La ola de violencia en la que está sumergida Siria alcanzó ayer a Alepo, la segunda ciudad del país, que hasta ahora había permanecido relativamente tranquila, con un doble atentado que causó un total 28 muertos y 235 heridos.

Dos explosiones consecutivas se registraron antes del rezo musulmán del viernes en una sede de la Agencia de Inteligencia de la Policía Militar, en el barrio de Nuevo Alepo, y un edificio de las fuerzas antidisturbios, situado en la zona de Al Sajur.

Aunque por el momento se desconoce el origen de los estallidos, la televisión oficial siria acusó a "grupos terroristas" de estar detrás del doble atentado en esa localidad, situada a unos 360 kilómetros al norte de Damasco.

El Ejército Libre Sirio (ELS), integrado por militares desertores, no tardó en apuntar al régimen del presidente de Siria, Bachar al Asad, como autor de las explosiones.

El "número dos" del ELS, Malek Kurdi, dijo por teléfono desde Turquía que el régimen preparó y ejecutó el doble atentado "para cubrir sus crímenes en otras ciudades".

De esta forma, el ELS intentaba desvincularse de la autoría de las explosiones, pese a que reconoció ser el responsable de un ataque con armas ligeras previo a los estallidos.

"Grupos nuestros del ELS atacaron estos dos edificios, pero no estaba previsto el uso de explosivos, sino el de armas ligeras y lanzagranadas, porque no tenemos la logística para llevar a cabo un ataque de esa magnitud", zanjó el lugarteniente del ELS.