Ayer comenzó el juicio con Tribunal de Jurado por el asesinato de Lidia Esther Rodríguez en noviembre de 2010 en un piso del barrio santacrucero de Barranco Grande, cuando estaba dormida y recibió una puñalada mortal en el corazón. El acusado y esposo de la víctima, Honorio Jesús Gutiérrez Gómez, se declaró culpable ante el magistrado e, inmediatamente después, aseguró a su señoría que no estaba en condiciones de responder a otra pregunta.

Desde el primer momento, las estrategias de la acusación particular, la Fiscalía, el abogado del Estado y de la acusación popular (el Instituto Canario de Igualdad), por un lado; y la de la defensa, por otro, quedaron bien definidas.

El letrado de la madre y el Ministerio Fiscal coinciden en que el procesado actuó con premeditación y planificó el crimen, a la vez que no creen la versión de que estuviera afectado por problemas de salud mental. A la vez, estiman creíble las aseveraciones de que la víctima era una persona que apenas salía de su casa y que sólo vivía para atender a sus dos hijos, así como a su marido. Y, precisamente, el abogado defensor basó sus argumentos en la patología psiquiátrica del hombre. Aunque parecen haber pocas dudas de que Honorio fue el autor, recuerda su defensor que sufre ataques epilépticos y que actuó con sus facultades mentales mermadas, por lo que es inimputable. Además, sospechaba que su esposa le traicionaba con un hombre de la Península, con el que contactaba a través de "chats" (foros de conversaciones en internet), según el letrado. A la fallecida le gustaba escribir, de hecho dejó escrito un libro y en algunos textos trasciende el sentimiento de "asfixia" en su matrimonio meses antes del suceso. Además, según trascendió ayer, una de sus vías de distracción era acceder a internet y conectarse a los citados foros. Lidia no trabajaba y su marido percibía una pensión por invalidez, ya que sufrió una lesión en un accidente de moto cuando se dirigía a su trabajo de vigilante años antes del asesinato. La cuñada de la víctima comentó que la relación también se vio afectada por dicho accidente. Al parecer, según dicha persona, la víctima llegó a decir que Honorio se había vuelto "más soso" y quería salir menos desde dicho incidente.

La cuñada dice que era "adicta al sexo"

Uno de los testimonios más sorprendentes llegó en la intervención de la cuñada de la fallecida y hermana del procesado. Esta mujer aseguró que mantenía una relación "buenísima" con Lidia, pues casi todos los días hablaba con ella. Afirmó ayer que la cuñada le aseguró confidencialmente que era "adicta al sexo", aludiendo a las palabras que un médico supuestamente le dijo a la asesinada. Apuntó que "ella buscaba", en relación a las supuestas relaciones extramatrimoniales de la víctima y que, "por último", sí trataba de conocer a otras personas a través de la red y "le gustaba mostrarse en internet". Sin embargo, apuntó que no le dijo nada a su hermano, porque la fallecida le pidió que "le guardara el secreto y se lo guardé hasta el día de hoy". A tenor del testimonio de esta persona, en varias ocasiones, la fallecida le pidió que mintiera a su propio hermano y que le dijera que estaba con ella, cuando realmente no era así, es decir, cuando presuntamente estaba en otro lugar. En una de las preguntas, esta hermana del procesado, de origen venezolano, señaló que tenía más confianza con Lidia Esther que con sus propias hermanas. De hecho, explicó que, a raíz de una operación de cirugía estética (para reducción de los pechos) que se hizo la víctima, ella había conocido antes a Lidia que su propio hermano. Además, reconoció que Honorio llegó a estar en el Hospital Psiquiátrico cuando era menor.