Sandía, plátano, zanahoria, chirimoya... No es la lista de la compra, son los nombres con los que Repsol ha bautizado a una serie de coordenadas en el Atlántico donde espera encontrar yacimientos que, de golpe, pueden incorporar a España al club de países productores de petróleo.

Repsol se propone explorar en los próximos meses una serie de cuadrículas en los fondos submarinos situados entre Canarias y Marruecos donde está convencido de que puede hallar el mayor yacimiento de petróleo jamás encontrado en España, un proyecto al que se oponen abiertamente las instituciones de la comunidad autónoma, por el daño que, temen, puede ocasionar al turismo.

Al turismo, y también a una larga lista de reservas naturales y ecosistemas protegidos con una flora y una fauna únicas en el mundo, alegan los detractores del proyecto de Repsol.

Decidido a atajar unas críticas que admite que le "duelen", el presidente de Repsol, Antonio Brufau, se ha desplazado hoy a Las Palmas de Gran Canaria para enfrentarse a su primera rueda de prensa en las islas desde que la multinacional retomara este proyecto y para desplegar toda una batería de datos en forma de distancias, profundidades, barriles, inversiones...

Pretendido o no, Brufau ha volado a las islas a defender su proyecto el mismo día que el presidente de Canarias, Paulino Rivero, lo hacía a Bruselas para pedir por segunda vez a la Comisión Europea que detenga los planes de Repsol, en vista de que no ve al Gobierno de España por la labor de hacerlo.

Casi 900 millones de barriles de petróleo de producción potencial, 12.000 millones de dólares de inversión en 20 años, el 10 por ciento de todo el consumo de crudo de España abastecido de golpe con petróleo "made in Spain", más de 5.000 puestos de trabajo en el horizonte, perforaciones de 2.000 a 7.000 metros...

Todo pendiente de lo que depare "Sandía", un punto situado a unos 60 kilómetros al este de la costa oriental de Fuerteventura.

Si Repsol y sus socios en esta empresa (la australiana Woodside y la alemana RWE Dea) encuentran petróleo allí, a 2.000 metros bajo el Atlántico, en el futuro piensan seguir pinchando en Plátano, Zanahoria, Chirimoya, Cebolla, Naranja... mientras muchos de sus competidores perforan pocos kilómetros más al este, en aguas marroquíes y en una lista de emplazamientos menos frutales, pero igual de promisorios, como Rak, Cap Juby, Amber o Morocco Offshore.

Brufau dice que siente "pena" por la oposición que percibe en Canarias y que le "duele" que se denigre a su empresa con argumentos que pueden llegar a "asustar" al turismo de Canarias.

Y va más allá. Incluso opina que si a alguien le "duele" que España, y Canarias con ella, puedan beneficiarse de un yacimiento de esa magnitud, es que su dolor es "espurio". Que se lo explique a las familias del 33 por ciento de los canarios que hoy están en paro, sentencia.

Más dudas: ¿Se perforará cerca de las islas? Imposible, en terreno volcánico, por definición, no hay hidrocarburos. ¿Se utilizará el ''fracking''? No sirve para fondos marinos. ¿Provocará sismos? Las extracción de petróleo no los provoca. ¿Afectará a las desalinizadoras?, si hubiera un derrame, agua y petróleo no se mezclan y las potabilizadoras toman la primera en profundidad.

Y esa última pregunta lleva la principal: ¿Hay riesgo un derrame como el de BP en el Golfo de México? Brufau asegura que no y que Repsol es la primera que no quiere jugarse su futuro en este proyecto, como las aerolíneas son las principales interesadas en no descuidar nada para evitar sufrir un accidente, argumenta.

Así que sandía, plátano, zanahoria, chirimoya, cebolla, manzana... y, de postre, queso majorero regado con vino de Malvasía de Lanzarote, los dos productos que hoy Repsol ha distribuido en su rueda de prensa en un guiño a las dos islas que más se le resisten.