Los que defienden que, en democracia, lo mejor es que no haya mayorías absolutas y que, por tanto, prime el diálogo y consenso y no los rodillos y estructuras que se oxidan por la falta de ventilación y alternativas de gobierno tienen en Canarias un excelente ejemplo. Eso sí, solo de lo primero, ya que el Archipiélago nunca ha visto una mayoría absoluta en su Parlamento desde que los isleños deciden el rumbo de su región (desde 1983), si bien un mismo partido (primero bajo las siglas de AIC y, luego, como CC) ocupa el poder, el sillón presidencial y ha pasado por todas las consejerías desde 1987, muchas veces en cogestión con el PP, con el PSOE o, incluso, en solitario tras romperse el cogobierno en medio de la legislatura (como pasó de 1999 a 2003, de 2003 a 2007, de 2007 a 2011 y de 2015 a 2019) ante la falta de un pacto alternativo.

Un repaso a los resultados electorales en las Islas deja varias conclusiones claras: que se trata de una región condenada a las coaliciones de gobierno (y no parece que el 26M cambie esto, sino más bien que se agudice y se requieran 3 o más grupos) y que históricamente han tenido más peso en el porcentaje de voto y número de escaños los partidos de centroderecha (si por tal se concibe a CC, aunque se defina como progresista), pese a que haya sido el PSOE el que más veces ha vencido (al menos en porcentaje), con un total de 5. Eso sí, en esos 5 triunfos, los socialistas pasaron una vez directamente a la oposición (de 2007 a 2011) y en dos ocasiones acabaron siendo expulsados del gobierno (de 1991 a 1995 por una censura que originó CC) y de 2015 a 2019 por las desavenencias con el equipo de Fernando Clavijo y su decisión de diciembre de 2016 de echarlos.

1983. Las primeras elecciones autonómicas tras las décadas de oscuridad y centralismo franquista confirmaron la ola socialista en el país (tras el arrollador triunfo estatal de octubre de 1982). Celebradas el 8 de mayo, Jerónimo Saavedra las venció con mucha claridad, pero no le dio para la mayoría absoluta. Obtuvo 27 escaños (la mayoría absoluta requiere 31, aunque ahora sube a 36 por la lista regional de 9 y la nueva acta para Fuerteventura por su crecimiento poblacional). Se trata de la mayor cifra de escaños alcanzada y, además, los socialistas también fijaron aquel año el porcentaje más elevado de apoyo en todas las islas, con un 42,36% (la única vez que se superó el 38%), ya que el segundo porcentaje más alto lo obtuvo CC en 2003, con un 37,5. Saavedra gobernó en solitario, pero, en 1985 y ante un CDS que hizo una gran oposición, lo que le valió un gran ascenso en 1987 y obtener la presidencia, tuvo que recurrir a los partidos a su izquierda (como UPC-AC, PCC-PCE o incluso AM) para aprobar, con el llamado pacto progresista, leyes tan complejas y claves como la de Aguas (1987, aunque ya suavizada frente al texto inicial). Según los propios socialistas, esto les costó el gobierno ese mismo año.

1987. El PSOE vuelve a ganar, pero baja a 21 actas y la Cámara pierde la mayoría de izquierdas. El CDS desbanca a AP como el referente del centroderecha estatal, al subir de 6 a 13 diputados (AP desciende de 17 a 6), mientras que la Agrupación de Independientes de Canarias de Manuel Hermoso (AIC, de ideología básicamente de centroderecha, pero insularista), aún con muy poca implantación en la provincia oriental, logra 11, si bien es segunda en votos, con un 20,26, por debajo del 27,85 de los socialistas. Este resultado fragua el llamado "Pacto de derechas", aunque la legislatura fue bastante movidita, con la histórica moción de confianza a la que se sometió el presidente Fernando Fernández (CDS) en diciembre de 1988 y que perdió ante la abstención de las AIC, derivando en la elección, luego, de Lorenzo Olarte (también del CDS) como presidente, siguiendo Hermoso en la vicepresidencia.

1991. Tras una legislatura tan agitada, el PSOE reflotó, ganó 2 escaños más (de 21 a 23), subió en casi 5 puntos (del 27,85 al 33,28) y, ante la imposibilidad de sumar con Ican (5 escaños) y porque el centroderecha no llegaba a 31 (a AIC, CDS y PP les faltaban 2 para esa cifra), se armó el célebre "Pacto de hormigón" entre socialistas y los insularistas de Hermoso. Eso sí, una AIC que ya había ido absorbiendo a fuerzas como AM y el PIL de Dimas Martín, así como a AHI y AGI, toda vez que ATI y API fueron sus grupos originarios, aunque casi todos con la UCD como fuente inicial. Aquel pacto devolvió a Saavedra a la presidencia (de no gobernar, había recibido órdenes de Felipe González de dar paso a otro candidato), mientras Hermoso seguía como segundo de un gobierno que se marcó como gran objetivo encauzar el nuevo REF y mejorar el encaje en aquella CEE de Maastricht, tras el Protocolo II de adhesión. Sin embargo, y meses antes de las generales de 1993 (el 18 de marzo), Hermoso logra lo que parecía quimérico: reúne a comunistas de ICAN, centristas del CDS y apoyos también del PP para que fructificara la primera y, hasta ahora, única censura en las Islas. Surge desde entonces CC y, al menos hasta 2007, cambiaron las preferencias electorales de los isleños, que hasta entonces habían dado su confianza (insuficiente, eso sí) al PSOE.

