El BBVA obtuvo un beneficio neto de 2.228 millones de euros en 2013, un 32,9% más que el año anterior, ayudado por menores dotaciones a provisiones, plusvalías por desinversiones y a pesar de las pérdidas que se anotó por la puesta en valor de mercado de su participación en el banco chino CNCB.

El banco llevaba ganados 3.077 millones hasta septiembre, pero en el último trimestre perdió 849 millones porque, a pesar de que sumó plusvalías por 653 millones por la venta de su negocio en Panamá y de la gestora de fondos en Chile, restó unos 2.600 millones antes de impuestos por su participación en CNCB.

En la información remitida a la CNMV, el BBVA explica que tras la venta de un 5,1% en el CNCB su participación se redujo al 9,9% y optó por considerarla como disponible para la venta, lo que requiere ponerla a precios de mercado y eso, por el momento, tiene un impacto contable negativo. No obstante, eso no quita para que en el futuro, si se revaloriza, el banco pueda anotarse plusvalías. Al margen de esta singularidad, el BBVA cerró el pasado ejercicio con una tasa de morosidad del 6,8%, frente al 5,1% de 2012, incluyendo la actividad inmobiliaria en España.

El crédito a la clientela se redujo el 4,7%, hasta los 350.110 millones, mientras que los depósitos crecieron el 6% y alcanzaron los 310.176 millones.

En España, el BBVA vio caer su beneficio neto el 49,8%, hasta los 583 millones, un resultado "muy influenciado" por la eliminación de las "cláusulas suelo" y el incremento puntual de los saneamientos por la reclasificación de créditos refinanciados.

En 2013, el BBVA continuó invirtiendo en regiones emergentes, al tiempo que contuvo el gasto en los países desarrollados, una gestión que llevó a un margen neto de 10.196 millones, un 8,2% menos.

En cuanto a la solvencia, el capital de máxima calidad según Basilea II alcanzó el 11,6%, al tiempo que la ratio "core capital" "fully loaded", que asume todos los futuros impactos de la normativa, se situó en el 9,8 %.