En plena campaña electoral y para sorpresa de algunos, Casimiro Curbelo reconocía a El Día que había votado a Pedro Sánchez al Congreso en las últimas generales por simple coherencia ideológica y por su trayectoria socialista de muchas décadas. Poco le importaron los hechos de 2014 y 2015 que le obligaron a crear la Agrupación Socialista Gomera (ASG), arrasar (de nuevo) en su cabildo en 2015 (lo que ayer intensificó), ganar o cogobernar en buena parte de los 6 municipios de la Isla Colombina y obtener 3 diputados regional que, tras colaborar mucho con el pacto entre CC y PSOE, fueron claves para la estabilidad y para pingües beneficios presupuestarios en favor de La Gomera. Tampoco le importó que el PSOE canario le impidiera que, con 3 escaños, se disponga de grupo en la Cámara regional o que se rompieran las negociaciones para alcanzar un pacto al Congreso y Senado con los socialistas que llevó directamente con el secretario de Organización y el de Política Territorial de Ferraz.

Con ese reconocimiento, y con el hecho de haber dejado libertad de voto a los militantes y simpatizantes de ASG en las generales a Cortes (al Senado arrasaron, de nuevo, con Yaiza Castillo), Curbelo deja claro que sigue sintiéndose socialista y que siente debilidad, como no ha parado de repetir en el Parlamento, por las políticas que anteponen a las personas y refuerzan la sanidad, la educación, la dependencia y, en general, los servicios sociales.

He ahí su alma socialista o progresista que, siempre que puede, la recuerda, pero también es cierto que, más allá de su perfil de casi "emperador" gomero que hace y deshace (sin duda porque la gente le agradece cómo gobierna), en la última legislatura afloró un Curbelo profundamente pragmático y más cercano a las tesis de CC y PP en cuestiones y leyes claves que del PSOE, Podemos y NC. Es la otra cara de un político de una astucia innegable y que aplasta en las urnas al que le subestima. Es la otra cara de alguien que congenió tanto, en su momento, con perfiles como Tomás Padrón o, sobre todo, Ricardo Melchior que más de una vez el expresidente del cabildo tinerfeño (junto a otros) le trataron de convencer para que dejara el PSOE y se uniera a CC, aunque como independiente.

Ése es el mismo político que, con independencia de la buena y palpable sintonía personal entre ellos, ha solidificado una relación creciente y estrecha con Fernando Clavijo. Sí, por interés y egoísmo mutuo, pero auténtica.

En eso, además, ha influido una visión de canarias que ha coincidido respecto a las islas no capitalinas y a la doble insularidad. Esto se ha reflejado, por ejemplo, en polémicas como el destino del antiguo Igte y el desarrollo de un Fdcan que, si bien apoyó el PSOE de entrada, al final separó a la izquierda de CC, PP y ASG por una lectura diametralmente opuesta. Para él, no eran solo "farolas y aceras", como dice Román Rodríguez.

Por supuesto, su impulso y apoyo radical a la ley del Suelo y a la de Islas Verdes, así como su rechazo a la ecotasa turística y otras cuestiones de calado en esta legislatura hacen que sea difícil verle apoyar un gobierno con el PSOE, Sí Podemos y NC. He aquí el Curbelo poliédrico e impredecible, aunque con base argumental.

Eso sí, también está el Curbelo pragmático y, quizás y tras los resultados del domingo, que lo convierten en la autentica llave, en la bisagra de un gobierno a izquierda o derecha, se mezcle su alma socialista con la parte estratégica para su Isla de que el Estado también lo gobernará el PSOE y que el apoyo de tanto ministerio para La Gomera no es precisamente desdeñable.

Con todo, y como muestra esta foto que acompaña estas líneas, en la que cierra una puerta de una de las salas de reuniones del Parlamento durante la última legislatura, en sus manos está, nada menos, que la gobernabilidad de Canarias y la estabilidad. El PSOE cree que lo de la ley del Suelo, Islas Verdes y demás es perfectamente salvable y en la misma noche electoral ya le llamó Ángel Víctor Torres (también Clavijo) para sondear las posibilidades de un pacto que gire las Islas y propicie el cambio que tanto anhela la izquierda y algunos sectores templados.

Pero Curbelo no se va a precipitar. Analizará a fondo todos los escenarios, escuchará las ofertas, estudiará los pros y contras y, siempre buscando lo que él entiende por estabilidad y bien general, decidirá. Muchos dirán -y más ahora- que su tarifa o cheque a recibir será casi en blanco y él no lo podrá negar del todo, pero también se equivocarían los que creen que, sin olvidar La Gomera como prioridad y con su intención de extender la experiencia de ASG por otras islas, antepondrá la perspectiva global de Canarias y obrará en "coherencia".

Una coherencia en la que, a priori, puede chocar su alma socialista, su dilatado pragmatismo y las supuestas líneas rojas con ciertas leyes, pero que tampoco puede concebirse como mezcla imposible. En pocas semanas, se sabrá, pero, de momento, su peso político en Canarias solo ha crecido inmensamente desde hace pocas horas.

La situación de San Sebastián de La Gomera y Valle Gran Rey

Curbelo tiene una innegable guerra con el PSOE en La Gomera, aunque ha cogobernado con los socialistas en algunos municipios en el último mandato. A Torres lo ve como una buena persona que ha intentado unir de nuevo al PSC y con la que querría llegar a acuerdos. De hecho, hasta ha negociado una especie de coalición de presente y futuro (y no solo para las generales) en la que se usara un guión en medio (ASG-PSOE o al revés). Sin embargo, los rescoldos de su marcha del PSOE gomero siguen muy vivos en los dirigentes socialistas que se quedaron en el partido en 2015 y eso imposibilitó el acuerdo para el 28A y es un obstáculo a corto y medio plazo, al menos. Tras los resultados del domingo, algunos se han percatado de que ASG perdió la mayoría absoluta en San Sebastián de La Gomera y que también necesita algún apoyo para gobernar en valle Gran Rey (objeto de deseo de siempre de Curbelo cuando estaba en el PSOE, como ahora es Alajeró con ASG). Los socialistas podrían plantearle un canje (entre otras muchas cuestiones) a cambio del apoyo en el Parlamento, pero todo apunta a que el líder gomero sabe perfectamente el peso que tiene sus 3 actas regionales y distinguirá bien los planos en toda negociación. Desde luego, no depende de esto.