Los artistas no se estudian en su particularidad sino en relación con el contexto histórico del momento, junto a los movimientos artísticos contemporáneos y la influencia y cooperación de otros creadores de su generación. La actividad artístico-propagandística desarrollada por el bando republicano y la participación de artífices insulares ya las abordé en mi libro La Guerra Civil. José Arencibia Gil y otros artistas canarios (Editorial Mercurio, 2018) y en el artículo Los dibujos del pintor José Arencibia Gil en el periódico Avance durante la Guerra Civil (revista Goya nº 368, julio-septiembre 2019). La importancia y lo novedoso de esta temática obligan al correspondiente estudio desde la perspectiva de los vencedores, que también lucharon con similar ahínco en defensa de sus postulados ideológicos y objetivos políticos. La figura de Ismael Ernesto González Mora, firma artística, Juan Ismael, (Santa Cruz de Tenerife 1907-Las Palmas de Gran Canaria 1981) destaca notablemente por el amplio número de ilustraciones realizadas durante la Guerra Civil (1936-1939) y el primer franquismo (hasta 1945) en pro del bando victorioso. Si bien estuvo en el bando victorioso, el propio Régimen lo rechazará al descubrir su relación con la masonería, aunque tengo reservas sobre esto. El Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo lo investiga y condena (1943-1944). El expediente incoado es el eje conductor de mi investigación realizada en los últimos cuatro años abordando la biografía, la localización y catalogación de su obra artística (120 dibujos, 37 fotomontajes y 2 acuarelas). El resultado final es un amplio estudio con innumerables aportaciones a la espera de su pronta publicación.

En la vanguardia republicana

La escasa comprensión de la personal estética juanismaeliana en Canarias hace que marche a Madrid a mediados de marzo del 32. Cambios de aires en pleno cambio político con la naciente Segunda República (1931-1939). Desde el punto de vista artístico se producen numerosos manifiestos de intelectuales, artistas, escritores y grupos creativos surgidos en torno a revistas y exposiciones con el propósito de fomentar la modernización de las artes plásticas. El surrealismo fue la corriente vanguardista hegemónica frente a las otras estéticas europeas como la abstracción, el constructivismo y el realismo, tanto social como mágico. Juan Ismael encuentra en la vanguardia surrealista su espacio de expresión creativa como hicieron Salvador Dalí, Joan Miró, Benjamín Palencia o Enrique Climent. La estética surrealista le proporciona sus mayores éxitos y elogios desde su primera participación pública en el Salón de Otoño (noviembre 1932) con Paisaje del Sur de Tenerife, reproducida en las revistas Actualidades y Blanco y Negro. El crítico de arte José Francés define al tinerfeño como "revelación de un pintor de indudable mérito". Con la misma temática creativa y estética celebra otra exposición en el Ateneo de Madrid (mayo 1933). Desde el primer momento la exposición es considerada como uno de los eventos más interesantes de la temporada. El éxito de público y de crítica motivan prorrogar la exposición hasta junio. En el XIII Salón de Otoño (noviembre 1933) el artista canario vuelve a recoger notables elogios al tiempo que se prodiga en la vida social madrileña. La constante inquietud de Juan Ismael por la búsqueda de otras formas de manifestación pictórica lo dirige hacia la función de la memoria en la captación de imágenes expresada en el ensayo Indagación de las islas (1934). Asimismo, le acerca al cubismo que sorprendió hasta los propios críticos como Luis de Galingosa en la Exposición Nacional de Bellas Artes del 34: "? parece iniciar felizmente una evolución que le aleje del peligro cubista que amaga a su gran temperamento" (ABC, Madrid, 15-06-1934). Algunas idas y venidas a Tenerife con participaciones en proyectos escénicos para alguna ópera y comedia musical cierran 1934. Pero su prestigio y éxitos parecen no ser suficientes para que incluyera algunas de sus obras en la Exposición Surrealista organizada por Gaceta de Arte en 1935. [¿Tal vez recelos locales?]

Juan Ismael prosigue con su proceso de renovación pictórica acercándole al grupo catalán Amigos de las Artes Nuevas (ADLAN) que le organizan una muestra individual de sus Pinturas metafísicas en el Centro de Exposición e Información Permanente de la Construcción de Madrid (noviembre 1935). La nueva estética de sus obras genera admiración y desconcierto a partes iguales. La relación con ADLAN le permite participar en la Exposición Logicofobista de la galería Catalonia en Barcelona (mayo 1936) y la de arte contemporáneo de Tenerife (junio 1936).

