No parece sencillo llegar a ser una cabecera centenaria. Inmersos como estamos en una acelerada revolución digital, en la que la carrera por la inmediatez resulta ser lo primero, difícil está mantenerse en esa brecha y seguir avanzando, con paso firme, sin perder el rumbo. Hoy podemos decir orgullosos que EL DÍA lo ha logrado.

Y desde luego, no ha sido sencillo. En medio ha habido varias crisis económicas, fusiones, intentos de diversificación del negocio, nueva imagen… para al final volver a la esencia: el periodismo. Oficio complejo, lleno de detalles y sutilezas, pero apasionante y de gran utilidad, esta cabecera nos ofrece a diario su visión del mundo, su interpretación de los hechos, sus comentarios acerca de lo que pasa y de lo que puede pasar.

Con él hemos crecido muchos canarios y canarias, es cabecera imprescindible en bares y restaurantes, en salas de espera de multitud de profesionales liberales y, además, es una fuente de hemeroteca fundamental para conocer lo sucedido en el siglo XX en esta región. Desde luego, EL DÍA forma parte de nuestra geografía física y también cultural.

El periódico cambia, también su equipo profesional y su dirección. Hoy lo leemos en digital o acudimos al kiosco para una lectura más reposada, pero, de una u otra manera, sus fieles lectores le pedimos siempre lo mismo: competencia profesional. Que haga más periodismo, que no se deje engañar por cantos de sirena que devalúan la profesión, que no permita injerencias en su quehacer diario, que sea riguroso, que tenga fuentes propias y que las contraste, en definitiva, que ofrezca información de calidad.

Esto que podría entenderse como una banalidad no lo es tal: hace falta especialización, compromiso con la actualidad, dejar atrás egos y pretensiones personales para dedicarse a una profesión que bien lo vale, pero que hay que ejercer con entera responsabilidad. En este punto, he de decir que la formación universitaria resulta esencial. El periodismo es una profesión que debe ser gestionada por profesionales, formados en las instituciones de educación superior, como sucede en el resto de ámbitos competitivos de este país.

Los medios de comunicación han sido fundamentales para poner ojos y cara a la crisis sin precedentes desde la II Guerra Mundial que estamos viviendo. Sin ellos estaríamos perdidos en un marasmo de datos y cifras, tendríamos una imagen sesgada y parcial de lo que sucede, no sabríamos identificarnos a nosotros mismos como actores principales de nuestra propia vida.

Por eso que esta cabecera cumpla la friolera de 110 años no solo es una gran noticia, es que produce hasta vértigo en un mundo tan cambiante y con tantos desafíos. Es sin duda un enorme logro, fruto del trabajo y del tesón de un gran equipo que ha sabido adaptarse a los tiempos, pero que sigue siendo fiel a sí mismo. Y es que así se construye la empresa, con muchos inconvenientes internos, pero también con valores y mucho empuje.

Muchas felicidades a todos los profesionales de este gran proyecto, que sigue creciendo, rejuvenecido, dinámico y, sobre todo, muy atento a la actualidad.