Relaciones bilaterales

Brasil y China buscan la paz en Ucrania al margen de Occidente

Lula y Xi estrechan sus lazos en plena escalada de la tensión entre Washington y Pekín

Los presidente de China, Xi Jinping, y de BRasil, Luiz Inácio Lula da Silva.

Los presidente de China, Xi Jinping, y de BRasil, Luiz Inácio Lula da Silva. / EP

Adrián Foncillas

El nuevo rol en el mundo que reivindican China Brasil conduce a Ucrania. Ambos se han postulado como mediadores en el gran conflicto de nuestros días, presentado sus propuestas de paz y recibido el desdén de Occidente. La guerra y sus caminos para acabarla han sido debatidos este viernes por Xi Jinping y Lula da Silva, ilustres figuras de un incipiente orden mundial cada vez más alejado del tradicional, en un encuentro en el que estrecharon sus lazos en un momento de escalada de las tensiones entre el gigante asiático y Washington.

El plan de Lula para Ucrania es aún más vago que los 12 puntos de la propuesta china. Consiste en crear un "grupo de la paz" de países neutrales (Brasil, China, India, Indonesia…) que acuerden un marco inicial sobre el que Moscú Kiev negocien. Es apenas un esbozo, con más buenas intenciones que calendarios y concreciones, pero no sobran las alternativas. Joe Biden escuchó la propuesta de boca de Lula en Washington con olímpico desinterés y tampoco ha merecido la atención de Bruselas.

El problema de Lula, como el de Xi, es que parte de la neutralidad y no de la adscripción a las tesis de Occidente. Su análisis sobre el conflicto acerca al chino. Lula firmó la última condena en la ONU a la invasión rusa pero no se ha sumado a las sanciones y rechazó el envío de armas a Ucrania que le había pedido Washington. Ha criticado el incesante caudal de armas desde Europa y Estados Unidos hacia Kiev, defendido el alto el fuego inmediato y sin condiciones del plan de Pekín y afeado el rechazo de Washington.

Devolver todo menos Crimea

Ha aclarado que Rusia comparte la culpa del desaguisado con Estados Unidos, Europa y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Y ha sugerido la devolución de los nuevos territorios conquistados por Rusia, pero no Crimea, como posible solución de paz. Es la clase de discurso que chirría en las cancillerías occidentales y sólo su simpatía y altura moral han frenado el alud de reproches que ha soportado Xi por ideas similares.

Los esfuerzos de Lula por buscar la paz no son escasos. Envió el mes pasado a Moscú a Celso Amorim, su asesor de política internacional, para explicarle a Putin su plan, y a París, para compartirlo con Macron, una voz propia en Europa. Lula conversó por teléfono el mes pasado con Zelenski y han pactado una visita "en el momento oportuno".

Rusia suministra los fertilizantes a Brasil que necesita su agricultura pero fundamentar la postura de Lula en el comercio es un error. Lo excéntrico sería que siguiera el dictado occidental. Ninguno de los miembros de los BRICS, que representan al 40 % de la población mundial, ha secundado las sanciones a Moscú. La postura es monolítica en Latinoamérica. Washington elevó una oferta a la zona que parecía irrechazable: donad vuestro envejecido armamento de origen ruso a Ucrania y os lo reemplazaremos con lo último de nuestro escaparate bélico.

"Países de paz"

Fue rechazada en pleno. Desde Brasil, Chile, Argentina y Colombia se le recordó a Washington que son "países de paz". “Aunque nuestro armamento ruso acabe como chatarra, no lo enviaremos a Ucrania para prolongar la guerra", aclaró Gustavo Pedro, presidente colombiano. Muchos gobiernos latinoamericanos han condenado sin matices la invasión rusa pero no ven claro que regar de armas un conflicto sea la mejor vía para acabarlo.

Bruselas y Washington defienden el plan de Zelenski porque, sostienen, cumple con la Carta de las Naciones Unidas y asegura "una paz justa y duradera". La propuesta incluye la devolución de todos los territorios, Crimea incluida, y un tribunal internacional que juzgue los crímenes de guerra rusos. Suena más a tratado de capitulación que a oferta de paz y, teniendo en cuenta que Rusia es una potencia nuclear y que Putin se juega en la guerra su futuro político y probablemente personal, no parece una hipótesis cercana. La solución de Occidente pasa por esperar a que Putin detenga la guerra para debatir esas condiciones.

En una declaración conjunta difundida tras el encuentro entre Xi y Lula, ambas partes acordaron que el diálogo "es la única solución" para terminar con el conflicto y Brasil recibió positivamente la propuesta china que ofrece reflexiones conducentes a la búsqueda de una salida pacífica a la crisis.

La sintonía se vio en otros ámbitos. De hecho, el presidente brasileño abogó por profundizar los lazos con China "más allá del interés comercial" y abrazó la apuesta por el "multilateralismo verdadero" de China. Según Xi, sus relaciones "jugarán un papel clave para la estabilidad y paz mundiales". En el comunicado se plasma el apoyo a la promoción de "una globalización económica más abierta, inclusiva y equilibrada".

Durante su visita de Estado, Lula arropó en Shangái a su sucesora en el cargo entre 2011 y 2016, Dilma Rousseff, como nueva jefa del banco de fomento de los BRICS, foro que Brasil integra junto con Rusia, India, China y Sudáfrica. El objetivo es que el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) se convierta en el referente del Sur Global, una alternativa para los países en desarrollo frente al Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).

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