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Guerra Rusia - Ucrania

El reto de cuatro periodistas españoles en Ucrania: ir a la guerra por primera vez

Decenas de jóvenes informadores sin experiencia previa en escenarios bélicos se han desplazado desde España hasta Ucrania para contar la guerra en directo - Hablamos con cuatro de ellos

FERMÍN TORRANO26 años Pamplona JUAN FERNÁNDEZ

La cercanía geográfica de Ucrania y el interés informativo generado por la invasión rusa han animado a una constelación de jóvenes periodistas españoles a desplazarse hasta la zona en conflicto para contar sobre el terreno lo que está pasando. Todos son debutantes en escenarios bélicos y la inmensa mayoría va por libre. Se han pagado de sus bolsillos el viaje y el utillaje de reportero y, una vez allí, se han ofrecido para narrar lo que están viendo y oyendo. Representan una nueva forma de informar, aplicada ahora a la guerra, que prima el interés por acudir al lugar de los hechos sobre el canal usado para difundirlos.

En la asociación Reporteros sin Fronteras son testigos de este novedoso fenómeno informativo. En las últimas semanas no han parado de recibir llamadas de jóvenes periodistas, todos sin experiencia previa en conflictos armados, que preguntan cómo pueden conseguir un casco, un chaleco y una acreditación para irse a Ucrania. «Han descubierto que no necesitan estar atados a los medios para mostrarle al mundo la crudeza de la guerra. Les valen sus redes sociales para dar a conocer su trabajo», explica Alfonso Bauluz, presidente de esta oenegé de periodistas, que ya lleva contabilizados a más de un centenar de informadores españoles, la mayoría freelance, destacados en Ucrania.

Pero una guerra no es una manifestación de estudiantes. En los últimos días, algunos veteranos reporteros, como Gervasio Sánchez, han advertido de los riesgos que conlleva informar bajo el rumor de las sirenas antiaéreas. En semanas de bombardeos han fallecido cinco periodistas, una amenaza que no ha disuadido a Lorena Sopena, Dídac Medrano, Fermín Torrano o Patricia Simón, los reporteros que aparecen en este reportaje. Ninguno había estado antes en una confrontación armada, pero todos comparten la misma voluntad por narrar las tragedias humanas que acontecen bajo los bombardeos. «Cada generación tiene su guerra. Ucrania es la guerra de una nueva generación de reporteros que está multiplicando las miradas sobre el conflicto bélico», valora Bauluz.

"Quiero mostrar con mi cámara este momento histórico"

Lorena Sopena - Periodista, 28 años, Barcelona

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Lorena Sopena.

Lorena Sopena.

El 25 de febrero, el Whatsapp de Lorena Sopena amaneció atestado de mensajes. «¿Qué, estás ya haciendo las maletas?». Nunca antes había cubierto un conflicto armado, pero en su entorno sabían que tan pronto estallara la guerra, se marcharía para allá . En cuestión de días, se agenció un casco y un chaleco y se plantó en la frontera de Rumanía con Ucrania, desde donde puso un tuit ofreciéndose a compartir sus imágenes con los medios que estuvieran interesados. La semana anterior había estado grabando planos en el Mobile de Barcelona, pero ahora su objetivo levantaba acta de la mayor crisis humanitaria europea en los últimos 75 años. «Es un momento histórico en una zona que me interesa mucho, que está a pocas horas de vuelo. Quería verlo con mis propios ojos y mostrárselo al mundo con mi cámara», cuenta desde Lviv. Ucrania es su bautizo de reportera de guerra, pero la zona no le resulta ajena. Fascinada con el antiguo bloque soviético desde que era una cría, ha viajado varias veces por Europa del Este y se defiende en cirílico. Pero una guerra es otra cosa. «Es descorazonador ver agarrando las armas a amigos ucranianos a los que conocí haciendo cursos de pacifismo». Tiene pensado quedarse en la zona mientras reciba nuevos encargos. «Si no, me volveré a Barcelona. Estoy aquí con el dinero que ahorré durante meses previendo que llegara este momento», confiesa Lorena.

"No busco aventuras, sino dar voz a quien no la tiene"

Fermín Torrano - Periodista, 26 años, Pamplona

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Fermín Torrano.

Fermín Torrano.

