1.- Me he preguntado muchas veces el motivo de la crispación en las Islas. Algunos dicen que personajes como Aguilar han sacado de quicio la política, la han enloquecido, y han contagiado de la enfermedad a SantiagoPérez y a otros muchos correligionarios. No sé, puede ser, pero lo que percibo es un toque de locura en algunos políticos, fundamentalmente del PSOE, que ven cómo se les acaba el chollo. Es difícil perder con elegancia y a los sociatas se les va la vida en aparatos de propaganda, pero lo que es gobernar, no dan una. Tienen el país fulminado. En algunos medios de comunicación la crispación ha anidado y se ha enquistado. Me cuentan que una cierta radio local disecciona mis artículos y mis programas de radio, hasta el paroxismo de que los que trabajan en ella ya no disparan clavo, sino que me repiten todo el día, con puntualizaciones constantes/punzantes a lo que digo. Es decir, que cierto extraño individuo se ha obsesionado conmigo, bien porque le atraigo sexualmente -con lo cual estaría declarándose maricón perdido- o porque me admira profesionalmente, lo que estoy dispuesto a disculpar. Ahora que se dé por aludido para descojonarme.

2.- Estamos asistiendo, pues, a unos tiempos muy convulsos, en los que la libre exposición de las ideas, sean las que sean, molesta a los que no opinan igual. Y esto no debe ser así, hijos míos. Cada uno tiene derecho a pensar lo que quiera y a decirlo, pero dentro de los límites de lo racional. La Transición, tan meritoria, nos enseñó a respetar a los rivales ideológicos y políticos. Hemos olvidado aquella lección. Antañazo, las cosas se contaban con cierto estilo y con cierta gracia, pero ahora impera la pesadez y el disparate, el chillido y la verborrea ininteligible. En cierta forma, notorios pelmazos sin formación humanística adecuada se han apoderado de algunos medios de comunicación y se han apuntado a la agresión, al "no" y al disparate, con lo cual no cumplen con ninguna de las tres premisas antiguas -y sagradas- de un medio: formar, informar y entretener. Ni forman, porque no pueden; ni informan, porque no saben; ni entretienen, porque son unos auténticos pejigueras.

3.- Este artículo será también diseccionado por estos plomos. Bueno, vale. No tienen imaginación para redactar sus propios pensamientos y les resulta más cómodo fusilar los de los demás. Ya una televisión de España ganó una demanda a otra porque le copiaba permanentemente; una cantidad millonaria. A lo mejor el truco está en denunciarlos para que no se aprovechen del trabajo de alguien -como yo- que a pesar de mi provecta edad, y de que indudablemente estoy acabado, trabaja dieciséis o diecisiete horas diarias. Qué nervios. En fin, buenos días y buena suerte.