La domesticación del perro

La domesticación del perro

La domesticación del perro / lara de armas moreno

Lara de Armas Moreno

Lara de Armas Moreno

Diversos estudios paleontológicos y arqueológicos han determinado que el Miacis, un pequeño mamífero similar a la comadreja vivió hace unos 60 millones de años en Asia, en donde se convirtió en el antepasado de los cánidos actuales. Hace unos 30 millones de años llegó la primera evolución del Miacis, el Cynodictis, un animal de tamaño mediano, con una cola alargada y pelaje corto. Durante milenios el Cynodictis consiguió evolucionar y derivó en dos ramas, una en África y otra en Eurasia cuyo espécimen se conoce como Tomarctus, el ancestro común de los zorros, lobos y perros.

Hace unos 20.000 años los lobos y los humanos no eran precisamente amigos. Con el paso del tiempo la situación cambió, pero ¿por qué?

El momento y lugar de la domesticación aún no se conoce con exactitud, pero existe una evidencia genética que señala que los primeros eventos de domesticación tuvieron lugar en Asia Central hace unos 15.000 años. Otros estudios sugieren que se domesticó al lobo por primera vez en China, hace 16.300 años. No obstante, algunas investigaciones como la del profesor en Biología evolutiva en UCLA Robert Wayne sugieren que es en Europa en donde se encuentran las evidencias arqueológicas de los perros más antiguos. Para llegar a estas conclusiones se ha estudiado el ADN mitocondrial de estos animales en los registros encontrados y se ha comparado con el de los perros, lobos y coyotes modernos.

El lobo fue, sin lugar a duda, el primer animal carnívoro domesticado por el ser humano. Según el análisis de Wayne, los lobos podrían haberse aprovechado de los restos de los animales consumidos por los cazadores-recolectores. Esto habría hecho que los miembros menos temerosos de la manada se acercaran cada vez más, llegando a perderle miedo a los humanos. Esta teoría también explicaría la diferencia entre perros y lobos; mientras estos últimos no consumían carroña y emigraban para cazar, los que terminaron convirtiéndose en perros se quedarían cerca de las poblaciones, apareándose y reproduciéndose entre sí, generando una nueva especie.

La hipótesis más aceptada sostiene que desde el acercamiento del lobo con el ser humano éste comenzó a adoptar cachorros, desechando a los que tenían un carácter violento y quedándose con los más dóciles.

Los restos óseos más antiguos que más se asemejan morfológicamente al perro están datados entre hace 36.000 y 30.000 años. En la cueva de Chauvet, en Francia, se han descubierto huellas de un gran cánido junto a huellas de un niño, datadas hace 30.000 años.

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