El ex primer ministro francés Dominique de Villepin fue absuelto ayer de toda implicación en el llamado "caso Clearstream" por lo que se mostró dispuesto a retornar plenamente a la arena política, donde en los últimos meses ha desafiado al presidente, Sarkozy.

"Herido" pero "sin rencor" tras la persecución judicial a la que fue sometido, aseguró querer "pasar la página" del caso y "mirar al futuro para servir a los franceses y contribuir en un espíritu de unión a la recuperación de Francia".

El que fuera jefe del Gobierno galo entre 2005 y 2007 se ve así desembarazado del "caso Clearstream" que durante años ha lastrado su carrera política y le impidió rivalizar con Sarkozy por la candidatura conservadora a las Presidenciales de 2007.

Incluso si la Fiscalía recurre su absolución, una hipótesis muy probable porque había pedido para él una condena de 18 meses de cárcel sin cumplimiento y 45.000 euros de multa, Villepin sale fortalecido de un proceso en el que se ha presentado como víctima de la persecución orquestada desde el Elíseo.

El Tribunal Correccional de París le consideró inocente de la acusación de que instigó en 2004 la trama de falsos listados de beneficiarios del cobro de comisiones ilegales a través de la sociedad luxemburguesa Clearstream, destinada a debilitar a personajes como el propio Sarkozy.

Los abogados del presidente le habían señalado como el cerebro de una maquinación que perseguía desacreditar a Sarkozy, entonces en plena carrera con Villepin por alzarse con el control de la derecha política francesa.

La Fiscalía no fue tan lejos y se limitó censurar el "silencio cómplice" de quien conocía la falsedad de los listados pero no acudió a la justicia para denunciarlo.

El tribunal no retuvo ninguna de las dos tesis y consideró que Villepin no conoció en ningún momento la falsedad de esas listas, por lo que ni pudo ser su instigador ni pecó de omisión.

El veredicto, contundente a favor del ex primer ministro, deja en mal lugar a Sarkozy, que ve como en su propio campo político resurge un potencial rival acallado hasta ahora por sus embrollos judiciales.

El presidente había apostado fuerte por la condena de Villepin, de quien dijo que quería ver "colgado de un gancho de carnicero" y a quien llegó a considerar en un lapsus como "culpable" antes de que acabara el juicio.

La tesis de Sarkozy quedó totalmente desmontada en el Tribunal, pero el presidente aseguró que no apelará.