NOS HUBIERA gustado informar hoy y, además, dar nuestra opinión editorial acerca de las gestiones del presidente del Movimiento Patriótico Canario (MP), José Luis Concepción, en su intervención ante el Comité de Descolonización de los Pueblos de la ONU de hace unos días; concretamente del lunes pasado. En la lectura de su folio apareció varias veces el nombre de Canarias como colonia de España; la más antigua del mundo, que aún hoy sigue esclavizada y asustada, si no por los látigos, sí por los latigazos económicos que se lleva cuando le arrebatan sus riquezas a través de la Agencia Tributaria de la Hacienda española. José Luis Concepción no pudo reivindicar la libertad que pide Canarias, la petición más justa que existe hoy en el mundo, por una cuestión de protocolo. No entraba en la orden del día, porque sólo se trataba de Puerto Rico. Quienes conocen nuestro caso –las mismas personas que propiciaron nuestra intervención en la ONU– le aconsejaron prudencia y espera, que todo llegará. Porque la razón para la libertad de este Archipiélago es fortísima; única en el mundo. Mientras se adhería a la libertad, o a la descolonización, de Puerto Rico, Concepción citó de paso la situación de Canarias, de la que pronto se hablará formalmente en la ONU. Canario, peninsular hermano que vives en Canarias y te has enraizado en la familia canaria: la independencia de Canarias es irremediable e inaplazable. Tú, peninsular que vives aquí, lo sabes porque sabes a qué distancia estás de tu España continental; sabes que Canarias es una descaradísima posesión española colonizada y explotada. Un país que sigue siendo saqueado desde hace casi seis siglos, después de haber martirizado a un pueblo noble que vivía en paz con sus haciendas, sus costumbres, sus familias, sus menceyes y menceyatos. Menceyatos que ahora se quieren resucitar, lo cual viene a demostrar que aquí existía una civilización destruida por esos españoles a los que hay que amar; es decir, asesinos. Los de aquel tiempo, eh. Canario, ¿cómo sales a la calle sin patria? ¿Qué eres en la calle, en tu trabajo, en tus relaciones amistosas de ocio, en tus actividades de cualquier tipo? Eres un español falso y de vergüenza. Españoles son los del continente. Canario, eres una persona incompleta mientras tu tierra no esté declarada como nación.

TENEMOS mejores circunstancias, más territorio, mejor cultura y avances de toda índole, adquiridos por los canarios en Europa y en el mundo –en el peregrinar huyendo del terror esclavista español– que la nación denominada Cabo Verde, vecina de nuestra futura nación canaria. ¿Por qué hemos de obedecer a los actuales ministros de Zapatero como Chacón, Aído, Rubalcaba, Fernández de la Vega, Gabilondo, Alonso, Salgado y otros? ¿Por qué no hemos de obedecer sólo a los nuestros, aunque sean magos? A gente con la esencia de nuestra tierra corriendo por sus venas, y no a los amantes de la españolidad, los españolistas y españolistos. ¿Por qué Malta, una isla tan pequeñita (sólo tiene la superficie de la Gomera y unos 400.000 habitantes) es una nación hecha y derecha y sus representantes se sientan y tienen bandera en la ONU, y nosotros no? ¿Por qué pueden presumir de ser malteses, mientras que nosotros tenemos que poner en nuestros pasaportes que somos españoles? Cuando decimos que somos de las Islas Canarias nos preguntan ¿dónde está eso? Sin embargo, de un caboverdiano nadie duda que su país está en el océano Atlántico. Canario, no eres español porque en la calle no eres español; los españoles te han reducido a la categoría de don nadie. Y encima se llevan tu dinero a la fuerza. Porque para eso tienen las Fuerzas, dignas, nadie lo duda, pero a las órdenes de los peninsulares. Y aquí hacemos un punto y seguido para ampliar lo que escribimos el pasado jueves. Policía Canaria sí, sin duda; propia. Policía de la nación canaria. Policía para una opereta con uniformes de colores para que luzcan en el escenario, no. Policía Canaria de la nación canaria, sí. Pero mientras no seamos una nación, el país que nos coloniza que dote de elementos suficientes a los prestigiosos cuerpos de seguridad, Guardia Civil y Policía Nacional, y al Ejército, del que siempre hemos hablado bien por su valor y disciplina. Y tan disciplinado es porque sin esta condición no podrían aguantar a una ministra que les ha pasado revista vientre al frente. Qué humillación. Así son los socialistas. No quieren la existencia de la familia. No quieren la existencia de un Ejército regular. Sólo quieren policías tipo la soviética KGB o la Gestapo nazi. Familia, no. Los hijos, los que nazcan de los matrimonios entre hombres o entre mujeres. ¡Ay! Nuevamente citamos los célebres versos de un poeta socialista; de un socialista humanista, no denunciador como don Santiago Pérez, que es la gran desgracia del Partido Socialista de Tenerife y de Canarias; un personaje que ha sido expulsado como portavoz del PSOE, y cuyos compañeros no saben como quitárselo de encima. Ya verán en las próximas elecciones a qué bajos extremos les conducirá el haber padecido a Santiago Pérez. Ni con denunciar al Papa ganará votos, como no los ganará con la denuncia que ha hecho a una persona honrada, trabajadora, y lo que es mejor-peor, patriota. Ese poeta al que nos referimos es García Cabrera. "A la mar fui por naranjas, cosa que la mar no tiene. Metí la mano en el agua, la esperanza me mantiene".

