A pesar de que fue expulsado del PSOE a finales del año 2017, Javier Abreu dice que se sigue sintiendo socialista "hasta la médula" porque "30 años no se cambian de la noche a la mañana". El concejal se presenta a las elecciones del domingo con un nuevo partido, Nivaria, que también presenta candidaturas al Cabildo de Tenerife y al Parlamento de Canarias, y que ha sido fundando, "por credibilidad y coherencia", porque "muchos en el PSOE han perdido la poca vergüenza que les quedaba". "Todos los electores tienen derecho al respeto", sentencia el candidato a la Alcaldía.

¿Qué le ha parecido el mandato?

De este mandato podemos sacar en claro que hemos tenido un alcalde que no es de fiar y que no tiene palabra. A lo largo de estos años ha mentido a los vecinos, sobre todo a los de Las Chumberas y El Cardonal, porque no le importa la situación de estas viviendas. Hemos tenido un alcalde que ha tratado de echar la culpa de su incapacidad a los demás.

A pesar de todo, cuando usted formaba parte del PSOE, participó en el pacto que se firmó con el partido al que pertenece el alcalde (CC).

Yo no firmé ningún pacto. El pacto lo firmó un concejal de Granadilla y yo traté de obedecer órdenes. Hay que dejar claro que el pacto lo firmó CC con una persona de fuera de La Laguna. De ahí que me terminan echando. El problema es que, desde el principio, yo no confiaba en José Alberto Díaz porque conocía sus andares.

Más allá de la actuación del alcalde, han sido cuatro años de idas y venidas en el Ayuntamiento.

El problema es que la sociedad y los políticos están acostumbrados a que todo sea muy cómodo en las instituciones canarias y que la oposición no haga su trabajo. Yo creo que el problema está en el resto de las instituciones, donde nadie ha dicho nada en contra de los gobiernos. Creo que es normal que la oposición diga cuáles son las cosas que no están bien en una administración pública. Así que, aunque La Laguna parezca lo raro, lo extraño se da en el resto de las instituciones.

¿Cuáles son las principales propuestas de su campaña electoral?

Proponemos bajar el sueldo de los cargos públicos en un 30%. Además, defendemos que las administraciones públicas no contraten a personas o empresas que han sido condenadas por la Justicia. También queremos que el transporte sea gratuito para los menores de 30 años y para mayores de 60, porque ahora mismo contamos con un transporte público muy caro, aunque la gente necesita estos últimos para vivir. El veterinario social es otra de nuestras apuestas.

Si se convierte en alcalde, ¿cual sería la primera medida que llevaría a cabo?

Tengo en mente dos medidas. En primer lugar firmaría la orden para dar inicio a la obra de Las Chumberas y también firmaría la inspección de los bloques de El Cardonal, porque hay dinero para hacer ambas cosas. También defendería un decreto moral para que Visocan saque sus garras de La Laguna. Pediría declarar esa empresa como no grata en el municipio. Y es que tenemos una situación muy grave en La Laguna, con los precios de los alquileres muy altos, y encima Visocan ha engañado y estafado a los vecinos.

Llegado el momento, ¿con quién estaría dispuesto a pactar?

Solo pactaría con gente decente. No estoy dispuesto a hablar ni con imputados ni con condenados porque me parece completamente inmoral. No todo vale con tal de llegar al poder y hay que tener vergüenza para hacer algunas cosas.

¿Cómo está siendo la respuesta de la ciudadanía ante la presentación de Nivaria?

Está siendo maravillosa. En cuanto a los medios de comunicación, estamos teniendo algunos bloqueos, pero por suerte existen las redes sociales y, gracias a ellas, estamos llegando a mucha gente, a pesar de que algunos aprovechan la ocasión para insultarnos. Pero en general la acogida es espectacular.

¿Qué destacaría de la lista de personas de su candidatura?

En primer lugar, se trata de personas que no están condenadas ni imputadas por la Justicia. Se trata de personas serias y responsables, amantes de La Laguna. Todos los que formamos parte de esta candidatura vamos a intentar que los políticos dejen de meter la mano en la lata del gofio.