Las 300 familias que viven de la pesca en la comarca de Isora han visto mermados sus ingresos un 60% durante los últimos dos años como consecuencia del descenso en la venta de pescado por parte de los adscritos a la Cofradía Nuestra Señora de la Luz, de Alcalá. La causa es la actividad de los furtivos, que aumentó notablemente en el mismo periodo y cuya pesca es adquirida en establecimientos de restauración de la zona.

El asunto fue abordado ayer entre el patrón mayor, Cristo Jiménez, y representantes municipales y de la Subdelegación del Gobierno. En ese foro concretaron el aumento de la vigilancia por parte del personal del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, así como por la Guardia Civil y el Seprona, incorporándose a esa tarea la Policía Local de Guía de Isora y los propios pescadores.

Teniendo en cuenta que hay quienes han sido "amenazados por los furtivos", la cofradía destacó que "nos encontramos con que quienes vienen a esquilmarnos roban a quienes contamos con licencia. De seguir así la situación, en pocos años no tendremos pesca en este entorno".

Esta situación ha sido denunciada reiteradamente ante la Viceconsejería de Pesca del Gobierno de Canarias, pero el patrón mayor de la cofradía entiende que "con tres viceconsejeros en cuatro años no se puede trabajar".

Finalmente, Jiménez se mostró contundente al anunciar que "también incrementaremos el control interno ante la posibilidad de que haya pescadores que den amparo a los furtivos. Los expulsaremos".