Está a punto de regresar a casa para dar un concierto y, de paso, estrenar un álbum ("Historias compartidas") impregnado de unas raíces jazzísticas. Esther Ovejero (1974), telonera de Rod Steward en Costa Adeje en mayo de 2009, está convencida de que "vivir en Canarias no tendría que ser una limitación cultural", reconoció la tinerfeña en su análisis del actual panorama que viven los artistas isleños que han instalado su campamento base en suelo peninsular. "Lo de Steward no me sirvió de mucho... Bueno, sí. En mi currículo está escrito que un día fui su telonera", dijo desde su residencia barcelonesa.

¿Ha renunciado a trabajar desde Canarias?

No, pero es lo que hay. Me gustaría cambiar Barcelona por Tenerife, pero si para ello tengo que renunciar a ser cantante, mejor me quedo por aquí. Tengo la fortuna de decir que puedo vivir de la canción. Aún

no me he forrado, pero hago lo que más me gusta. Soy filóloga inglesa y, quizás, tendría una oportunidad en el mundo de la educación, pero me considero cantante. Además, la enseñanza en Canarias tampoco es que esté demasiado bien.

¿Para dar forma a un proyecto musical serio hay que emigrar a la Península?

Hay artistas que hacen cosas desde Canarias y les va bien, aunque lo normal es que tengas que salir. A mí me gustaría estar en casa porque en diciembre murió mi abuela y yo me encontraba en Barcelona. Pasó lo mismo con mi abuelo. Me crié con ellos y se les echa en falta. Cuando en casa hacen una comida, mi tía me llama por teléfono para decirme que falto yo (sonríe).

¿Por qué tiene tantos problemas para cantar en las Islas?

No lo sé. Digamos que no es fácil que se escuche mi música. Es una pena que no haya lugares donde te dejen mostrar tu trabajo. Las ayudas que dan a los artistas son buenas y necesarias, pero para qué dan una subvención si luego los ayuntamientos no te llaman para dar un concierto.

¿Tan mal está el "mapa" musical en Canarias?

Vivir en Canarias no tendría que ser una limitación cultural. Soy cantante y mi banda suena bien, pero la realidad es la que es y hay que aceptarla. Ahora, todo es culpa de la crisis. Dicen que no hay dinero para contratarte, pero luego pagan grandes cantidades por una actuación durante los carnavales.

¿Actuar junto a Rod Steward no le dio ninguna ventaja?

Lo del concierto con Rod Steward no me sirvió de mucho... Bueno, sí. En mi currículo está escrito que un día fui su telonera. Canté ante un montón de espectadores, pero he tenido mejores experiencias con músicos canarios. Él estaba en un lado con su equipo y yo en el otro con mis músicos. No hubo ni presentaciones y ni si quiera estuvimos cerca.

¿Ya tiene claro cuál es su profesión?

Llevo soñando años con dedicarme a la música. Yo me considero cantante, no una profesora de inglés. Creo que no se me da mal y, por fortuna, puedo decir que soy una profesional de la música.

¿Cuándo tuvo claro que su vida giraría en torno a la música?

Ha sido un proceso lento en el que ha habido una parte vinculada con un sueño y otra que tiene que ver con el sacrificio. Hay gente que ve a los músicos como unos privilegiados que hacen el vago. Te llaman para que cantes en un lugar y esperan que poco menos lo hagas sin cobrar o casi gratis. No miran que detrás de una canción hay un montón de horas de ensayos, una vida lejos de la gente que quieres y más sacrificios que no aparecen en una factura.

¿Cuesta mucho que se fijen en un músico?

Uff... Cuando no hay respuestas te cansas de esperar porque la capacidad creatividad tiene unos límites. Los músicos estamos pagando las consecuencias de una invasión de triunfitos haciendo versiones.

¿Qué opina de los criterios utilizados para elegir al representante español en Eurovisión?

Yo no sé si tengo la calidad para ir a Eurovisión o si me plantearía ir, pero no deja de ser patético ver algunas de las cosas que han ocurrido antes incluso de que se celebrara este concurso. Da la sensación de que hay gente que quiere ser famosa a cualquier precio y le da igual ganar protagonismo en un plató de televisión o sobre un escenario. Los niveles de intrusismo se han disparado, pero eso es algo que también afecta a los profesionales de la comunicación, ¿no?

¿Dónde se posiciona usted en el debate sobre nuevas tecnologías y el posible daño a los músicos?

No soy enemiga de las nuevas tecnologías, aunque yo soy tradicional y prefiero comprar un disco (y que hagan lo mismo con el mío). Este negocio está montado para los que tienen la posibilidad de pagar por promocionar su música. Si no hay dinero no sales en la radio. En internet la gente tiene la libertad de escuchar lo que te da la gana. Nadie te obliga a oír una canción, aunque tu creas que puedes prescindir de ella.