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Guerra Rusia - Ucrania
Andrés Gutiérrez Fotoperiodista canario

El fotógrafo canario Andrés Gutiérrez en Ucrania: «Arriesgar le da sentido a mi trabajo y a mi vida»

"Creo que este trabajo va de ir a los sitios adonde no mucha gente quiere ir y contar de la mejor manera posible lo que allí está sucediendo", afirma el fotoperiodista canario

Andrés Gutiérrez en el poblado de Byshiv, a las afueras de Kiev. JAIR CABRERA

El fotógrafo Andrés Gutiérrez fue, durante dos semanas, los ojos de Canarias en la guerra entre Rusia y Ucrania, país donde conoció la barbarie de un conflicto que le generó «impotencia», una confrontación que, reconoce, no puede comprender.

No lo piense demasiado: ¿A qué huele la guerra?

Huele como a quemado. Suena tal vez algo obvio, pero el más claro que se identifica es el olor a que se están quemando cosas. Combustible, árboles o plástico. Durante la estancia en la ciudad de Kiev salimos a patrullar con la Defensa Territorial por las zonas cercanas a la ciudad de Irpin, epicentro de los combates entre el ejército ucraniano y las tropas rusas, ese día era fácil reconocer el olor del combate. Olor a quemado.

"Vivir en estas islas tiene infinitas ventajas pero, para un trabajo periodístico de peso, de repercusión nacional o mundial no es el mejor sitio"

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Usted, aprovechando sus días libres y sus vacaciones pendientes, decide pagarse un billete de avión y plantarse en Polonia sólo unas jornadas después de la invasión rusa a Ucrania. ¿Qué le empujó más, que aquel fuera el epicentro informativo del planeta o la necesidad de dejar constancia de la barbarie que estaba padeciendo la sociedad ucraniana?

Las dos cosas. Vivir en estas islas tiene infinitas ventajas pero, para un trabajo periodístico de peso, de repercusión nacional o mundial no es el mejor sitio. Muchas veces te ves encerrado en un bucle que no sale de contar resultados deportivos o asistir a la rueda de prensa del político de turno y eso, al menos a mí, me parece la antítesis de la esencia del periodismo. Creo que este trabajo va de ir a los sitios adonde no mucha gente quiere ir y contar de la mejor manera posible lo que allí está sucediendo. Enseñar, muchas veces, para tratar de cambiar. Y si toca arriesgar, pues se arriesga. Eso le da sentido a mi trabajo y a mi vida.

¿Cómo y en cuánto tiempo organiza el viaje?

Haber tenido la oportunidad de viajar mucho te quita de encima cientos de preguntas y preocupaciones. En este viaje en concreto, lo más importante era conocer qué tipo de documentos especiales necesitaba para trabajar en el terreno y, por otra parte, poder conseguir un casco y un chaleco antibalas para desarrollar el trabajo de la forma más segura posible. En menos de una semana tenía lo necesario para viajar gracias a amigos y conocidos que se implicaron y me ayudaron.

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Las historias tras las fotos de Andrés Gutiérrez desde Ucrania en guerra Andrés Gutiérrez

¿Contaba con informantes y/o ayuda sobre el terreno cuando empezó a planear desde Canarias cómo iba a ser su llegada a Polonia y su ruta de trabajo en Ucrania?

En el terreno tenía a muchos compañeros trabajando desde el principio de la guerra. Ellos han sido vitales para solventar dudas básicas en todo momento. Sin los compañeros no somos nada. Ahora que ya regresé, es a mí al que llaman otros compis para preguntar las mismas dudas que en su día tenía yo. También existen grupos de Telegram y Facebook que sirven como punto de encuentro y en los que se dan algunos tips de logística. Cualquier información es importante por insignificante que pueda parecer.

¿Tuvo que dar cuenta en España de su llegada a Ucrania a algún ministerio o institución pública? ¿Necesitó algún permiso o salvoconducto especial y, si es así, tardaron mucho en facilitárselo?

A España no hace falta notificar nada en absoluto, es más, en su momento envié un email al consulado español en Polonia y sigo esperando la respuesta. Ucrania, por el contrario, sí pide una acreditación especial que la concede el Ministerio de Defensa. Esta acreditación te permite trabajar en zonas especiales en las que se está desarrollando el conflicto de forma activa. Sin esta acreditación es prácticamente imposible moverse con cámaras entre las ciudades. En mi caso tardaron unos días más en concedérmelo. Yo lo achaco a que viajo con un pasaporte que no es europeo.

¿Le generó problemas que en su documentación como ciudadano español figurase Venezuela como lugar de nacimiento? ¿Por qué? ¿Qué le decían?

