Caos en la red social

"Una mala noticia para la democracia": los cambios de Elon Musk en Twitter están beneficiando a Rusia

Las nuevas normas impulsadas en los últimos días en la red social han levantado el bloqueo que hasta ahora pesaba sobre la propaganda digital rusa

Vladimir Putin pasa junto a un soldado durante el desfile del Día de la Victoria.

Vladimir Putin pasa junto a un soldado durante el desfile del Día de la Victoria. / EFE

Carles Planas Bou

"Fraternalmente, Elon Musk, de todo corazón". Con estas palabras, Margarita Simonián, redactora jefe del canal de televisión RT, celebró la semana pasada que el dueño de Twitter había eliminado la etiqueta que la designaba a ella y al medio ruso como "afiliado al Estado". Los caóticos cambios impulsados durante los últimos días en la red social han levantado el bloqueo que hasta ahora pesaba sobre la propaganda digital de Rusia, dando así alas a las voces que apoyan la narrativa del Kremlin en plena guerra contra Ucrania.

Musk se ha autodefinido como un "absolutista de la libertad de expresión". Su posición considera que solo se debe censurar aquel contenido que sea ilegal, permitiendo la proliferación de mensajes de odio y desinformación. El magnate tecnológico ha traducido esa visión —basada en la particular interpretación de ese derecho que hace la Constitución de Estados Unidos— a una plataforma global. Ese ajuste ha degenerado en un aumento de los tuits racistas, homófobos y misóginos, según han señalado varios informes.

Rusia, pero también otros países autocráticos como China Irán, están explotando esa permisividad en su beneficio. En agosto de 2020, Twitter estableció en sus políticas que no "recomendaría o amplificaría" las cuentas de medios de comunicación estatales, llevando a los órganos comunicativos rusos a perder tracción en la red. Musk se cargó esta limitación a principios de abril, devolviendo la relevancia a unos mensajes ahora promocionados por el algoritmo para que lleguen a más gente. Desde entonces, las cuentas de esos países están ganando seguidores, según DFRLab, centro de investigación digital del 'think tank' atlantista Atlantic Council.

Las novedades en la red social han levantado el bloqueo que hasta ahora pesaba sobre las voces que apoyan la narrativa del Kremlin

"Rusia concibe que está en guerra con Occidente y ve el entorno digital como una oportunidad excepcional para perturbar su debate público y erosionar su integridad mientras niega el debate en casa", señala Nicolás de Pedro, investigador principal del Institute for Statecraft de Londres. Este experto en desinformación rusa denuncia que la visión de Musk genera una asimetría "muy importante" en el flujo de información. "Es una mala noticia para las democracias liberales".

"Todo es propaganda"

Los cambios en Twitter no sólo benefician a los medios estatales de Rusia, sino también a sus cuentas gubernamentales, cuyas restricciones han sido levantadas de forma deliberada. "¿Por qué desaparecerá Ucrania? porque nadie la necesita", tuiteó recientemente Dmitri Medvedev, expresidente ruso, en un largo mensaje de tono genocida en el que describió a los ucranianos como "parásitos chupasangre". Hace seis meses, Twitter habría minimizado automáticamente la circulación de ese tuit, pero ahora acumula más de 14 millones de reproducciones. Preguntado por ello, Musk respondió: "Todas las noticias son, en cierta medida, propaganda. Dejemos que la gente decida por sí misma".

La visión de Musk pone en el mismo plano a RTVE o el canal de televisión estadounidense PBS con el ruso RT, el chino CGTN o el iraní PressTV. Quedó claro cuando, hace un par de semanas, Twitter etiquetó a los dos primeros como "medios financiado por el Gobierno". En ambos casos no era cierto. La financiación de la primera es aprobada por un parlamento plural —no por un Gobierno autocrático— y solo un 15% de la segunda es pública. "Instrumentos como RT o Sputnik están concebidos como armas. Difunden masivamente desinformación no para dar más puntos de vista a los ciudadanos, sino para erosionar su confianza en las instituciones", remarca De Pedro.

"RT o Sputnik están concebidos como armas. Difunden masivamente desinformación para erosionar la confianza en las instituciones"

Nicolás de Pedro

— Investigador principal del Institute for Statecraft de Londres

Tras el caos generado, Twitter ha eliminado las etiquetas para todos los medios, lo que vuelve a equipararlos de cara a los mensajes que reciben sus usuarios. Aun así, medios occidentales como NPR CBC decidieron abandonar la red social tras su etiquetaje.

Operaciones de injerencia

Los cambios de Musk no solo están transformando el ecosistema informativo de Twitter, sino que están debilitando su capacidad de combatir las operaciones de influencia y manipulación extranjeras. Empleados de la compañía y expertos en inteligencia llevan meses advirtiendo de un riesgo que se ha acelerado tras el desvalijamiento de los equipos de moderación de contenidos. Los documentos del Pentágono filtrados recientemente señalan que las campañas de desinformación de Rusia en Twitter —pero también TikTokYoutube Telegram— podrían ser más exitosas de lo considerado hasta ahora. En febrero, el ex jefe de confianza y seguridad de Twitter, Yoel Roth, declaró ante el Congreso estadounidense que aún hay miles de bots rusos que operan en la plataforma, lo que supone una "amenaza".

Una parte esencial de esas operaciones son los propagandistas prorrusos de otras nacionalidades. En los últimos días, estos actores no solo se han desprendido de las etiquetas que los señalaban como afiliados al Kremlin, sino que muchos se han suscrito a Twitter Blue, un plan que por 7,3 euros al mes les permite comprar la insignia azul de verificación y amplificar el alcance de sus mensajes mientras crean una ilusión de credibilidad.

Desde 'influencers' conservadores a cuentas anónimas están recurriendo cada vez más a este método para verter informaciones engañosas sobre todo tipo de temas. "Rusia adapta su mensaje de forma segmentada para convencer a distintas audiencias: a la derecha les dicen que Kiev está en manos globalistas, a la izquierda que son nazis y a los nazis que son judíos", advierte De Pedro. "El objetivo final es que Occidente retire el apoyo a Ucrania".

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