El nuevo embajador del Reino Unido en España, Hugh Elliott, está convencido de que la salida de su país de la Unión Europea no afectará a la llegada de turistas británicos a Canarias. Elliott, que ejerce el cargo desde el pasado septiembre, pronostica que el volumen de compatriotas que eligen las Islas como destino vacacional será "muy parecido al actual". "No veo por qué el turismo británico tiene que bajar en absoluto", dijo ayer, durante un acto organizado por la Cadena Ser dirigido a abordar las consecuencias del brexit sobre el principal sector económico de la región.

El tan temido momento en que el Reino Unido deje de ser miembro del club comunitario está a la vuelta de la esquina. Será el 1 de febrero -o el 31 de enero a las 23 horas, bromeó el embajador, aludiendo al horario que comparten su país y Canarias-, aunque pocas cosas cambiarán durante este año, en el que estará vigente el periodo transitorio que se han dado las autoridades de Londres y Bruselas para definir, mediante la negociación, las condiciones de la etapa posterior al brexit.

Pero incluso después de 2020 habrá algunas cosas que, recalcó Elliot, no tienen por qué cambiar, al menos en "la gran mayoría" de los aspectos. Una de ellas es el turismo y, en concreto, la evidente predilección que sienten los residentes en el Reino Unido por el Archipiélago y el flujo de sus visitas, que no ha hecho más que crecer en los últimos años -incluso después del referéndum en el que el país decidió dejar la UE-, un aumento que solo se ha visto interrumpido por los problemas en la conectividad aérea y la quiebra del poderoso operador turístico británico Thomas Cook.

Pero sí hay un aspecto relacionado con la actividad turística que puede verse alterado por el brexit. Se trata de aquellos turistas de larga estancia que pasan en las Islas varios meses al año buscando un mejor clima que el que impera en las Islas Británicas durante el otoño y el invierno, llamados golondrinas en alusión a los hábitos migratorios de estas aves. La normativa que rige en España solo permite pasar tres meses de cada seis en el territorio nacional sin más requisitos que el pasaporte para ser considerado un turista, cuando muchas de estas personas prolongan sus estancias en Canarias más allá de ese plazo. "Con la actual política migratoria no podrían. Necesitamos cambios", apuntó el representante diplomático del Reino Unido en España y Andorra.

El otro motivo de preocupación para el Archipiélago cuando los británicos dejen la UE se centra en las relaciones comerciales, un aspecto que preocupa sobre todo al sector primario. En este aspecto, una vez superado el periodo transitorio, la salida del mercado único y de la unión aduanera hará inevitable que cambie el marco en el que se desarrolla la actividad. Hugh Elliott resaltó la importancia de "mantener informado al sector empresarial para que pueda hacer los cambios necesarios", al tiempo que elogió "la experiencia" de los isleños en vender productos a países extracomunitarios. Por esta razón, el embajador expresó su confianza en que "las exportaciones canarias puedan seguir siendo fuertes y exitosas".

Una nueva visión

El divorcio entre el Reino Unido y la Unión Europea "obliga y, al mismo tiempo, da la oportunidad" a los británicos de replantearse su "visión internacional y hacia el exterior". En ese aspecto, Elliott no descartó que Canarias pueda desempeñar un papel como plataforma de negocios en su entorno geográfico del que Gran Bretaña e Irlanda del Norte pudieran beneficiarse. Lo que sí tiene claro es que el brexit no restará poderío económico a su país, pues este responde, a su juicio, a la facilidad para hacer negocios, que explica, por ejemplo, que "muchas empresas se lancen y tengan éxito" en la economía medioambiental, más que en otras naciones del club comunitario, aseguró. "Eso no tiene nada que ver con ser miembro de la UE y no va a cambiar", sentenció.

Al margen de sus efectos sobre la economía, la ruptura ha supuesto un motivo de inquietud para los alrededor de 40.000 británicos que residen en el Archipiélago y los entre 3.000 y 4.000 canarios que viven en Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Sin embargo, aclaró el jefe de la diplomacia británica en España, el acuerdo de retirada -que "será ley el 1 de febrero"- protege los derechos de ambos colectivos, aunque también recordó que deben registrarse como residentes -o asentados, en el caso de los españoles afincados en tierras británicas- antes de que concluya 2020.

Las relaciones oficiales entre el Reino Unido y Canarias se acercan ya a los cuatro siglos -en 1637 abrió el primer consulado británico- y, confió Elliott, se mantendrán aunque el país deje de ser miembro de la UE. Para que así sea, será necesario profundizar en los vínculos ya existentes. "Siempre tenemos que trabajar los lazos", advirtió el embajador.

Antes de la intervención de Elliott, la consejera de Turismo del Gobierno autonómico, Yaiza Castilla, remarcó la importancia del turismo británico para el destino Islas Canarias, pues un tercio de los visitantes tienen esta nacionalidad. La cifra ha seguido creciendo y, según Castilla, "solo podría reducirse en caso de un deterioro significativo de las variables económicas o de la conectividad área", aunque "eso no va a suceder". "El Gobierno -dijo- trabaja intensamente para revertir el descenso de la conectividad".

La consejera de Turismo felicitó al Ejecutivo británico por su "magnífica gestión y colaboración" en el operativo que permitió el retorno de los turistas de ese país a los que el cierre de Thomas Cook sorprendió pasando sus vacaciones en tierras isleñas. Tras la quiebra del turoperador, una parte importante de las plazas se ha recuperado. Además, "las aerolíneas no han finalizado su programación", lo que da esperanzas de completar la recuperación. En cuanto a la demanda de viajes por los clientes del Reino Unido, "no debería verse afectada", apuntó Yaiza Castilla. "Canarias -afirmó- hará todo lo posible para mitigar el impacto de la salida y para que los británicos sigan considerando las Islas como su casa".