La mentira es consustancial con la naturaleza humana. Hay sobrados estudios al respecto que no merece la pena citar. o es mucho más en el entorno político. De los políticos se afirma que están obligados a decir una cosa y la contraria. En definitiva, a contar la mayor falsedad plenamente convencidos de que sus palabras son incuestionables. A veces, sin embargo, las mentiras van más allá de lo aceptable. Estoy pensando en algunas que se han producido a lo largo de esta semana y que, casual o no tan casualmente, están relacionadas con la Unión Europea.

a primera se produjo en Cataluña durante el acto inaugural de un tramo del tren de alta velocidad. Ocasión que aprovechó el presidente de la Generalidad, Arturo Mas, para quejarse ante el presidente del Gobierno central, la ministra de Fomento y el Príncipe Felipe de que el Estado invierte poco en Cataluña. ¿Invierte poco en Cataluña el resto de España? as comparaciones son odiosas, ya se sabe, pero también resultan oportunas para hacernos una idea de ciertas situaciones. Según datos del Ministerio de Fomento recogidos hace unos días por el diario Abc, las inversiones reales de ese departamento en Canarias durante el año 2011 fueron de 211 millones de euros. Canarias tiene unos dos millones de habitantes; Cataluña, unos siete y medio. Si los dineros estatales destinados a ambas comunidades autónomas fuesen proporcionales al número de habitantes (un criterio bastante lógico), a los señores catalanes les corresponderían 3,75 veces más que los ciudadanos de este Archipiélago. Concretamente 753 millones de euros. a inversión en Cataluña fue de 1.498 millones; casi el doble. Escrito de otra forma, cada catalán vale dos veces lo que un canario para los señores que administran el erario. Más que cualquier otro español si exceptuamos a los gallegos, porque en el caso de esa autonomía el desfase todavía es mayor.

a inversión de Fomento en Galicia, siempre referida al año 2011, fue de 1.399 millones de euros. Casi seis veces más que lo invertido en Canarias si seguimos ateniéndonos al criterio de población. En fin, ya saben ustedes lo que les pasa a los niños que no lloran. Y un gallego que no sea llorón no es un gallego, de la misma forma que un catalán antiseparatista no es un catalán. Dicho sea con disculpas por adelantado para mis amigos gallegos y catalanes, algunos de ellos también parientes. Para acabar con este baile de guarismos infames, cabe decir que la culpable "Madrid" -como le gusta repetir al señor Mas, no es la comunidad autónoma más favorecida por inversiones en obras públicas. Apenas 30 euros más por habitante en relación con Canarias, teniendo en cuenta que la capital de un país necesita infraestructuras adicionales por esta circunstancia.

as mentiras de esta semana no son únicamente estadísticas. Paulino Rivero lleva tres años vendiéndonos la trola de que va a crear no sé cuántos miles de empleos con cargo a miles de millones que le van a dar en Europa. En vez de enviar esta carta a los Reyes Magos por correo ordinario, decidió presentarse en Bruselas. No lo recibió nadie -porque a Rivero le hacen menos caso por ahí fuera que a Zapatero, que ya es decir- salvo Almunia. Encuentro en el que no solo le dijeron que de subvenciones, ni un céntimo, sino que, por si fuera poco, le advirtieron de que a lo peor hasta perdemos algunas subvenciones actuales. El caso es que volvió al terruño como el gallo de Morón, que no era ave sino juez: desplumado, pero cacareando.

Nada extraño en ambos casos pues tanto el nacionalismo catalán como el canario -en realidad, casi todos los nacionalismos- están sustentados en mentiras. Embustes sin los cuales no podrían sobrevivir. A Mas, por ejemplo, le han dicho claramente que si Cataluña sale de España, sale de Europa. Ya es complicado para la economía catalana -que no está muy boyante sino todo lo contrario- salir de España. Mucho más complicado que para España quedarse sin Cataluña. Si alguien lo duda, que consulte las estadísticas comerciales, y que lo haga sin apasionamientos ni demagogias. Y si ya es complicado para la economía catalana quedarse fuera de España, cuánto más lo será verse excluida de Europa. Una verdad que Arturo Mas y los suyos ocultan a diario, como oculta otras Paulino Rivero.

Y de Canarias y Cataluña al Reino Unido de la Gran Bretaña y Norte de Irlanda. os ingleses llevan mucho tiempo pensando que les conviene mantenerse a distancia de la Unión Europea porque mientras estén a bien con sus primos de las excolonias de Norteamérica nada malo les puede pasar. Ah, pero las cosas están cambiando. Esta misma semana le han hecho saber a Cameron la creciente preocupación en Washington ante la posibilidad de que el Gobierno de ondres convoque un referéndum sobre la permanencia en la UE. "El Reino Unido siempre será un importante aliado de Estados Unidos, pero en el caso de que este país decida abandonar la UE o rebaje el papel que desempeña en Bruselas, habrá consecuencias negativas en las relaciones mutuas", ha dicho Philip Gordon, secretario de Asuntos Europeos de Estados Unidos durante una visita a la capital británica. "Tenemos una creciente relación con la UE como institución, que tiene una creciente voz en el mundo, y queremos ver una voz fuerte de los británicos en esa Unión Europea", añadió Gordon. Dicho más claro, si te quedas fuera, allá tú pero conmigo no cuentes. Mal que les pese a los británicos, quien manda ahora en Europa -quién lo iba a decir en 1945- es una señora teutona con cara de enfado permanente. Pueden seguir mintiéndose a sí mismos hasta el final de los tiempos, como lo hicieron cuando se rompió el cable telefónico en el canal de la Mancha.

Moraleja: mentiras, las imprescindibles. Es decir, ninguna. A la larga siempre se vuelven contra quien las emplea para ocultar su debilidad o su incompetencia en el caso de Rivero. Además, como sentenció un personaje de "a hoguera de las vanidades", cuando mientes quizá logres engañar a alguien, pero te estás diciendo a ti mismo una gran verdad; te estás diciendo que eres un cobarde.

rpeyt@yahoo.es