En ningún momento me identifiqué como nacido en Venezuela. Es una pena que mi procedencia pueda penalizar tanto en algunas ocasiones y países. Todos sabemos cuál ha sido la vergonzosa postura de Venezuela en este conflicto y eso no me convenía en absoluto estando allí, sobre todo por la gran paranoia que tienen las autoridades por los espías extranjeros trabajando para Rusia.

"Te puede sobrecoger el no saber cómo va a ir realmente o en qué situaciones te vas a ver metido y si sabrás reaccionar de forma adecuada, pero no dudé ni un segundo"

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Es su primera cobertura de un conflicto bélico. ¿No tenía miedo? ¿Dudó en hacerlo?

Miedo sí. Te puede sobrecoger el no saber cómo va a ir realmente o en qué situaciones te vas a ver metido y si sabrás reaccionar de forma adecuada, pero no dudé ni un segundo. Quería entrar en Ucrania, aunque insisto en que haber viajado a países no convencionales previamente fue de gran ayuda.

¿Cómo recibieron sus familiares y amigos que decidiera embarcarse en un viaje no exento de riesgos? ¿Le animaron o trataron de convencerlo para que no se fuera?

Todos mis cercanos entienden de mi trabajo y lo aceptan. Algunos con más resignación que otros, pero jamás escuché ninguna negativa. Tener apoyo de quienes te rodean siempre anima a seguir adelante y, además, te ayuda a sentir que estás haciendo lo correcto.

¿Cuál fue la primera sensación que tuvo al llegar a la frontera entre Polonia y Ucrania y comprobar con sus propios ojos la caótica y desesperada situación de quienes abandonaban Ucrania sin saber muy bien su destino y su futuro?

Llegué a la frontera dos semanas después de que el conflicto hubiera estallado y la primera impresión fue de que lo tenían todo bastante organizado. No tengo idea de cuántas ONG ni cuántos voluntarios estaban trabajando allí esperando a los refugiados, pero puedo decir que eran miles. Ver todo aquello me dio alegría y esperanza. Por el contrario, observar a madres y abuelas solas cargadas de maletas y bolsos, con los niños alrededor, muchas veces con cara de agotamiento por el largo recorrido, hace que se te parta el alma. ¡Qué impotencia! De dónde saca tanto odio el ser humano para generar estas consecuencias. Familias rotas, sus casas destruidas, parientes fallecidos. No lo puedo comprender.

¿Por dónde se introduce en el país y por qué ciudades fue moviéndose? ¿Cómo se desplazaba ya dentro del territorio ucraniano?

A Ucrania entré desde Polonia, por el paso fronterizo que se ubica en Medyka. Esta ciudad polaca se encuentra a 85 kilómetros de Lviv (Leópolis) y fue el epicentro de la llegada masiva de refugiados. Lo más seguro para hacer grandes desplazamientos dentro de Ucrania es el tren. Así se puede llegar de Lviv a Kiev. En el interior de las ciudades, el servicio de taxi va de maravilla y es muy asequible.

"Me sentí profundamente identificado y encantado con mi gremio. Aquellos periodistas y fotoperiodistas que conocí eran personas comprometidas y con ganas de hacer bien su trabajo"

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Habría muchos periodistas y fotógrafos que, como usted, se enfrentaban por primera vez a desarrollar su labor informativa en una zona de guerra, pero también imagino que se encontraría con otros profesionales bregados en este tipo de conflictos. ¿Afrontaban todos del mismo modo su trabajo o se topó con mucho informador sobrado y con algunas dosis de postureo?

Me sentí profundamente identificado y encantado con mi gremio. Aquellos periodistas y fotoperiodistas que conocí eran personas comprometidas y con ganas de hacer bien su trabajo. Con algunos de ellos había tenido contacto estrecho por internet y tuve la oportunidad de conocerlos en persona. Unos cracks. Les agradecí su ayuda personalmente. Por otro lado, siempre habrá alguno que vaya por el postureo como dice o a darse codazos con el resto, pero a esos tuve la grandísima suerte de no topármelos. Se respiraba compañerismo, la verdad.

Por seguridad, ustedes se movían empotrados en los convoyes del Ejército ucraniano. ¿Eso les limitó a la hora de desarrollar su labor o tenían libertad para decidir dónde se quedaban y qué fotografiaban?

Con el ejército regular era imposible ir empotrado, al menos para la mayoría de mortales. Por suerte, pude moverme con la Defensa Territorial en la ciudad Kiev y eso me facilitó muchísimo los desplazamientos y los accesos en algunas zonas. Dentro de la ciudad, en general, tenías libertad de movimiento a menos que quisieras acercarte mucho a los combates. Si te pasabas, te expulsaban mucho antes de llegar a ellos. Para dormir, muchos de los reporteros nos alojábamos en hoteles en el centro de la ciudad y al día siguiente salíamos en grupos. Siempre es mejor moverse acompañado, así, en caso de lío, alguien puede socorrerte o avisar.

