Manzanedo, Carrete, Arias, Botubot, Cerveró, Solsona, Castellanos, Bonhof, Saura, Kempes y Felman. De carrerilla y sin tener que bucear muy profundo en su memoria, José Luis Oltra recita una alineación histórica del Valencia como esta, la que opuso Pasieguito al Real Madrid en la final de la Copa del Rey de 1979. Eran tiempos en los que asistía cada dos domingos a Mestalla en compañía de su padre para ver al equipo de su ciudad natal, en el que jugaban sus ídolos, sin saber que no iba a tardar en subirse al primer peldaño de la cadena de filiales del club.

Ahí, en los equipos de base del Valencia, se formó durante doce años, período en el que llegó a ser el capitán de la segunda plantilla, la del Mestalla, con el que compitió en Tercera y Segunda B. Además de aprender y pulir sus condiciones de centrocampista, conoció a jugadores emblemáticos del Valencia, también en formación, como Fernando Gómez Colomer -ahora vicepresidente deportivo de la entidad-, que terminaría convirtiéndose en uno de sus impulsores en sus inicios como entrenador. De hecho, siendo director deportivo del Castellón, el ex jugador internacional apostó por un joven técnico llamado Oltra que destacaba en el Catarroja para que se pusiera al frente del conjunto de Castalia, al que estuvo a punto de ascender a Segunda A dos veces.

Del Mestalla al Sabadell.- Pero antes de todo eso, José Luis combinó a lo largo de más de una década el privilegio de crecer en el club al que admiraba con la simpatía que sentía por el Valencia desde la posición de un niño que empezaba a descubrir las satisfacciones y las decepciones inherentes a la afición a un equipo, en este caso, el que marcó una época con "cracks" como Kempes. Y de ir de la mano de su padre a Mestalla en los primeros años, pasó a acudir al estadio cada vez que el calendario del filial se lo permitía.

Y cuando sólo le faltaba un paso que dar, sin duda el más difícil, para ser profesional en el plantel del Valencia, le surgió la posibilidad de dar el salto a la Segunda A, cuando tenía 22 años, por medio del Sabadell, propuesta que aceptó poniendo punto y final -o aparte, nunca se sabe- a su relación laboral con el club blanquinegro.

Tercer reencuentro.- Aún así, sus caminos se volvieron a cruzar en dos ocasiones, en todas siendo el técnico del equipo rival, de manera que este domingo se enfrentará a "su" Valencia por tercera vez. La primera tuvo lugar en los treintaidosavos de final de la Copa del Rey de la temporada 2003/04, eliminatoria jugada a partido único que será recordada por la polémica, dado que el árbitro Téllez Sánchez resultó golpeado por un objeto arrojado desde la grada de Castalia y decidió suspenderla en el minuto 81, con empate a un gol en el marcador. El encuentro se reanudó días más tarde, sin público, con un lanzamiento de penalty a favor del Valencia, que terminó ganando por 1-3 y pasando a octavos. Después del partido continuó la tensión en la sala de prensa, donde Oltra criticó a Rafa Benítez, ex entrenador del Tenerife, por sustituir a Mista casi al final, cuando el Castellón no tenía opciones de clasificarse. "Fue una falta de respeto", declaró.

Un año y medio más tarde, Oltra asumió la responsabilidad de sustituir a Bernd Schuster en el banquillo de un Levante abocado a descender a Segunda A, con sólo cuatro jornadas por delante para tratar de obrar un milagro que no se produjo. El "míster" del Tenerife lo intentó ante rivales de la dificultad del Barcelona o el Valencia, con el que la escuadra granota disputó un derby dramático el 22 de mayo de 2005, con el insuficiente resultado de empate a cero y otro antiguo inquilino del banquillo blanquiazul dirigiendo al conjunto contrario, Antonio López.

Por todo esto, y por muchos más detalles que residen en el anecdotario y las vivencias que tienen su origen en el estrecho vínculo que une a Oltra con el Valencia, el tópico de "partido especial" cobrará sentido esta semana en el caso del entrenador del Tenerife.