Los puertos canarios necesitarán más trabajadores en los controles aduaneros cuando se materialice la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Máxime si finalmente se produce el temido brexit duro, esto es, si Londres y Bruselas no llegan a un acuerdo para que el divorcio sea ordenado. Los productos y mercancías que los ciudadanos y empresas de las Islas compren a Gran Bretaña e Irlanda del Norte tendrán la consideración de importaciones desde terceros países cuando se consume el brexit. Los bienes que se mueven dentro del mercado único europeo están exentos de muchos controles en las aduanas porque proceden y se dirigen de un Estado a otro Estado miembro, los dos sometidos a las mismas normas y con pleno y mutuo reconocimiento. La salida del Reino Unido del club comunitario supondrá que dejará de estar sometido a esas normas ?sanitarias, fitosanitarias, de envasado...?, lo que automáticamente conllevará una mayor vigilancia y control de las mercancías que envíe a los países y territorios de la UE. Es decir, la confianza se habrá perdido y se tendrá que mirar con lupa si los productos que envía un exportador británico en un determinado contenedor pueden o no salir de los puertos de Santa Cruz de Tenerife o de Las Palmas. Así pues, podría producirse un "embudo", avisó ayer el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), por la falta de personal para ocuparse del incremento de los controles aduaneros.

Para hacerse una idea de hasta qué punto se incrementará el trabajo en las aduanas tras el brexit basta con apuntar que Canarias importó el año pasado mercancías desde el Reino Unido que sumaron cerca de 190.300 toneladas, según los últimos datos ?todavía provisionales? que ha publicado el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

Al margen de los efectos del brexit en los intercambios comerciales de la Comunidad Autónoma, desde Gestha hicieron también hincapié en otro de los principales problemas a que se enfrentan los importadores canarios: la "mala praxis" de muchas empresas transportistas. El sindicato denunció, por un lado, la falta de transparencia de estos negocios en su política de precios y, por otro, la desinformación sobre el autodespacho aduanero, que ahorraría gastos a los importadores.

En cuanto a las exportaciones, los expertos lamentaron que no estén usándose las simplificaciones aduaneras, que reducen costes a los vendedores isleños. Solo un 2% de las declaraciones sacan partido a esta posibilidad.