La actividad de la construcción es una de las que mejor ha reaccionado durante los meses de verano, tras el levantamiento del primer estado de alarma decretado. De hecho, en la mayoría de los indicadores referidos al sector se aprecian mejoras trimestrales que aún no siendo suficientes para alcanzar los niveles de hace un año suponen mejoras considerables en actividad y empleo.

De hecho, la afiliación a la Seguridad Social en el promedio del tercer trimestre del año aumenta respecto trimestre anterior un 7,8% aunque aún se sitúa un 3,3% por debajo del promedio alcanzado en el mismo periodo de 2019. Septiembre finaliza con 52.013 afiliados a la Seguridad Social, 1.164 más que los existentes en el mes de junio. Del mismo modo el número de parados inscritos en las oficinas de empleo público en el mes de septiembre revela un descenso de 1.683 respecto a los existentes en junio, si bien esta caída no impide que el promedio de parados del tercer trimestre de 2020 supere en un 17,6% al existente en el tercer trimestre de 2019.

Un comportamiento positivo del empleo en el corto plazo que también se aprecia en el número de empresas inscritas a la Seguridad Social con algún trabajador a su cargo que pasan de 5.141 en el mes de junio a 5.323 durante el pasado mes de septiembre, alcanzando un número de empresas superior al que existía en las islas a finales del pasado año, aunque aún un 1,3% por debajo de las existentes en septiembre de 2019.

Del mismo modo que los indicadores cuantitativos de empleo y actividad comentados la confianza empresarial mejora en la encuesta de octubre con una variación del 8,2% debido sobre todo a los resultados alcanzados durante los meses de verano y no a las expectativas para el cuarto trimestre del año. Así, el saldo de situación (diferencia entre respuestas favorables y desfavorables) se situó en los -37 puntos, mientras que el de expectativas empeora hasta los -47 puntos, debido a la incertidumbre que aún existe y a las dificultades que se observan en la reactivación de la obra privada frente a la pública que parece comenzar a coger algo de impulso.

Ante este escenario la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife cree que el reto para consolidar la leve recuperación que ha experimentado el sector durante los últimos meses está en continuar impulsando la obra pública, capaz de generar efectos multiplicadores en la economía y el empleo de las islas, entre la que cabría destacar: el Plan de Vivienda previsto por el ejecutivo o las obras en infraestructuras educativas, hidráulicas o carreteras pendientes; a la vez que se desbloquen de una vez por todas la inversión privada, nueva o de rehabilitación, en estos momentos paralizada no solo por la incertidumbre económica en la que se desenvuelven los agentes, sino principalmente por las dificultades y trámites administrativos a los que está sujeto cualquier expediente urbanístico en nuestra región.

Los indicadores de la actividad privada reflejan, mayoritariamente, comportamientos negativos. Los visados de dirección de obra tramitados durante los meses de julio a septiembre fueron un 35,8% inferiores a los del mismo período del año anterior y las certificaciones fin de obra registraron un descenso anual del 0,9% en el mismo período, al igual que su valor de liquidación, que fue un 8,6% inferior al de hace un año.

Sin embargo, los presupuestos de los contratos de obra de las distintas Administraciones Públicas licitados en el tercer trimestre suben un 57,7% respecto al trimestre anterior y la tasa de variación anual registra un incremento del 86,2%. Según la tipología de la obra, las de edificación aumentan sus presupuestos en el tercer trimestre (72,7%) y registran un 21,7% más que lo presupuestado en el mismo período de 2019. Por lo que se refiere a las obras de ingeniería civil, experimentan una variación positiva respecto al segundo trimestre (49,8%) y también en su comparación con el mismo trimestre de 2019 (173,9%).

Por otra parte, el deterioro del consumo y la incertidumbre reinante también está afectando al mercado inmobiliario tal y como se desprende del comportamiento de la compraventa de viviendas, la cual registra en el tercer trimestre un descenso anual del 28,5%, debido tanto a la disminución de la compraventa de viviendas nuevas (-32,6%) como de viviendas usadas (-27,3%). El precio de la vivienda libre desciende en el tercer trimestre un 1,5% interanual, mientras que el de la vivienda protegida cae un 1,7%. Por su parte, el precio del suelo registra en el segundo trimestre (último dato disponible) una importante disminución del 26,3% anual.