Entre un 10 y un 15 por ciento de los pacientes atendidos en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) llegan con una patología subyacente no diagnosticada que ha provocado su ingreso en medicina intensiva.

"Y no es culpa de nadie", señaló el presidente electo de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), Lluis Blanch, quien precisa que no se trata de datos oficiales, sino de estimaciones en base a la experiencia clínica de los intensivistas.

Enfermedades vasculares, arteriosclerosis o tumores pueden "debutar" en las unidades de cuidados intensivos, adonde llegan los pacientes a raíz de una complicación grave. "Esto no es ni mucho menos infrecuente", aseguró el doctor Blanch.

Por ello, "en la medicina intensiva nos enfrentamos no solo a la complicación asociada a la enfermedad no diagnosticada, sino a la propia enfermedad y tenemos que trabajar con los especialistas que van a tener que realizar el seguimiento del paciente".

El infradiagnóstico es uno de los principales obstáculos al que se enfrentan muchas enfermedades y lleva aparejado una baja estimación del riesgo asociado a ellas.

Diabetes, hepatitis C, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), hipertensión, hipercolesterolemia (colesterol elevado de la sangre) u osteoporosis son algunas de esas patologías poco diagnosticadas.

Aunque no se sabe cuántos españoles están enfermos sin saberlo, la Federación de Diabéticos Españoles estima en 1,5 millones los ciudadanos que pueden padecer diabetes y que no están diagnosticados.

Otros cuatro millones desconocen que son hipertensos a pesar de que esta enfermedad causa más de un tercio de las muertes cardiovasculares que se producen en España, según datos de la Sociedad Española de Hipertensión.