Mientras tanto, Juan Ismael entabla una gran amistad con el poeta gallego Francisco Vega Ceide (1912-1936), cuyo nombre artístico será Francisco de Fientosa, que será asesinado en la zona republicana de Madrid. Fientosa le dedica un poema titulado con el nombre del pintor cuyas dos primeras estrofas dicen: "Juan Ismael: una luz/ que se muestra y que se esconde;/ alma de color canario/ que anida Dios sabe dónde./ En torno a la frente lisa, la cinta de un arrecife cercada por todas partes/ como su isla, Tenerife./

Juan Ismael marcha a principios de junio del 36 a Lugo invitado por el poeta gallego a pasar sus vacaciones en Castro de Rey, su pueblo natal, cuya casa hoy se encuentra en estado ruinoso.

Guerra Civil (1936-1939)

Los años republicanos fueron también de radicalización política, forjándose los realismos críticos de carácter social que al estallar la Guerra Civil devienen en el realismo bélico (Pabellón Español de París de 1937). La república en guerra dispone de un importante número de artistas al servicio y defensa de su legitimidad, pero la realidad bélica genera cambios formales instando a la politización del arte. Las vanguardias retroceden frente al realismo como estilo dominante. El comienzo del conflicto no supuso el cese de la producción artística aunque comportó un cambio notable. El arte se repliega en la urgencia del mensaje. Es más didáctico, más directo, más urgente, tal como exige la propia la guerra. Los artistas se politizan adoptando un matiz beligerante en defensa de sus tendencias ideológicas. Si bien el realismo es dominante en ambos bandos, también se aprecian matices diferentes.

En lo político Juan Ismael goza de la amistad de izquierdistas (el socialista Pedro García Cabrera) y también de intelectuales falangistas próximos a Fientosa, como el periodista y profesor Jesús Pena Nieto. Nuestro artista se afilia el 15 de junio de 1936 a Falange Española de la JONS de Lugo, el partido fascista español ilegalizado tres meses antes. Con toda probabilidad fue informado de lo que se estaba urdiendo en la provincia (Souto Blanco, Mª Jesús, La represión franquista en la provincia de Lugo (1936-1940), La Coruña, 2008). Respecto a su estancia en Castro de Rey, su correspondencia expresa optimismo resaltando los encantos, las bondades y las peculiaridades de sus gentes (Pinto Trujillo, C. A., Cartas a Antonio Dorta y a Catana, Santa Cruz Tenerife, 2007).

Ante el inminente golpe de Estado -el 17 de julio de 1936 sublevación en Melilla y al día siguiente en toda España- FE-JONS había acordado actuar como fuerza de choque en todo momento. El Gobierno anuncia que todo está bajo control, pero la realidad es que ha perdido en dos días la tercera parte de España. El 20 de julio triunfa la rebelión en Lugo que tiene su reflejo en Castro de Rey. Los responsables políticos izquierdistas son los principales objetivos, y como en todo pueblo y ciudad de España, esta pequeña localidad tiene su cuota de violencia y muerte en la persona del alcalde Severino Rivas Barja. Es el único "paseado" en Castro de Rey. Estas ejecuciones extrajudiciales en las zanjas de los caminos o tapias de cementerios eran prácticas extendidas en ambas zonas con un mismo objetivo común: atenazar y aterrorizar a la población.

Juan Ismael es nombrado delegado de Falange en Castro de Rey colaborando con las nuevas autoridades al tiempo que se afilia al Sindicato Español Universitario (SEU). A principios del 37 es desplazado a Salamanca trabajando en el Servicio Artístico de Vanguardia a las órdenes del pintor y ceramista Jacinto Alcántara Gómez, futuro director de la Escuela de Cerámica de Madrid al finalizar la guerra. El pintor tinerfeño amistará con falangistas de la línea más doctrinaria siempre opuesta al control del partido y su revolución social por parte del gobierno de Franco. Entre ellos Enrique de Sotomayor Gippini y Patricio Fernán-González con el que funda el periódico Alerta (Santander) y refunda la revista Haz (Bilbao-Madrid), portavoz ideológico del SEU de la Delegación Nacional de Prensa y Propaganda. Juan Ismael ejerce de redactor y dibujante en ambos medios informativos.

