¡Candela y ruido!

Jela guerrera

La edición de su disco ‘Templo’ confirma a Jela como uno de los nuevos valores a seguir en la música canaria diferente  

Jela, en una imagen promocional.

Jela, en una imagen promocional. / ROCÍO GONZÁLEZ PÉREZ

Job Ledesma

Jela es un relato que de entrada rechaza todas las casillas donde la metimos: es un error decir que solo es rapera, quiere sacarse ya de encima la etiqueta de artista emergente y, bueno, cuando cita que sus dos referentes musicales son Mercedes Sosa y Gata Cattana, está claro que estamos ante una creadora de amplio espectro.

Jela editó a finales del pasado año su primer largo: Templo (abajo, la reseña): «Es mi primer trabajo sólido. Tenía la idea de hacer un disco desde 2020 (cuando empecé a trabajar en Honey, mi primera canción que salió en febrero de 2021) y siempre lo imaginé como una mezcla de todos los géneros que me gustaban y en los que me sentía cómoda».

El resultado es eso; un trabajo que aleja a Jela de la idea de «nuevo valor del rap canario». Hay de todo en el disco, ella habla de variedad: «Tenía claro que se iba a convertir en mi carta de presentación, por eso decidí incluir estilos que me encantan y con los siempre me he sentido cómoda: funky, hip hop, rnb y, por supuesto, un pequeño tributo a Mercedes Sosa».

Aprovecha la conversación Jela para desmarcarse sobre su adscripción exclusiva dentro del rap: «A mí, personalmente se me encasilló en el término rapera y sí, es cierto que me encanta rapear pero siento que puedo ofrecer muchas más cosas dentro de la música como bien queda reflejado en mi disco».

Cierto que Jela es joven, pero llega con un recorrido que empieza en un hogar marcado por la música (recuerda con cariño cómo su familia siempre la apuntó a clases de varios instrumentos o que la llevaron a concierto de Juanes o Shakira cuando era más joven), pasa por un colega de instituto que convirtió su Ángela de pila en el Jela de guerra, y acaba en una de las voces más frescas y diferentes de la escena canaria actual, por su variedad y por el enfoque personal que le da a sus letras: «Creo que no sabría escribir sobre algo que no siento o que no me ha ocurrido. En mis canciones intento plasmar mi visión sobre lo que me rodea y lo que me atraviesa, Templo va desde la parte más vulnerable con Por si no te veo más hasta la más empoderada con Rial guerrera».

La máquina de música de Jela no cesa, tras el parón postedición de disco, le espera un 2024 movido. «Se están gestando colaboraciones con María al Revés, T4YRI, La Cangreja y Fernikhan. Ahora mismo no estoy pensando en música a nivel individual, estoy intentando buscar lo que quiero hacer ahora, entender qué quiero decir y los sonidos que quiero utilizar; este proceso a veces me agobia un poco porque pienso que no soy creativa o que ya no voy a escribir una canción que me guste nunca más, pero bueno al final a todas nos pasa y sé que cuando menos me lo espere voy a dar con una idea en la que quiera trabajar».

La colección de conciertos viene fuerte: «El Festival Akelarre el 26 de abril en La Palma y el 4 de mayo en La Bowie junto con otros artistas, voy a telonear a Benzina, un rapero del under venezolano. Después ya en verano está el Tropicalia el 1 de junio y el PHE en agosto».

Jela es de esos nombres que corren como un foguete: ¿Escuchaste a Jela? Pues sí, hay que oírla, porque es de esos nombres que trascienden la necesidad constante de renovación que demanda la música en las Islas. En Templo decide meterle muchísima ambición a lo que no deja de ser un disco de debut, como si fuera su primera y última bala. Así, combina múltiples géneros y en todos se luce: cañera en el rap, cariñosa en las canciones más íntimas, siempre con idea de ofrecer algo diferente, de lo latino al funk. Es una práctica arriesgada pero por el camino su discurso no pierde coherencia ni personalidad. Tira de una sinceridad extrema de manera natural, fiel reflejo de una generación que no se anda con rodeos con las cuestiones emocionales. Jela supera una prueba complicada y marca el arranque de una carrera que apunta a grandes logros porque hay algo que se le nota, que suena cursi pero en ella es real: verdadera pasión por la música. Tiene un 2024 por delante lleno de citas para que no se la pierdan.

‘Hazte diyei’

El hilo de los lamentos

Threads es un triste síntoma de lo mal que estamos los DJ

Salió como una nueva red social con el sambenito de ser «el twitter de Instagram». Mucha novedad y luego fue cogiendo su sitio. El algoritmo actúa y como uno tiene cuenta de DJ (@juanalacubanaDJ, síganla), pues le salen más cosas de DJ. Si en Instagram son otros discjockeys haciendo mezclas en plan fantasma (si grabas una mezcla doscientas veces, a la doscientas una te sale que te llevan a los juegos olímpicos), en Threads de repente aparecían un montón de DJ quejándose por algo, aquello era el hilo de las lamentaciones. Cuando a los DJ nos dejan un teclado no hacemos un temazo, no, lo que aprovechamos es para sacar la basura de la cabeza un fisco. Es preocupante, porque somos una profesión dominada por varias cuestiones (falta de comprensión, intrusismo, una precariedad loquísima, etc) que, claro, terminan afectando a nuestras mentes.

Da la impresión de que el influjo Threads-tristeza va remitiendo, pero no deja de ser un síntoma preocupante de cómo tenemos las cabecitas los que estamos en las cabinas.

Justo coinciden varias propuestas que inciden en eso: en la salud mental del DJ. Ya comentamos en estas páginas la brillante iniciativa del DJ y psicólogo Sergio Le Canarien. Con Mezclando emociones, Sergio busca poner la salud DJ en el centro del foco a golpe de post en redes, podcasts y artículos varios. Está también Eme DJ y su Depresión en la cabina, un podcast que incide en algo que ella trata en sus propias redes sociales: cómo manejar una profesión que se basa en la exposición al público, cuando justo esa exposición te genera ansiedad.

En la era donde por fin la salud mental se pone en el debate público, donde términos como terapia y psicólogo ya no son un mantra negativo, también el DJ necesita mirarse dentro y reflexionar sobre lo que le cruza por la mente.

Ahora nos falta dar el próximo paso que es usar esas mismas redes para, en lugar de presumir tanto, lucir tanto gim y tonterías capitalistas, decir que sí, que hay momentos tristes, momentos de muchísimo cansancio y, sobre todo, que en esto estamos demasiado solos. El paso será grande cuando veamos a DJ comentando su última terapia o lo bien que le fue una sesión (de psicología, no de deep house) con Sergio. Las redes muestran que estamos en buena forma física, que mezclamos con solvencia y que tenemos técnicas y trucos para manejar cualquier sesión. Threads saca la patita de que todo no está tan bien como parece en el mundo DJ.