Canarismos

Pa (ra) los finaos

Luis Rivero

Luis Rivero

«Los finados» o «finaos» es una fiesta tradicional que tiene lugar entre los días 31 de octubre y el 2 de noviembre coincidiendo con la celebración cristiana de todos los santos (1º de noviembre) y todos los muertos o día de los difuntos (el 2 de noviembre, según la tradición católica), que coincide también con la apertura o estreno del vino nuevo. Los finaos comienzan la víspera del 1º de noviembre en que la familia —al menos, antaño— se reunía para recordar a los difuntos y se contaban historias fantásticas a los más pequeños. La velada era acompañada de un refrigerio a base de castañas asadas a la brasa (o guisadas en agua y matalahúva), nueces, almendras, higos pasados, manzanas y dulces típicos elaborados para la ocasión. Tradicional en estas fechas son también los «ranchos de ánimas» en que los «cantadores» y «rancheros» se reúnen durante la noche para entonar una suerte de letanía en la que se recuerda a los difuntos (costumbre ancestral que sigue viva en algunos pueblos de Gran Canaria y Fuerteventura).

«Pa(ra) los finaos» es, pues, un indicador temporal que nos remite a una fecha o a un momento del año o a la celebración misma de este acontecimiento. («Para los finaos vamos a asar castañas» o «para los finaos tenemos vino nuevo»). Funciona como llamada o invitación a modo de otras locuciones festivas como: «pal Charco», «pa(ra) la Rama» o «pal Pino» o «para la Candelaria». Puede emplearse tanto como respuesta que como emplazamiento que remite a las fechas señaladas («¿Nos vemos pa(ra) los finaos?»; «pa(ra) los finaos nos reunimos toda la familia»). La celebración de los finados se inserta en esa tradición universal que se manifiesta en una especie de veneración hacia aquellos que ya no se encuentran entre nosotros. Este «culto» a los muertos –por así decirlo– parece ser una práctica común a distintas tradiciones, lo que sugiere que el origen de esta podría ser pagano, como lo hace pensar el protagonismo que cobra la presencia de monumentos funerarios en determinadas culturas precristianas así como la evidencia de rituales de muerte y tránsito al más allá. Los finados, en el territorio insular, serían una manifestación singular de lo que es una tradición de ámbito universal.

«Finado» viene de finar, de ‘fenecer’, ‘terminar’, deriva del antiguo fenir, ‘fenecimiento’ que significa ‘morir’. El DRAE registra el término finado como un eufemismo para referirse a ‘persona muerta’. Mientras el Diccionario de Americanismos documenta la voz «finados», en plural, como día de los muertos. Así, pues, «finados» hace referencia a los difuntos y «los finados» al día o fechas en las que la comunidad recuerda a sus muertos. Por su parte, en DBC registra el término en singular, «finado», como día de los difuntos y, por extensión, se refiere al donativo que recibían los chiquillos que pasaban pidiendo por las casas («el finado») que consistía en castañas tostadas, nueces, almendras, higos pasados o dulces. Y siendo uno de los elementos más característicos de esta fiesta el asadero de castañas, la voz «finado» ha pasado a nombrar —por metonimia— al acto de tostar castañas, en general («el domingo vamos a hacer un finado»). [Al asadero de castañas en la isla de El Hierro se le llama «tafeña», y la fiesta de la tafeña se celebra tradicionalmente coincidiendo con la apertura de vino nuevo que acompaña al asado de castañas y suele llevarse a cabo a primeros de noviembre]. No obstante la tradición de los finados ha sobrevivido hasta nuestros días, en las últimas décadas hemos asistido a un progresivo abandono de esta costumbre coincidiendo con la introducción simultánea de un fenómeno de procedencia foránea que tiende a implantarse: Halloween. Lo que está poniendo en riesgo la pervivencia de esta tradición que puede llegar a sucumbir ante el avance de lo que es una clara manifestación de colonialismo cultural angloamericano.