La estética franquista

La influencia de los aliados internacionales de los sublevados, la Italia fascista y la Alemania nazi, el futurismo mussoliniano la primera irrupción del régimen franquista en la modernidad artística? se hace presente entre los artistas nacionales mediante los símbolos, saludos, elementos militares, idealización de la juventud, etc. Tras un proceso de adaptación se irá creando la imagen bélica del bando nacional, forjando una línea artística entendida como traslación pictórica del discurso falangista. Si bien Falange no creó nada nuevo en materia estética, supo adaptarse a escuelas y modas de las innovaciones artísticas vanguardistas, sobre todo del surrealismo. De esta manera consiguió definir una estética propia, una simbología identificada con sus posiciones ideológicas y políticas. Este arte politizado conserva importantes residuos de la vanguardia republicana en el que el imaginario y los postulados falangistas y militaristas se llevan al plano figurativo como hicieron los artistas Carlos Sáenz de Tejada, José Aguiar, Teodoro Delgado, Gutiérrez Cossío, Alfonso Ponce de León, etc. Juan Ismael no va a ser menos en las publicaciones Alerta y Haz durante la Guerra Civil. Si bien Juan Ismael escribe y dibuja, no he hallado artículos firmados en el periódico santanderino, cuyos dibujos carentes de perspectiva son sencillas decoraciones propagandísticas. En cambio, Haz recoge un interesante número de composiciones artísticas (dibujos y fotomontajes) firmadas con rubricas diferentes. Juan Ismael tiende a la simplificación de la imagen, atendiendo a la eficacia expresiva y la rápida comprensión mediante una gran carga simbólica y clara distribución espacial de los elementos compositivos. A veces utiliza en las portadas el color (negro, rojo, azul y gris). Algunas de estas portadas son bellísimas composiciones de estética surrealista con su respectiva carga propagandística. La temática en general, salvo la religión y la Iglesia, no difiere mucho de lo realizado en el bando republicano (partido político, aliados internacionales, escenas bélicas, contenidos y personajes históricos, la mujer, figuras políticas y militares).

El arte moderno de la inmediata postguerra sobrevivió en condiciones difíciles. La actividad gráfica republicana pinta cuadros de estética impresionista y figurativa frente a un arte oficializado y académico con exposiciones llenas de paisajes y retratos decimonónicos. Los primeros intentos de introducción del arte de vanguardia se deben a Eugenio d'Ors con la Fundación de la Academia Breve de Crítica de Arte (1941) y el Salón de los Once (1942). Estos espacios acogieron algunos nombres de la preguerra y partidarios del resurgir de las vanguardias. Juan Ismael se encuentra en la trayectoria cultural del Régimen, en el que oficialmente se produce una vuelta a los valores tradicionales ignorando las corrientes creativas anteriores que amenazaban los valores y la estabilidad de la Nueva España. No obstante, esa idea de tradición permite mantener una conexión con las vanguardias de la preguerra, especialmente la surrealista que logra traspasar los invisibles muros de la Guerra Civil. Tanto Haz como Vértice (revista oficial de FET-JONS) acogen artistas de actividad bien conocida en el entorno vanguardista republicano. En la primera, junto a Juan Ismael, están Romero Escassi, Miguel Pérez Aguilera y Lorenzo Goñi, que firma como Suárez del Árbol, su segundo apellido, y artista militante del bando vencido que defendió la legitimidad republicana con múltiples carteles y dibujos en los periódicos de trinchera. Mientras que en la segunda están entre otros Jesús Olasagasti, José Caballero y Juan Antonio Acha.

Otro excelente espacio de trabajo para Juan Ismael fue el Teatro Español Universitario (TEU) dirigido por Modesto Higueras, cuya experiencia teatral la había adquirido con García Lorca en La Barraca. Bajo un lenguaje formal historicista o folclórico, la iconografía surrealista circula por los decorados y figurines. El postismo (1944) será la segunda irrupción de la modernidad en el franquismo. La imaginación creadora y la libertad lúdica son sus señas de identidad. Es un intento más literario que estético en clave española de conectar con las vanguardias europeas. Juan Ismael también explora en esta novedosa experiencia estética-literaria.

La trayectoria de Juan Ismael va desde el vanguardismo republicano a las primeras líneas culturales del régimen franquista de las posguerras española y europea. Todo un proceso que no fue ni aislado ni individual, como lo demuestran muchos ejemplos en toda España (Miguel Pérez Aguilera, Pedro Bueno Villarejo, Romero Escassi, José Caballero y otros muchos), pendientes aún de ser estudiados. Juan Ismael forma parte de ese extraordinario elenco de artistas modernos y vanguardistas de las Bellas Artes del siglo XX español poco y mal promocionado desde Canarias por el peso de los acontecimientos ya expresados y los complejos y las clasificaciones simplistas, por no decir limitadoras, impuestas desde la Transición a los artistas vinculados al bando vencedor.

(*) Doctor en Humanidades. Universidad Carlos III. Madrid