Están los aviones llenos en este agosto de tarifas por las nubes. A la gente le ha entrado el hormigueo, después de unos primeros días de incertidumbre; si antes estaba todo lleno -menos los comercios- ahora aparecen las ciudades y los pueblos vacíos. ¿Pero qué pasa aquí? l domingo, pescadito en l Sauzal, vaya pueblo bonito y bien cuidado. Da gusto cuando uno transita un pueblo así, digno de una isla para visitar. Y da pena cuando uno entra en otros lugares de rotondas afectadas por la desidia y de jardines despoblados. Me parece que l Sauzal fue el primer pueblo de spaña en tener alcaldesa, en la noche de los tiempos republicanos; una maestra que aceptó el reto.

Menos mal que el consejero de Carreteras del Cabildo, Delgado, admite que las vías tinerfeñas están hechas un desastre e intenta solucionar el asunto. Cualquier día se queda uno dentro de un bache; los hay que parecen zanjas de caminos medievales. Parece mentira; hemos caído en picado en seguridad vial y en carreteras bien asfaltadas y cuidadas. Un desastre. Y es algo que venimos denunciando desde hace mucho tiempo. Vayan a Gran Canaria para que vean lo que son carreteras fantásticas.

Por cierto, los enemigos públicos han grafiteado la gran pared de acero en el enlace de la vía del barranco de Santos con la zona de los Greco. Una bellísima pared, una obra de arte, estropeada por los gamberros irredentos que pululan por la ciudad. Qué lástima de estos puercos; en vez de estar trabajando o haciendo algo útil se dedican a masacrar lo público. Yo reformaría el Código Penal y los metería en la cárcel un par de años con un pincel y un bote de pintura, para que pintaran la celda.

n fin, el bonito verano, como ven. stos de la brocha, por lo que se ve, no se van de vacaciones sino que permanecen en la isla para acabarla de estropear. Qué pasará por esas cabezas de chorlitos. Probablemente nada, sus mentes están vacías, huecas. Hay que ver lo que les han enseñado en casa, hijos del porro y del gandulismo.

Y no pasa nada. Raras veces los cogen y cuando los cogen entran por una puerta de los juzgados y salen por la otra. No hay condenas para ellos, no hay escarmiento, no hay sanción, no hay nada. Tienen derecho a pintarrajear la ciudad, que es suya, no de las personas decentes que pagan sus impuestos y quieren disfrutar de su gran belleza. De la gran belleza que ya no tenemos.