A España y aplíquese la poesía, no se puede ir a pedir lo que no va a dar. De España no vamos a recibir ayuda alguna. Si acaso, todas para Las Palmas, porque ahí están las sedes de los partidos que mantienen la esclavitud de los canarios, donde traidores hay a porrillo. De España no esperamos nada sino expolio y que siga aferrada a las tetas de oro de este Archipiélago. ¿Cuánto habrá sacado en esta campaña del IRPF, sin contar los ingresos parciales, trimestrales y mensuales? Canarias se ha convertido, lo repetimos, en las tetas de oro, o tetas nutricias de los españoles. Pero la esperanza nos mantiene. Queremos decir que hay una disposición de la ONU, la 1.514 sobre la libertad de los pueblos, porque contamos con que los pueblos sudamericanos, en especial el bolivariano de Venezuela, y otros que padecieron la esclavitud española, para que remuevan las oficinas de la ONU, busquen la mano alzada y oigan que aún está pendiente de descolonizar la colonia más antigua del mundo.

ESTAMOS hablando de aspectos políticos y generales para la descolonización. Pero nos queda, para acabar este editorial de hoy, incidir sobre lo que hemos dicho repetidas veces domingo tras domingo. El aspecto sentimental es importante, definitivo. Hay que restituir a sus legítimos propietarios la tierra que era de nuestros antepasados; de una población que fue diezmada cruelmente tras ser derrotada de forma ignominiosa, con ventaja manifiesta de caballos, corazas y bombardas; con pólvora y filos de acero. Una conquista que esclavizó a un pueblo y lo vendió en las cortes europeas, porque aquí no encontraron los españoles especias ni oro. Conquistadores asesinos que violaron a sus mujeres y niñas y les transmitieron sus repugnantes enfermedades. Porque con las tropas regulares venían muchos mercenarios. Después, durante los casi seis siglos que median desde aquel crimen genocida, los invasores nos han estado sometiendo a vejaciones, utilizando las tierras de nuestro pueblo y usando en beneficio propio la posición geoestratégica de nuestras islas. Ventajas de tierra, mar y aire. ¿Por qué esos bienes no son de la nación canaria? ¿Por qué son de los canariones, de los peninsulares de la Península y de los godos que profesan como tales en Canarias? ¿Por qué de esa escoria y no de los canarios puros que sentimos nuestras romerías? ¿De los canarios que respiramos las ráfagas de aire limpio y fresco que vienen de nuestras cumbres, de nuestros bosques inmensos? ¿Por qué todo esto no es de una nación con estado soberano, la nación canaria?

España esta teta no la soltará. Pero con su testarudez está incrementando el malestar. Testarudez que demuestra con el silencio sobre nuestros editoriales. Como si en Canarias no pasara nada. Como si los que pedimos la libertad fuésemos machangos. Sin embargo, la independencia vendrá aunque no la va a dar España. La va a tener que soltar. De los políticos populares y socialistas no esperamos nada porque son siervos de España y obedecen a Madrid. En cuanto a los nacionalistas, si no actúan como deben, Dios y el pueblo les pasarán factura. Los castigarán. A los independentistas puros les pedimos que se unan. Que presenten una sola convocatoria con miles de voces suficientes para que España, Europa y la ONU nos concedan lo que por derecho nos corresponde. Nuestra identidad, nuestra dignidad como personas y nuestra libertad.

NO QUEREMOS concluir sin recordar que estamos en aguas jurisdiccionales y territoriales de Marruecos, e integrados en Marruecos acabaremos si antes no somos una nación, porque colonia no lo vamos a seguir siendo. Que el pueblo tenga en cuenta esto. Que no nos calienten los españoles porque abandonamos el idioma español y nos pasamos al inglés, como hicieron los filipinos. No hablaremos el tagalo, pero sí el bereber africano de Cubillo.