1995. La gran reválida tras la censura la pasa CC con nota alta, al convertirse en primera fuerza en las Islas en 1995 con un 32,85% y alcanzar 21 diputados. No obstante, lo hace pese a un PP muy fuerte por su ola nacional (en ese 1995 gana, por primera vez, unas elecciones locales al PSOE en el país, que se sumó al triunfo en las europeas del 94). Los conservadores obtienen un 31,08% y 18 escaños, mientras que el desgaste nacional y hasta el cambio de candidato le pasan factura al PSOE, que baja a 16 actas y un desconocido 23,03%. CC y PP pactan el gobierno y, aunque con rupturas en varios tramos finales de las legislaturas, reeditan este acuerdo de centroderecha hasta 2011: un total de 16 años en los que, eso sí, la presidencia siempre fue para CC, como si fuera su propio eje vertebrador.

1999. Con un Parlamento cada vez menos fragmentado (lo componen 4 grupos, pero porque los herreños de AHI deciden desligarse -aparentemente, claro- de CC), Román Rodríguez logra en 1999 el mejor resultado de la historia para los nacionalistas, al subir a un nada desdeñable 37,5% y 24 escaños. Le siguió un PSOE que, de nuevo con Saavedra, se recupera un poquito (de 18 a 19 y de un 23 al 24,4%), mientras que el PP de Bravo de Laguna (ahora junto a CC en Gran Canaria) baja a 15 y un 27,5%, pero seguía en el cogobierno con CC hasta que, al final del mandato, los nacionalistas se quedan solos con el apoyo externo del PSOE de Juan Carlos Alemán.

2003. CC, ya con Adán Martín, se mantiene en un contundente 33,33% y, aunque pierde un escaño (hasta los 23), mantiene la presidencia y el poder repitiendo, a final de legislatura, la historia de quedarse sola con el respaldo puntual y estabilizador del PSOE. Los socialistas, sin embargo, no recogieron los frutos de ese papel entre pragmático y estadista, al bajar de 19 a 17 escaños, pese a que subieron en porcentaje de apoyo, del 24,4 al 25,75. El PP, pese a la guerra de Irak y otras derivas de Aznar, subió de 15 a 17 y del 27,55 al 31%, mientras que Olarte se colaba con 3 diputados con su FNC, aunque no pudo ejercer del actual Casimiro Curbelo porque la mayoría de CC y PP sobraba al principio y, luego, porque Martín prefirió apoyarse externamente en el PSOE, que antepuso la estabilidad.

2007. Ese entendimiento desde las diferencias entre CC y PSOE saltó por los aires en los comicios de 2007. La victoria del PSOE de Zapatero en 2004, el salto de Juan Fernando López Aguilar al ministerio de Justicia, su designación como candidato regional y sus acusaciones de corrupción a CC en el Congreso con casos como el de Las Teresitas encendieron la campaña e hizo imposible cualquier acuerdo posterior con los nacionalistas. López Aguilar aglutinó el voto de izquierdas (NC se quedó en el 5,5% y no logró actas, IU apenas tuvo 6.558 votos y un 0,71%, mientras Los Verdes obtuvieron un 1,93%). Los socialistas volvieron a ganar con gran diferencia (un 35,01% y 26 diputados, el segundo mayor número de escaños de la historia), pero les fue insuficiente porque el tripartito que se dio entonces les dejaba fuera. CC, con Paulino Rivero, bajó a 19 actas y un 24,49%, mientras el PP logró 15 y un 24,38%. Por supuesto, y pese a los intentos de Aguilar, el pacto estaba cantado y la presidencia para CC, también. El exministro optó luego por dejar el Parlamento (en el PSOE canario muchos, aún, no se lo perdonan) y fue el candidato estatal a las Europeas de 2009, ejerciendo como eurodiputado desde entonces, como portavoz de los progresistas en los últimos 5 años y, ahora, como candidato en el puesto 14. Eso sí, las prospecciones petroleras y otras cuestiones rompieron el gobierno y Rivero se quedó en minoría al final, preparando el terreno para girar hacia el PSOE.