¿Con qué actitud recibían la presencia en sus calles y en sus casas de fotógrafos y periodistas extranjeros los y las habitantes ucranianas?

A la población civil en general la sentí bastante receptiva. Ellos son conscientes de cuál es nuestro papel en este conflicto y de la necesidad de que se enseñe todo lo que está sucediendo allí dentro. Las fuerzas de seguridad por el contrario eran algo menos amables pero, teniendo en cuenta el contexto, era entendible su actitud. Sin ir más lejos, a mi compañero de periplo en la capital, un mexicano bastante curtido, nada más llegar, le hicieron borrar unos vídeos que había acabado de tomar justo saliendo del hotel. Bienvenidos a Kiev, pensamos. En Lviv la situación había sido mucho más relajada, a pesar de que algún que otro compañero también había sufrido algún encontronazo con la policía. Yo, afortunadamente, no tuve ningún problema de ese tipo.

"Es normal tener miedo. La clave está en saber cómo gestionarlo. Uno intenta no verse superado por la situación para poder hacer bien el trabajo"

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¿Sintió en algún momento miedo? Y en ese mismo sentido, ¿se vio superado en alguna ocasión por la devastación que encontró en las ciudades a donde llegaba?

Es normal tener miedo. La clave está en saber cómo gestionarlo. Uno intenta no verse superado por la situación para poder hacer bien el trabajo. Vas mentalizado de lo que tienes que hacer allí. Lo que sí es verdad es que te traes cosas en la mochila de forma inevitable que recuerdas con el paso de las horas y los días.

¿Hay alguna imagen que destacaría por encima del resto entre las fotografías que realizó?

Los rostros de dolor de las madres. Ver cómo enterraban a hijos me pareció algo demoledor.

Tras permanecer en Ucrania durante tres semanas, ¿ha logrado entender qué motivos se esconden detrás de esta invasión?

No soy experto en geopolítica y sinceramente me da exactamente igual. No tiene ninguna justificación meter un bombazo en una zona residencial y matar a civiles. Espero que los culpables de esto paguen por los crímenes que han cometido.

¿Cómo transmitía y enviaba sus imágenes diariamente a los periódicos LA PROVINCIA y EL DÍA? ¿Las comunicaciones —conexiones wifi y cobertura remota— funcionaban correctamente?

Las conexiones en las ciudades iban perfectamente. Lo más normal es hacerte con una tarjeta SIM del país y transmitir con el 4G. El wifi en los hoteles también funcionaba sin ningún problema.

Además de esta guerra, usted cubrió la erupción volcánica de La Palma, ha trabajado el drama de la migración en Canarias y, también, el efecto devastador de los brutales incendios en los parajes naturales de las Islas. ¿Qué se debe hacer para que no le afecte la dura realidad de esas situaciones y poder trabajar?

No hay forma de que no te afecte. Lo importante es saber centrarte en que no lo haga mientras estás en el lugar. Si dejas que te afecte mientras estás trabajando estarás perdiendo el tiempo y seguramente entorpeciendo a los demás. Una vez has enviado tu trabajo y llegas a tu casa o a tu rincón seguro, ahí puedes dejar que te vengan los fantasmas, cada uno se encarga de ellos a su manera. Poco más se puede hacer.

Un currículum de premio

Andrés Gutiérrez comenzó en el año 2008 a trabajar como freelance en las Islas Canarias tras llegar al Archipiélago procedente de Venezuela. Ha trabajado como stringer para Associated Press (AP), Agence France-Presse (AFP) y la National Public Radio de Estados Unidos (NPR). Actualmente colabora de forma activa con la agencia estatal de Turquía Anadolu Agency (AA) y la alemana Deutsche Presse-Agentur (DPA). «Trabajar para estas agencias», dice, «me permite publicar en medios como The Whashington Post, Los Angeles Times, The Guardian, The New York Times, entre otros». También ha trabajado como fotoperiodista para los periódicos locales Diario de Avisos y La Opinión de Tenerife, ahora fusionado con EL DÍA, donde forma parte de la plantilla. Colaborador de la agencia The Stand Global, Gutiérrez es cofundador del proyecto documental Co’Report. Entre los galardones que ha obtenido destacan primeros premios y segundos premios en la Bienal Internacional Fotonoviembre; fotógrafo del año en el concurso de fotografía documental y periodística Cristóbal García, y ganador del concurso de fotografía deportiva que organizaba CajaCanarias.

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