El presidente andaluz, José Antonio Griñán, confirmó ayer, en una comparecencia pública, que dimitirá de su cargo al frente de la Junta de Andalucía a finales de agosto, si bien mantendrá su puesto de presidente federal del PSOE y de secretario general de los socialistas andaluces. "No me retiro de la política activa hasta el final de la legislatura, momento en que diré adiós", aseguró Griñán, que no aclaró si seguirá como diputado autonómico o si podría ser nombrado senador por la comunidad autónoma porque todavía, según dijo, no lo ha hablado con el partido.

Griñán explicó que se marcha por varios motivos, aunque los más "determinantes" son de carácter personal y familiar. Preguntado sobre hasta qué punto ha pesado el caso de los ERE fraudulentos, confesó que le "afectan cosas en lo personal y, sobre todo, las mentiras que se están diciendo. Pero les puedo asegurar que no hay razones jurídicas para imputar al presidente de la Junta ni razones jurisdiccionales para que se impute desde ese juzgado".

A su juicio, en esta nueva etapa el PP va a tener que "confrontar desde las posiciones políticas respectivas sin hablar de los ERE, sino de lo que quieren para Andalucía". El curso político comenzará en septiembre con un nuevo presidente, la actual consejera de la Presidencia, Susana Díaz, que ayer por la tarde fue proclamada candidata por el comité director del PSOE-A, situación que contrasta con la del PP-A, que todavía no ha elegido a su candidato.

Por ello, Griñán defendió el momento elegido para su retirada, una decisión en la que ha pesado también el hecho de que la candidata surgida de las primarias es diputada y, por tanto, puede ser investida presidenta por el Parlamento sin necesidad de convocar elecciones.

"Es una decisión meditada desde la responsabilidad y ejecutada con transparencia, creo que es la mejor decisión para agotar la legislatura y para fortalecer la estabilidad del Gobierno andaluz", remarcó.