El destronamiento de Cataluña por la Comunidad de Madrid como la región con mayor peso en el producto interior bruto (PIB) español fue el aspecto más llamativo del avance de datos que sobre 2018 facilitó recientemente el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Aunque el fenómeno ya se había producido en 2012-2013 (antes del proceso secesionista), Cataluña logró recuperar con posterioridad su liderazgo, que ahora parece haber vuelto a perder por una diferencia de 0,17 puntos de PIB, que en términos de valor de producción a precios corrientes implica que Madrid produjo el año pasado bienes y servicios por 230.794,78 millones, del orden de 2.112 millones más que los 228.682,14 millones producidos por Cataluña.

Los analistas han atribuido este vuelco a los costes asociados a las turbulencias separatistas. Pero esto sólo es parte de la explicación.

Con un perfil industrial que dobla al de Madrid (19,9% frente a 10,3%), la economía catalana ha estado mucho más expuesta al enfriamiento internacional causado por el proteccionismo desde mediados de 2018, que se ha manifestado con una "recesión industrial" en Europa. De momento no se ha contagiado al sector servicios, en el que Madrid está mucho más especializada: 84,9% del PIB regional frente al 73,8% en Cataluña. A su vez, la caída del comercio global ha dañado mucho más a Cataluña porque su intensidad exportadora (25,7% del total español) es muy superior a la de la economía madrileña (10,7%).

Pese al traslado de muchas sedes empresariales fuera de Cataluña por el temor a perder la pertenencia a la UE en un caso hipotético de secesión, la región catalana sigue siendo líder: en enero tenía 620.031 empresas (el 18,43% de las españolas) frente a 540.544 (16,07%) en Madrid, según el registro del Banco de España.