La subida del salario mínimo interprofesional (SMI) hasta los 950 euros se aprobó el miércoles con un consenso exprés entre Gobierno central, sindicatos y patronal. Sin embargo, las percepciones sobre sus consecuencias son muy diferentes, pues mientras que el Ejecutivo y las organizaciones sindicales se muestran satisfechas ante la mejora de los derechos laborales, los autónomos están convencidos de que en muchos casos estas condiciones no sólo se empeorarán -con reducciones de jornada-, sino que se terminará destruyendo puestos de trabajo.

"No somos partidarios de subir el salario mínimo, pero preferimos este acuerdo a lo que ocurrió el año pasado, cuando creció hasta un 22,3%", asegura Juan Carlos Arricivita, presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) de Canarias. A pesar de que en esta ocasión la subida sólo ha sido del 5,5%, Arricivita asegura que ya han recibido llamadas de empresarios que asumen que no tendrán otra salida que reducir la plantilla. En 2018, el coste total de un empleado para un autónomo era de 1.139,73 euros, con un salario base de 735,9 euros. Dos años después y otras dos subidas mediante, el coste se ha elevado a 1.471,31 euros. Unas cifras que se prevén al alza, pues el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, ya ha anunciado que no renuncia ni a subir el SMI hasta los 1.000 euros en 2020 ni a que al final de la legislatura éste llegue al 60% del sueldo medio, es decir, los 1.200 euros.

En el caso de las pymes, que representan más del 90% del tejido empresarial de Canarias, la visión es más positiva. El presidente de la Confederación Canaria de la Pequeña y Mediana Empresa (Cecapyme), José Juan Socas, no relaciona la subida del SMI con el despido de trabajadores, aunque sí con un freno en la creación de empleo. "En momentos de mayor productividad se optará por aumentar las horas extras en lugar de por contratar, ya que aumentar la plantilla supone un gasto continuado", explica. Como efecto positivo, el presidente de Cecapyme considera que esta subida del salario "creará una economía de cadena que provocará que el dinero circule y que se fomente el consumo", lo que beneficiará especialmente al comercio.

La subida del SMI afectará sobre todo a los trabajadores del sector agrario, cuyas asociaciones han recibido esta medida como un jarro de agua fría. Fedex, la federación española de productores y exportadores hortofrutícolas, está convencida de que este aumento provocará un descenso de la producción ante la imposibilidad de asumir los costes, mientras que la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) define como "inasumible" este incremento.

Una visión muy diferente tienen los trabajadores y quienes los representan. La secretaria de Acción Sindical de CCOO en el Archipiélago, Esther Martín, resalta no sólo el impulso social y económico que supondrá esta subida salarial para las Islas, sino que además beneficiará a los trabajadores con peores condiciones, muchos de los cuales se encuentran precisamente en el sector agrícola. "Nos gustaría que estas patronales y asociaciones hubieran trabajado para dignificar a sus empleados, pero al final han tenido que ceder ante la exigencia de una concertación social", se lamenta. Según recuerda Martín, varias de estas empresas agrarias del Archipiélago han sido denunciadas por no aplicar correctamente la subida del SMI que se produjo el año pasado y que evitaron echando mano de otros complementos laborales. "La mayor parte de la plantilla agraria está formada por mujeres mayores de 50 años que llevan décadas trabajando y a las que se les absorbió el complemento de antigüedad, por lo que no experimentaron ningún aumento salarial". Otro colectivo de mujeres trabajadoras con precarias condiciones lo conforman las camareras de piso, conocidas como kellys. Ana Nacher, portavoz de este sector en Lanzarote, recuerda que sus aspiraciones son mucho más amplias. "Queremos que nos incorporen al convenio de hostelería, donde el salario base son 1.300 euros, y que dejen de subcontratar" la limpieza .