2011. La gran ola nacional del PP tras la gestión de la crisis por Zapatero se reflejó con fuerza en las regionales de 2011, cuando Soria obtuvo la primera y, hasta ahora, única victoria de los conservadores (al menos en porcentaje, pues empató a 21 diputados con CC en otra prueba del peso de las islas no capitalinas, ya que hubo más de 7 puntos de diferencia). No obstante, su ruptura y luego guerra con Rivero por el petróleo facilitó el pacto entre CC y PSOE, que con José M. Pérez había bajado a 15 actas y al 20,98%, casi 15 puntos menos.

2015. Las últimas elecciones dejaron al vencedor en actas con la menor cifra (CC, con Fernando Clavijo, que logró 18, aunque curiosamente fue tercera en votos) y al ganador en sufragios con el menor porcentaje de la historia, el PSOE de Patricia Hernández con el 19,86%, la primera vez que se bajaba del 20. El PP quedó segundo en papeletas (18,59) y CC y PSOE repitieron pacto, aunque se rompió en 2016 y Clavijo se apoyó luego externamente en el PP y ASG.

Vuelta a la polarización tras el tripartito

De la gran atomización del primer Parlamento (83-87), Canarias ha fluctuado hacia la concentración del voto en 3 grandes fuerzas (CC, PSOE y PP) y, en 2015, hacia una pluralidad que parece creciente. Una vuelta a la polarización que, el próximo día 26, se confirmará con el mantenimiento de las 6 fuerzas actuales (CC, PSOE, PP, Podemos, NC y ASG) más la incorporación de Cs (que la rozó hace 4 años con 54.375 votos y el 5,84% de apoyo en las 8 Islas) y probablemente de Vox con 1 o 2 escaños si supera el 4% regional (o incluso entrando por alguna isla). De ser así, serán 8 las fuerzas en la Cámara, una menos que de 1983 a 1987, cuando, entre otros, entró Asamblea majorera (3), el Partido Comunista (1) o la Coalición Convergencia Nacionalista Canaria (1), así como la Agrupación Gomera Independiente (2). En la segunda legislatura, se bajó a 7, con AM (3), AC-INC (2) e ICU (2), y en la tercera ya comenzó la condensación, con Ican aglutinando el voto a la izquierda del PSOE (5). Dimas Martín (4) y AHI (1) rompieron el tripartito que ya se asentaba en 1995. AHI (2) lo volvió a hacer pero ya en solitario en 1999 y Olarte, con FNC, lo hizo con 3 escaños en 2003. En 2007, el tripartito se queda solo, en 2011 se le suma NC (3) y, en 2015, Podemos (7) y ASG, seguramente con las 3 actas más rentables para una única isla.

El peso del insularismo y de las dos grandes

Como prueba la actual preocupación en AHI-CC tras las generales del pasado 28A, cuando perdieron el acta de senador por El Hierro en favor del PSOE, lo que no pasaba desde 1986, el peso de las islas no capitalinas en el Parlamento, por la célebre triple paridad que se rompe ahora con la lista regional y el diputado añadido a Fuerteventura, ha sido crucial para conformar mayorías. Una visión que siguen defendiendo CC y ASG, pero que rechazan el PSOE, PP, Podemos, NC, Cs, IU y otros, que consideran muy descompensado el valor de los votos según población y territorio (algunos, incluso, pese a la actual reforma). Que AHI-CC pueda pasar de dos a un diputado regional y que el PSOE herreño suba de 1 a 2 puede ser clave en la mayoría absoluta final según bloques, con lo que unos pocos votos en El Hierro pueden ser determinantes frente a la necesidad de muchos más sufragios en Tenerife o Gran Canaria para lograr escaño. Algo parecido ocurre en La Gomera, donde se siguen eligiendo 4 diputados y que, en la legislatura que ahora concluye, ha demostrado la relevancia de fuerzas insularistas. Es el caso de la ASG tras la salida de Curbelo del PSOE, que se convirtió en clave (junto al PP) para la estabilidad tras la ruptura entre CC y PSOE, lo que, claro, origina críticas en la oposición por entenderse que se descompensa Canarias en favor de una sola isla.

Históricamente, también han tenido un peso similar AM y el PIL, mientras que las grandes fuerzas o las de la nueva política (Podemos, Cs y, ahora, Vox) tienen más vigencia en las Islas capitalinas o medianas. Curiosamente, el PP nunca ha tenido diputado en La Gomera, CC es débil en Gran Canaria desde que surge NC, el PSOE logró el récord de actas en Tenerife en 1983 (8) y el PP en Gran Canaria en 2003 y 2011 (8), la unión de AIC y AM en CC les ha hecho liderar Fuerteventura, mientras que Lanzarote y La Palma suelen fluctuar según el grupo mayoritario, aunque tiende a CC.