Brasil y México se citan hoy con la historia en el estadio de Wembley, referencia del fútbol mundial en la que la "verdeamarelha" buscará el único título del que carece y el "tri" su triunfo más impactante.

Brasil llegó hasta la final contando por victorias todos sus partidos jugados, pero sin que su fútbol acabe de convencer ni de estar a la altura del poderoso plantel que presenta, con Neymar, Marcelo, Óscar y compañía.

El camino de México no fue tan sencillo, aunque sí lo suficientemente sólido para que no se pueda discutir su presencia en una final a la que llegó tras deshacerse en semifinales de la poderosa Japón, el equipo que más había llamado la atención hasta los cuartos de final.

El equipo de Luis Fernando Tena, no obstante, llega al choque decisivo del torneo sin su guía ofensivo, Giovani dos Santos, renqueante durante todo el torneo y finalmente baja definitiva por una lesión muscular.

La ausencia del jugador del Tottenham Hotspur, de todos modos, ya la supo paliar el conjunto tricolor en la segunda parte ante Japón, que fue cuando completó la remontada que le clasificó para la final.

México ya tiene asegurado su mejor resultado en una reunión olímpica. Terminó en cuarto puesto en los Juegos que organizó en 1968, pero quiere más que una plata. Quiere un triunfo que impacte al mundo y que haga justicia a un fútbol tradicionalmente de entidad y que en la última década ha abandonado su rosario de decepciones ganando una Copa de Confederaciones, en 1999, y dos Mundiales Sub''17, en 2005 y 2011.

El equipo de Brasil, por su parte, parece destinado a dar al país lo único que le falta en fútbol: el oro olímpico. Un éxito tan anhelado como esquivo y que no ha podido lograr grandes mitos de la "canarinha" y del fútbol mundial.