cayendo en distintos países. Entonces, el Equipo Argentino apoyó y acompañó realmente al equipo cubano. Pero quienes hicieron toda la investigación, quienes estuvieron años viviendo [en Bolivia], haciendo toda la investigación y todo el seguimiento, fue el equipo cubano.

P.  ¿Usted en concreto intervino en los trabajos forenses que se llevaron a cabo para tratar de determinar de qué forma murió el poeta chileno Pablo Neruda?

R. Sí, yo participé, como parte de un grupo, aunque realmente el Servicio Médico Legal de Chile fue quien coordinó y fue quien llevó adelante los trabajos, pero dentro de varias intervenciones no solamente con Pablo Neruda. Se había hecho con Salvador Allende, se había hecho con Víctor Jara. El Servicio Médico Legal de Chile decidió llamar también a un equipo de expertos internacionales y un equipo de monitores internacionales, entonces el Equipo Argentino de Antropología Forense siempre acompañó al Servicio Médico Legal de Chile en muchos aspectos y en este aspecto nuestro fuimos llamados como parte del grupo, un poco monitor, un poco asesor y un poco observador del proceso de exhumación y de análisis, en busca realmente de evidencias de que Pablo Neruda hubiera podido ser envenenado porque la identificación no estaba en disputa. En ese momento la pregunta era muy concreta, era buscar evidencia en una primera fase de sí se podían encontrar todavía restos de algún tóxico o algún producto químico orgánico o inorgánico. En ese momento no se hablaba todavía de toxinas biológicas, como fue en una segunda etapa para ver si podía esclarecerse la causa de la muerte. En eso era el objetivo realmente de esa misión.