Lo fácil, lo que está a mano muchas veces, se sitúa en la distancia, y es prácticamente inalcanzable, dejando su espacio a la complicación. Sabemos que la psicología se escinde en mil escuelas caníbales y que la sociología dispone de unas herramientas de campo tan simpáticas y entrañables como la estadística y la entrevista. Y si pretendemos ampararnos en la ciencia política y en la historia, las versiones y los inventos son innumerables, lo que acentúa aún más la complicación.

Con todo ello, con la colaboración que se puede tener de estas construcciones más allá de la teoría y de una praxis demoníaca ante cuestiones que son de envergadura, como las económicas, incapaces en este momento de dar satisfacción al enrevesado poder de los mercados, sí que se podría tener una visión completa de la sociedad, sin arrumbamientos ideológicos y sin posicionamientos dogmáticos, sino simplemente poniendo en uso la observación y la razón

Pero no. a complicación toma el mando y se convierte en protagonista del desaguisado, de la controversia, y del enrollamiento colectivo. Y cuando esto sucede la psicología nos dice que son los complejos, las carencias, las incapacidades y el desconocimiento de las cosas lo que hace se adopte esa postura de enrocamiento, de disparate asocial.

Y la sociología, por su lado, se acerca y nos manifiesta que personajes complicados y con poder cuando se ponen en el recuadro de la entrevista, se sienten mas poderosos aún, más necesarios para la sociedad porque si los llaman, si se acercan a ellos, es que su importancia no tiene limites. Y ya la historia es el marasmo de la complicación, porque, según qué escuela, qué historiador en su estudio, análisis y transmisión de un mismo acontecimiento éste tiene un disfraz distinto, una versión disparatada y contradictoria una de la otra.

Y cuando todo esto se pone en rodaje, como lo hace, y no hay manera de sacárselo de encima , aparece en escena la economía, los economistas, con sus recetas, con sus previsiones, con sus relevantes escuelas de pensamiento económico, y entonces, llegado ese momento, ya es para echarse a temblar, y es cuando la complicación adquiere su verdadero sentido y esplendor; se convierte en la reina de la confusión apoyada por todas estas caricaturas de la ciencia haciendo del disparate un alegoría y un canto a la máxima virtualidad.

Y se puede llegar a la lastimera conclusión, ante esto, que la cosa mas complicada es imaginar a la economía en todas partes, sostenida, eso si, por pseudociencias auxiliares, porque cuando se nos dice que vamos hacia un nuevo siglo de las luces, habrá que decir, que sí , pero apagadas.