La entrada de los tanques rusos en Ucrania pilló a Fermín Torrano con la decisión tomada: si había guerra, tenía claro que volvería al país que ha visitado dos veces desde 2019. Su urgencia era llegar a Kiev antes que el Ejército de Putin y cualquier apaño servía para hacer realidad este objetivo, incluido el atrevimiento de viajar sin chaleco y sin saber dónde publicaría los reportajes que haría sobre el terreno. Esto último lo averiguó en la cola de embarque del avión que lo llevó de Madrid a Cracovia 48 horas después de que se iniciara la guerra. A través de un amigo, contactó con el diario digital El Español y acordó que les iría enviando crónicas. Al final no logró llegar a la capital ucraniana ni hacerse con un chaleco, pero los días que estuvo en Odesa le han servido para cumplir la meta que se marcó cuando oyó a Miguel Gil, el veterano reportero fallecido en Sierra Leona, dando una charla en su facultad sobre periodismo en zonas de conflicto. «En una guerra, los reporteros son los ojos y los oídos del mundo. Ese día me dije: ‘Yo sé ver y escuchar, así que este es mi oficio’», explica.

Más que la noticia urgente, su especialidad son las historias humanas, y estos días en Ucrania no es difícil encontrarlas, salen al paso. «Quien diga que no tiene miedo, o miente o es un inconsciente. Yo no he venido buscando aventuras, likes ni dinero, sino a dar voz a quien no la tiene. Cuando pienso esto, se me quita el miedo».

"Me costeé el viaje trabajando de teleoperador"

Dídac Medrano - Periodista, 23 años, Sant Joan Despí

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Dídac Medrano.

Dídac Medrano.

Las guerras no suelen depender del calendario, pero lo primero que hizo Dídac Medrano al tener noticia de los primeros bombardeos rusos sobre suelo ucraniano fue echar mano del almanaque. La guerra empezó un jueves, si hablaba con sus jefes del Servicio de Emergencias Médicas, donde ejerce de teleoperador los fines de semana, podría pedirse un turno libre y escaparse a Ucrania a hacer reportajes para estar de vuelta en su puesto de trabajo a mediados de marzo.

Dicho así suena desconcertante, pero contando con la pasión que él emplea para hablar de su vocación de reportero, el plan cobra de repente otra lógica. «Con el dinero que gano atendiendo llamadas en el 061, me costeo mis viajes por el mundo haciendo fotos y reportajes, que es lo que me gusta y a lo que quiero dedicarme. Conozco Ucrania de visitas anteriores y cuando estalló la guerra no me lo pensé dos veces», explica este licenciado en Antropología Social y Cultural.

Entró en tren por la frontera de Hungría con la idea de llegar a Kiev, pero finalmente desistió al comprobar que tendría difícil estar de vuelta en Barcelona el día que había prometido. Pero la semana que pasó en Lviv le permitió palpar el espanto de la guerra en el rostro de los ucranianos que huían de los bombardeos del este del país. «Nunca había visto una crisis humanitaria de este calibre», reconoce. También ha podido comprobar los riesgos que entraña este oficio. «Lviv está militarizada y las cámaras no son bienvenidas. Las sospechas de espionaje son continuas. Aun así, si el conflicto se alarga, sé que volveré. Quiero ser reportero de guerra y Ucrania lo pone fácil: está en Europa, lo tengo cerca», señala.

"Creo en el periodismo que salva vidas"

Patricia Simón - Periodista, 38 años, Málaga

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Patricia Simón.

Patricia Simón.

De Colombia a Mozambique y de Israel a Guatemala, Patricia Simón lleva 20 años rastreando las huellas que dejan tras de sí los conflictos bélicos. Sin embargo, Ucrania es la primera guerra en directo a la que asiste. «Esta guerra ha sido tan anunciada que hemos podido llegar a las ciudades antes de que empezaran los bombardeos. Nunca olvidaré el miedo y la tristeza tan insondables que encontré en Kiev cuando estalló el conflicto», explicaba por teléfono desde Budapest, hasta donde se desplazó para cubrir la salida de refugiados, aunque ya preparaba su regreso a la capital ucraniana.

La guerra la pilló en plena promoción de Miedo, el libro que acaba de publicar sobre las injusticias que persiguen a la población migrante en el mundo, pero estar por primera vez en un frente de guerra era para ella prioritario.

Acostumbrada a viajar como freelance, ahora lo hace como enviada del periódico La Marea, un cambio que aprecia y valora porque le permite tener resueltas las cuestiones logísticas que roban tanto tiempo a los reporteros que van por libre.

De esta manera puede concentrarse en tomarle el pulso la población ucraniana y visibilizar sus padecimientos, que es a lo que ha ido. «Creo en el periodismo que ayuda a salvar vidas y cada vez encuentro a más ucranianos que piden que se negocie para que acabe de una vez este desastre. Me preocupa que la visión acrítica que a veces ofrecemos de la guerra esté alentando un discurso belicista», advierte Patricia Simón.

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