Canarias fue la comunidad autónoma que vio aumentar su competitividad con mayor intensidad durante el pasado año. Una mejora del capital humano fue la que propició el salto, que, sin embargo, no sirve para que el Archipiélago abandone el vagón de cola. Las Islas continúan siendo antepenúltimas de España, solo por delante de Andalucía y Extremadura, y una primera aproximación al impacto que tendrá la pandemia global en este ámbito cita a las Islas entre los territorios que se verán más afectados.

Cuarta edición del Informe de Competitividad Regional en España (Icreg) que elabora el Consejo General de Economistas, un trabajo que arroja sus conclusiones mediante el análisis de siete variables: comportamiento de la economía en sí, mercado de trabajo, el capital humano, gobernanza y sociedad; infraestructuras, eficiencia empresarial e innovación.

Es precisamente un salto en el apartado de capital humano lo que permite al Archipiélago avanzar hasta el 6,17, dejar lejos a Andalucía y Extremadura, y quedarse a solo siete centésimas de Baleares y a diez de Castilla-La Mancha. El estudio permite también observar lo ocurrido desde la anterior crisis. En 2008, las Islas ocupaban también el tercer lugar por la cola, pero con un índice muy alejado del que exhibe ahora, del 5,02; la mejoría es notable, si bien el ritmo de crecimiento se ha frenado en los últimos ejercicios en consonancia con el enfriamiento mostrado por la economía.

“En conjunto, la competitividad estructural, en promedio de las 17 comunidades autónomas, aumentó un 3,2% en 2019, en sintonía con la desaceleración generalizada que muestran los datos de avance de la Contabilidad Regional de España (catorce regiones crecieron en 2019 menos que en 2018)”, expone el documento. contextualizando más ese movimiento al alza, cabe destacar que es de mayor tamaño del registrado en el periodo 2008-2019, pero menor del logrado “en la etapa de recuperación” y del que se registró en 2018.

Retornando al análisis de las cifras alcanzadas por las Islas, el 6,17 anotado en el pasado ejercicio está notablemente alejado de las regiones que se sitúan en cabeza. Incluso, la distancia con la primera, Madrid (14,74) es mayor de la que existía en 2008. El Icreg revela una brecha de enorme tamaño entre las comunidades autónomas que se muestran más fuertes en el aspecto competitivo y las que no logran arrancar, Canarias incluida.

Resulta más grave constatar que esas diferencias “presentan una marcada persistencia”. En otras palabras, el Consejo General de Economistas viene a decir que el problema no parece tener solución. La clasificación está partida en dos: las regiones que presentan un nivel alto y medio-alto en competitividad, y aquellas cuyos índices se sitúan en una franja que navega entre el nivel medio-bajo y el decididamente bajo.

Entre las primeras se encuentran, por este orden Madrid, Navarra, País Vasco, Cataluña y La Rioja. Tras ellas aparece Aragón comandando el pelotón de las que peores resultados obtienen. Le siguen Castilla y León, Galicia, Cantabria, Comunidad Valenciana, Asturias, Murcia, Castilla-La Mancha, Baleares, Canarias –puesto decimoquinto–, Andalucía y Extremadura.

Existe una gran y persistente brecha entre las regiones avanzadas y las del vagón de cola

El análisis del comportamiento de la competitividad en el Archipiélago durante el pasado año eje por eje de los siete que componen el Icreg revela que, en realidad, solo el salto adelante dado por el capital humano puede contarse entre las alegrías. El resto de variables, o bien se muestras tibias, o bien caen con respecto a 2018.

El estudio de todo aquello que se relaciona “con el entorno económico, su dinamismo y el tamaño de mercado” revela que no se produjeron cambios notables durante el curso pasado en las Islas. La economía continuó creciendo (1,8%), aunque, a diferencia de lo ocurrido en los primeros años de la recuperación económica, lo hizo por debajo de la media estatal. Dos años consecutivos de enfriamiento que se relacionan con el contexto internacional (brexit, guerra comercial EEUU-China) y nacional (los presupuestos seguían prorrogados entonces y el problema catalán generaba incertidumbres). También hubo un factor interno que tuvo gran protagonismo en la atenuación del crecimiento del PIB canario (16): el descenso de las llegadas de turistas. N obstante, si bien pesó en lo cuantitativo, no lo es menos que era una cuestión que ya estaba descontada, ya que los casi 16 millones de visitantes de hace unos años estaba alimentada por situaciones no perennes como el cierre de la competencia por problemas de seguridad tras la Primavera Árabe.

Lo que tiene peor arreglo, según el informe, es el mercado de trabajo, que se anotó un “fuerte descenso”. La gran presencia de la actividad turística en la economía isleña fomenta una alta demanda de mano de obra no cualificada. Eso significa alta temporalidad, en función del volumen de llegadas de viajeros, y salarios bajos. Esta cuestión entronca con las persistentes fallas del sistema educativo. Por eso es una noticia aún mejor la constatación de la mejora del capital humano. Ahora bien, es una buena nueva si se compara la comunidad autónoma consigo misma, en el mapa de España es la cuarta por la cola en este capítulo.

También se movieron al alza, aunque de manera moderada, las variables “relacionadas con el entorno institucional y social”. La celebración de las elecciones autonómicas, insulares y locales en mayo de 2019 arrojaron resultados que, en casos, ponían en duda la gobernabilidad de algunas instituciones. Paradigma de ello fue el propio Gobierno de Canarias, que sostienen cuatro formaciones políticas distintas. Esa capacidad para seguir adelante, no siempre vista a la hora de gestar un Ejecutivo estatal, se valora. También el carácter estable de la sociedad canaria a pesar de las carencias que sufre en aspectos tan graves como la pobreza o el paro, por ejemplo.

En esa misma medida, “moderada”, avanza la valoración de las infraestructuras. Sin grandes cambios en los últimos años, lo cierto es que Canarias tiene un buen nivel en este capítulo. Alguna nueva vía o algún inicio de obras con la consiguiente fuerte inversión cimentan el avance moderado. En la misma situación de tibio avance se encuentra el capítulo innovador, con un ecosistema que aún no existe pero del que ya se habla.

Donde no hay buenas noticias, sino un “fuerte descenso”, es en la eficiencia empresarial, y eso es grave porque el Icreg incluye en ese baúl cuestiones vitales como la internacionalización.